Trabajar menos horas, m¨¢s paro
El Gobierno, al anunciar la tramitaci¨®n legislativa de estas modificaciones del mercado de trabajo, demuestra que comparte la opini¨®n de que la cantidad de trabajo es una cantidad fija que puede repartirse. Su posici¨®n equivale a afirmar que si hay diez millones de trabajadores ocupados, y se les reduce un 5% de su tiempo de trabajo, ser¨¢n contratados 500.000 nuevos trabajadores.Este razonamiento, que aqu¨ª se presenta esquematizado, se plantea en el marco de una situaci¨®n econ¨®mica desfavorable: el ejemplo m¨¢s palpable es el elevado n¨²mero de trabajadores desempleados.
El reconocimiento de esta situaci¨®n ha influido poderosamente en la sociedad espa?ola. Hoy existe una amplia conciencia acerca de la necesidad de lograr la mayor reducci¨®n posible del desempleo.
El punto hamletiano de la pol¨ªtica gubernamental dirigida a reducir la duraci¨®n del tiempo de trabajo estriba en saber si favorece realmente la creaci¨®n de nuevos empleos. Hist¨®ricamente, se han venido reduciendo las jornadas de trabajo y la edad de jubilaci¨®n, ampliando los per¨ªodos de vacaciones, en un proceso de mejora de las condiciones de vida, posibilitado por el paulatino progreso econ¨®mico. Pero ahora conviene saber que la reducci¨®n del tiempo de trabajo que se anuncia no es, por desgracia, la resultante de un progreso econ¨®mico o de un avance tecnol¨®gico que permita trabajar menos, sino la que se impone a la econom¨ªa media como medida de fomento al empleo.
Jornada laboral y empleo
?Es eficiente la reducci¨®n del tiempo de trabajo para promover la creaci¨®n de empleo? La experiencia internacional y las opiniones de las instituciones y expertos m¨¢s acreditados dicen que no. Las condiciones requeridas para que los efectos sobre el nivel de empleo sean positivos son tremendamente restrictivas, y tienen en com¨²n la necesidad de que las medidas de reducci¨®n del tiempo de trabajo resulten neutrales (en t¨¦rminos de costes salariales y costes no salariales).
De entre las condiciones requeridas para que una reducci¨®n general del tiempo de trabajo resulte neutral respecto a los costes y pueda generar empleo, cabe destacar especialmente una: que las horas de trabajo sean iguales u homog¨¦neas. Esta homogeneidad se refiere tanto a las horas de trabajo realizadas por una misma persona, como a las horas de trabajo prestadas por personas distintas.
Un estudio publicado por la Fundaci¨®n del INI demuestra que la productividad de las distintas horas de trabajo de una misma persona no es igual. Las horas que son objeto de la reducci¨®n tienen una productividad mayor que la media observada durante el conjunto de una jornada de trabajo, dado que con el horario m¨¢s reducido se continuar¨¢n produciendo las mismas interrupciones de trabajo productivo, como es el per¨ªodo destinado a poner la maquinaria en funcionamiento.
Por lo que afecta a las diferencias entre personas, la realidad demuestra que las empresas solicitan un amplio abanico de profesiones y niveles de especializaci¨®n. Estas mismas diferencias se encuentran tambi¨¦n entre la oferta de trabajo: el grado de preparaci¨®n y la localizaci¨®n geogr¨¢fica; e incluso las distintas ambiciones personales configuran una fuerza de trabajo heterog¨¦nea.
Una vez aplicado este an¨¢lisis a la globalidad de nuestro sistema econ¨®mico, pasemos a considerar la reacci¨®n a nivel de empresa. La opini¨®n sustentada por el Gobierno se basa en la creencia de que cada persona jubilada ser¨¢ sustituida por un nuevo empleado, olvidando. que, en cada empresa y ante un hecho as¨ª, se produce un ajuste de las actividades que no tienen por qu¨¦ reflejarse en un aumento de personas ocupadas. El n¨²mero de trabajadores que una empresa contrata no es, en ning¨²n caso, un n¨²mero fijo y constante, sino que viene determinado principalmente por la situaci¨®n del mercado en que opere la empresa, las caracter¨ªsticas tecnol¨®gicas y sus posibilidades de modernizaci¨®n y por los salarios y otros componentes del mercado de trabajo. Ser¨¢n ¨¦stas las variables que muevan a la empresa a contratar o no contratar nuevo personal. En todo caso, no influir¨¢ para nada el n¨²mero de trabajadores que tuviera en el momento anterior al de la entrada en vigor de la legislaci¨®n que reduzca el tiempo m¨¢ximo de trabajo.
Los efectos de estas pol¨ªticas de empleo que. nos anuncia el Gobierno se producen sobre la oferta de trabajo y la cantidad de trabajo que los espa?oles est¨¢n dispuestos a realizar. En otras palabras, se proh¨ªbe a los trabajadores que trabajen m¨¢s de cuarenta horas a la semana, que realicen unas vacaciones inferiores a los treinta d¨ªas o que sigan en activo a partir de los 64 a?os. Pues bien, como la Organizaci¨®n para el Desarrollo y la Cooperaci¨®n Econ¨®mica (OCDE) ha afirmado en un interesante estudio sobre las distintas formas de reparto del trabajo, los problemas de alto desempleo observado en la mayor¨ªa de pa¨ªses que la integran s¨®lo se resolver¨¢n cuando aumente la demanda de trabajo; cuando aquellas variables que antes he citado originen una necesidad de crecimiento del empleo en las empresas. El problema radica en que las empresas se encuentran en una situaci¨®n tan dificil que no pueden aumentar sus plantillas sin que mejore antes, tanto su situaci¨®n econ¨®mica como sus expectativas de futuro.
No pretendo hacer una presentaci¨®n de todos los efectos, directos o indirectos, que puedan producir unas medidas como las enunciadas por el Gobierno. Ya existen muchos estudios que analizan estos hechos, y que coinciden no solamente en los efectos nocivos que produce la reducci¨®n obligatoria del tiempo de trabajo, sino en la contraindicaci¨®n que suponen para mejorar el nivel de empleo. En el n¨²mero de diciembre de Horizonte Empresarial resumimos algunos de estos estudios y sus conclusiones.
No creo bueno para nuestra econom¨ªa ni para las relaciones en el mundo del trabajo, para los que lo tienen, para los que lo han perdido y para los que aspiran a tenerlo, empezar un nuevo per¨ªodo presentado como esperanzador, empecin¨¢ndose en unos dogmatismos no cuantificados positivamente en sus resultados y que parecen ignorar la debilidad real de nuestro cuerpo econ¨®mico-social.
Hagamos frente a la dura realidad, mir¨¢ndola de cara, sin querer disimularla, y con medidas previamente comprobadas y cuantificadas antes de aplicarlas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.