Una reflexi¨®n personal / y 2
El aceite o los tomates no son sino meros veh¨ªculos de un t¨®xico cuya identidad hay que establecer mediante el an¨¢lisis de las muestras, cuesti¨®n esta dificil en un art¨ªculo perecedero, como los tomates, y. que en el caso de los aceites se complicaba enormemente por la avalancha de muestras de aceite en las operaciones de canje y por las dudosas relaciones de causa-efecto para la mayor¨ªa de las muestras disponibles. Por eso quiz¨¢ se recurri¨® en un principio a establecer deducciones y analog¨ªas a partir de los tipos de t¨®xicos m¨¢s probables en intoxicaciones de car¨¢cter alimenticio. Los compuestos organoclorados tienen un amplio uso como herbicidas, pueden dar un cuadro agudo pulmonar asimilable a la fase inicial del s¨ªndrome t¨®xico y han producido al -menos una intoxicaci¨®n masiva por consumo de aceite comestible contaminado accidentalmente. Los compuestos organofosforados, utilizados tanto en plaguicidas como aditivos para aceites lubricantes, pueden dar un cuadro de neuropat¨ªa retardada, asimilable a la fase neuromuscular del s¨ªndrome t¨®xico, y se reconocen como responsables de m¨¢s de 50.000 casos de par¨¢lisis ocasionadas por varias intoxicaciones masivas a partir, principalmente, de aceite comestible contaminado por estos compuestos. El Paraquat y organoclorados no han sido nunca detectados en aceites sospechosos del s¨ªndrome t¨®xico. Tampoco los organofosforados han sido detectados en- los aceites analizados y, lo que es m¨¢s significativo, tampoco han sido encontrados en la sangre ni orina de enfermos iniciales de s¨ªndrome toxico, seg¨²n an¨¢lisis realizados por el Instituto Nacional de Toxicolog¨ªa el 15 de mayo y el 3 y 8 de junio de 198 1.Por otra parte, tampoco los tomates parecen ser el veh¨ªculo apropiado para una intoxicaci¨®n de la gravedad y extensi¨®n del s¨ªndrome t¨®xico, y ello simplemente por razones de dosis/ efecto. De acuerdo con un estudio reciente de intoxicaci¨®n por triscresil-fosfato en Sri Lanka (Ceil¨¢n) (datos en Lancet del 10 de enero de 1981), la dosis total capaz de producir polineuropat¨ªa se pudo establecer en unos tres a seis gramos para un adolescente tipo de cuarenta kilos de peso. Esta es una cifra descomunal para lo que se puede ingerir a partir de tomates pulverizados con plaguicidas organofosforados (que son menos t¨®xicos que el tris-cresil-fosfato), aun asumiendo los condicionamientos m¨¢s desfavorables. En este sentido, es significativo que el cobayo alimentado con un tomate sospechoso proporcionado por el doctor Muro al Instituto Nacional de Toxicolog¨ªa a primeros de julio de 1981 - no mostr¨® manifestaciones patol¨®gicas en los veinte d¨ªas que estuvo en observaci¨®n.
La investigaci¨®n de las anilidas en el programa del CSIC
Cuando empezamos a plantearnos las prioridades de un programa de investigaci¨®n del s¨ªndrome t¨®xico en el CSIC (septiembre de 1981), nuestra atenci¨®n se centr¨® en la hip¨®tesis del "aceite t¨®xico". Esta decisi¨®n parti¨® tanto de los datos y consideraciones epidemiol¨®gicos antes comentados como de los resultados de una entrevista con el doctor Muro, en la que me encontr¨¦ con unos m¨¦todos de trabajo basados en el acta notarial y el secreto bajo llaves, totalmente inaceptables desde el punto de vista cient¨ªfico. Por ello, nos aprestamos a investigar posibles agentes t¨®xicos en, los aceites, a la par que iniciamos un estudio multidisciplinar -farmacocin¨¦tico, histopatol¨®gico, bioqu¨ªmico e inmunol¨®gico- de las anilidas de ¨¢cidos grasos en diferentes modelos experimentales. Todos estos estudios van a ser objeto de una exposici¨®n detallada en unas jornadas del programa del CSIC, a celebrar los d¨ªas 14, 15 y 16 de marzo pr¨®ximo. Aqu¨ª s¨®lo mencionar¨¦ los principales elementos que surgen del estudio realizado con conejos y que establecen por primera vez a mi entender un nexo entre la patolog¨ªa humana y las anilidas.
Sabido es que la fase inicial del s¨ªndrome t¨®xico se presenta, adem¨¢s de con los signos y s¨ªntomas de la neumonitis intersticial, con una acusada elevaci¨®n sangu¨ªnea de eosin¨®filos e inmunoglobulinas tipo E. Estas ¨²ltimas muestran especificidad hacia las anilidas de. s¨ªntesis -la misma que venimos utilizando en experimentaci¨®n animal-, seg¨²n fue comunicado por el Grupo de Inmunol¨®g¨ªa Cl¨ªnica al Simposio Nacional del S¨ªndrome T¨®xico. La evoluci¨®n ulterior se caracteriza por una neuropat¨ªa central y perif¨¦rica con atrofia muscular de car¨¢cter neur¨®geno, que conduce a diversos grados de par¨¢lisis esip¨¢stica. Junto a esto, las manifestaciones cut¨¢neas esclerodermiformes y la existencia de factores gen¨¦ticos de susceptibilidad de tipo autoinmune (puestos de manifiesto por el grupo de Arnaiz y Serrano R¨ªos, del centro Ram¨®n y Cajal) sugieren un mecanismo autoinmune en la progresi¨®n y cronicidad de'las lesiones.Pues bien, los datos experimentales con conejos obtenidos por los grupos de Larraga, Rodrigo y D¨ªez, del programa del CSIC, establecen que la administraci¨®n oral repetida de dosis bajas de ¨¢nilidas -a dosis por kilo entre cien y mil veces inferiores a lo que pudo haber sido la ingesta humana a partir de un aceite con mil partes por mill¨®n (ppm) de anilidas-, da lugar a la aparici¨®n de anticuerpos circulantes frente a las anilidas, junto con la aparici¨®n retardada de manifestaciones neurol¨®gicas caracterizadas por rigidez y ataxia, que progresa h¨¢cia una par¨¢lisis esp¨¢stica. En el estudio histopato l¨®gico sist¨¦mico aparece una intensa neumonitis intersticial con edema, vasculitis con afectaci¨®n del endotelio, lesiones degenerativas de cuerpos neuronales en el cerebelo y edema con desflecamiento de mielina en la sustancia blanca del cerebelo y m¨¦dula, adem¨¢s de lesiones atr¨®ficas de la musculatura voluntaria. En todosestos focos lesionales se pueden distinguir infiltrados de c¨¦lulas del tipo eosinorilico, cuya degranulaci¨®n in situ puede representar un importante mecanismo autoagresivo, de acuerdo con lo que se sabe de la citotoxicidad de los productos de excreci¨®n de los eosin¨®filos y los estudios ultraestructurales e histoqu¨ªmicos del grupo de Ricoy (departamento de Patolog¨ªa del Primero de Octubre) en pacientes del s¨ªndrome t¨®xico. Algunos otros detalles menores de la enfermedad, como la alteraci¨®n del sue?o o la fragilidad ¨®sea, pueden explicarse sobre la base de la alteraci¨®n del metabolismo de las catecolaminas observado en el rat¨®n tratado con anilidas y la pefturbaci¨®n del metabolismo mineral observada en ratas alimentadas con aceite conteniendo anilidas.
Conflo que los datos que he pretendido divulgar a un nivel asequible permitan establecer unas bases racionales para comprender la inmensa tragedia,que asol¨® a tantas familias en los meses de mayo y junio de 1981. No es poco ni tampoco excesivamente malo lo realizado en la investigaci¨®n de las causas del s¨ªndrome t¨®xico, aunque, por supuesto, a¨²n queda mucho camino por recorrer. Por eso, me atrever¨ªa a pedir que se cobijara al quehacer cient¨ªfico en el s¨ªndrome t¨®xico al margen de la pol¨ªtica y la ficci¨®n, promoviendo al mismo tiempo la colaboraci¨®n m¨¢s eficaz entre los diferentes grupos y abordajes de cara a una pronta soluci¨®n final.
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