Investigadores alemanes descubren las mol¨¦culas que pueden formar el sustrato material de la memoria
Un equipo de investigaci¨®n alem¨¢n, dirigido por el profesor Heinrich Rahmann, del Instituto de Zoolog¨ªa General y Sistem¨¢tica de la Universidad de Hohenheim, puede haber encontrado el hasta ahora inalcanzable sustrato material de la memoria. Un grupo de mol¨¦culas, los gangli¨®sidos, localizados en el cerebro de los seres vivos, parece jugar un papel decisivo en el mecanismo de fijaci¨®n, archivo y posterior evocaci¨®n de los hechos observados; un complicado proceso en el que, seg¨²n los especialistas alemanes, se a¨²nan la formaci¨®n de distintos circuitos el¨¦ctricos entre las neuronas y la producci¨®n de estas sustancias, capaces de reconocer el modelo el¨¦ctrico correspondiente a cada informaci¨®n asimilada y, m¨¢s tarde, traducirlo en lo que conocemos como recuerdos.
Hasta el momento, m¨²ltiples especulaciones e hip¨®tesis hab¨ªan surgido en torno al proceso neurofisiol¨®gico de la memoria: desde la participaci¨®n de numerosas sustancias org¨¢nicas, como el RNA mensajero, la escotofobina y los glicoaminoglicanos, entre otras muchas, hasta la existencia de neuronas especializadas en el procesamiento de datos pasados, denominadas mnem¨®nicas. Incluso se hab¨ªa sugerido la posibilidad de que nuestro cerebro funcionase como un holograma para la memoria, de manera que en cada uno de sus puntos contuviera la totalidad de la informaci¨®n. Sin embargo, la explicaci¨®n global de c¨®mo se integraban, almacenaban y luego se evocaban los recuerdos permanec¨ªa sin respuesta.La teor¨ªa de los engramas, grabaciones en alg¨²n lugar de nuestro cerebro de lo vivido y lo aprendid¨®, que pod¨ªan ser trasladados a la pantalla visual de nuestra mente, trataba de cubrir la pregunta, pero s¨®lo de un modo general. Las investigaciones del equipo del doctor Rahmann se dirigieron, precisamente, a la b¨²squeda de la base neurofisiol¨®gica de dicha teor¨ªa. Para ello, estudiaron los cambios bioqu¨ªmicos que se produc¨ªan a nivel neuronal cuando animales de distintas especies eran sometidos a una tarea de aprendizaje.
Los resultados fueron espectaculares: ciertas mol¨¦culas org¨¢nicas se produc¨ªan en las c¨¦lulas cerebrales, al mismo tiempo que ocurr¨ªa el proceso bioel¨¦ctrico de la neurotransmisi¨®n entre dichas c¨¦lulas neuronales. Adem¨¢s, estas sustancias, pertenecientes al grupo de los gangli¨®sidos, eran depositadas en determinadas zonas de estas neuronas y en agrupaciones muy espec¨ªficas. Su producci¨®n, por otra parte, finalizaba al concluir el proceso de aprendizaje. Todo ello hizo pensar que el hecho de aprender algo nuevo llevaba consigo una transformaci¨®n bioqu¨ªmica en el cerebro, que pod¨ªa volver a repetirse' gracias al almacenamiento de los gangli¨®sidos.
Estas mol¨¦culas son de gran tama?o y se encuentran constituidas por una larga cadena de naturaleza lip¨ªdica y numerosas ramificaciones de compuestos hidrocarbonados. En al caso de las neuronas, los gangli¨¢sidos tienen su parte lineal anclada en la membrana neuronal externa, mientras que las cadenas laterales azucaradas se encuentran libres, entre esta primera neurona y una segunda, es decir, en el llamado espacio sin¨¢ptico. Esto constituye un punto vital para su participaci¨®n en la memoria, opinan los investigadores de Hohenheim, pues es ¨¦ste el lugar donde se hace posible la transmisi¨®n nerviosa de cualquier tipo de informaci¨®n, mediante un proceso, no s¨®lo bioqu¨ªmico (liberaci¨®n de sustancias neurotransmisoras), sino tambi¨¦n el¨¦ctrico, denominado sinapsis nerviosa.
Hasta ahora se conoc¨ªa que la memoria a corto plazo, con un lapso de almacenamiento de seis a veinticinco segundos, y probablemente tambi¨¦n la memoria a medio plazo (de cinco minutos a veinticuatro horas), funcionaban de manera que, un preciso n¨²mero de sinapsis organizan, como consecuencia de un est¨ªmulo determinado, un fuego de artificio el¨¦ctrico. Durante un cierto tiempo, parece mantenerse un circuito especial, en el que est¨¢ acu?ada como modelo la nueva informaci¨®n. Pero deb¨ªa de haber un soporte material, ya que estas salvas de impulsos resultan muy fatigantes para la central de conmutaci¨®n, as¨ª como excesivamente susceptibles de ser da?adas por cualquier trastorno. El doctor Rahmann ha encontrado en los gangli¨®sidos dicho soporte. Seg¨²n ha comprobado su equipo, estas sustancias aglutinan en tomo a sus ramificaciones cierta cantidad de iones calcio, indispensables para la elaboraci¨®n nerviosa de la informaci¨®n. Dependiendo de qu¨¦ n¨²mero de estas part¨ªculas c¨¢lcicas, que se encuentran cargadas el¨¦ctricamente, se haya depositado la membrana de las neuronas receptoras, se tomar¨¢ permeable y permitir¨¢ el paso de las mol¨¦culas, neurotransmisoras, a la que compete el servicio de correos intercelular. Incluso, y ello es fundamental, es el dibujo que forma el conjunto de los gangli¨®sidos sobre esta membrana lo que determina que un mensaje pueda ser transmitido o no.
As¨ª, los gangli¨®sidos parecen constituir un tipo de indicadores capaces de reconocer m¨¢s tarde el modelo. el¨¦ctrico correspondiente a su producci¨®n, explic¨¢ndose de este modo la memoria a largo plazo.
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