Romanticismo y PSOE
El Teatro Espa?ol, del Ayuntamiento de Madrid, bajo la direcci¨®n de Jos¨¦ Luis G¨®mez, nos ha ofrecido anoche Don Alvaro o la fuerza del sino, en refundici¨®n del drama rom¨¢ntico del Duque de Rivas hecha por Francisco Nieva. Tierno acaba de decirlo:-Donde yo est¨¦, habr¨¢ siempre un marxista..
Si me quedan ganas y a?os, me gustar¨ªa escribir un ensayo sobre Marx como rom¨¢ntico de los n¨²meros y de la Historia, ese para¨ªso perdido del romanticismo. Jos¨¦ Luis G¨®mez, que ha convivido con el romanticismo teatral alem¨¢n, siempre vigente, ha sabido condescender al pobre romanticismo espa?ol.
No voy a hacer cr¨ªtica de la obra, claro, porque no me corresponde ni sabr¨ªa, y ah¨ª est¨¢ el maestro Haro-Tecglen.
Por otra parte, o "en otro orden de cosas", como dec¨ªan los portavoces del calvosotelismo, en escena estaba Jeannine Mestre, la actriz m¨¢s personal, diferente, catalana, europea, del joven teatro espa?ol, y yo, cuando est¨¢ Jeaninne en escena, es que ya no veo nada. ?Qui¨¦n como la Mestre para hacer una rom¨¢ntica, aunque sea una rom¨¢ntica de escasos medios literarios, como las del Duque de Rivas? Azor¨ªn, en su Rivas y Larra, detestable ensayo de ensayo literario, no deja de apreciar la mediocridad del Duque, que en esta funci¨®n hace un Don Juan borde, un Don Juan indigno de Byron y hasta de Zorrilla.
Pero ah¨ª est¨¢ Francisco Nieva para ponerle al Duque todo lo que le falta, y hasta sobrarle. Hay un Romanticismo de derechas (lo dec¨ªa yo en mi primer libro, que fue uno sobre Larra) y que bien pudiera corporalizarse en Rivas, en Don Alvaro o, mejor que nada, en "la fuerza del -sino", t¨®pico pseudorrom¨¢ntico que llega hasta Sautier Casaseca. (Al¨¦s, intelectual de la radio, intenta ahora el serial dignificado, lo que me parece apasionante aventura).
Hay el Romanticismo del sino y hay el Romanticismo del PSOE. El Romanticismo del PSOE viene de Larra, se radicaliza en Pablo Iglesias, se atempera en Besteiro y Giner de los R¨ªos, se hace neorregeneracion¨ªsta en Felipe Gonz¨¢lez..
Alguna vez he escrito aqu¨ª esto o algo parecido: que el romanticismo del siglo XX, tras el cosmopolitismo beat, el floralismo hippy y el pasotismo de Malasa?a, cristaliza pol¨ªticamente en la hueste juvenil, medio andaluza, barbuda y barbada del PSOE, porque todo regeneracionisino -"que las cosas funcionen"- es un romanticismo pol¨ªtico corregido por el contexto. (El contexto es el pseud¨¢nimo m¨¢s usadero de Ferrer-Salat).
El romanticismo del sino, el destino, el "que sea-lo-que-Dios-quiera", el estaba-escrito y otros fatalismos, se enfrenta desde la derecha inmanentista al romanticismo revolucionario, activista, liberal o de izquierdas, que es el que viene de Prometeo a Felipe Gonz¨¢lez, pa sando por Fausto, Nietzsche y Marx: "destino es car¨¢cter" y hay que cambiar el mundo/cambiar la vida. Un sujetarse en vilo cogi¨¦n dose de las orejas, como el bar¨®n famoso.
Contra el sino reaccionario e inoperante de la derecha rom¨¢ntica y actual¨ªsima: "Llevo el gordo en un capic¨²a" (do?a Manolita); "Reinar¨¦ en Espa?a con m¨¢s veneraci¨®n que en parte alguna" (atribuido al Coraz¨®n de Jes¨²s); "No hay mal que por bien no venga" (Franco, por la tele, en la muerte de Carrero), contra ese sino here dado de Don Alvaro/Duque de Rivas, se alza hoy en Espa?a el romanticismo de la acci¨®n, la responsabilidad, la buena voluntad, los fines de semana trabajando a tope y las recientes palabras del presidente a los espa?oles. Tuvimos dos romanticismos el siglo pasado.
Ya sabemos c¨®mo la reacci¨®n dio garrote vil a ambos.
Nuestros europe¨ªsmos no suelen pasar de la plaza de la Cebada. El PSOE es una s¨ªntesis moderada de los romanticismos/regeneracionismos hist¨®ricos. Cuenta a su favor con que ya no hay garrote vil. De momento.
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