Xavier Vinader afirma que su condena cuestiona la libertad de expresi¨®n bajo el Gobierno socialista
Xavier Vinader est¨¢ desconocido. Su sonrisa habitual ha desaparecido. "Hace algunos d¨ªas que vuelvo a sentir con intensidad dolores de est¨®mago", comenta el periodista a la salida del m¨¦dico, quien acaba de recetarle antibi¨¦ticos. Apenas come y se siente solo. El resultado de la sentencia del Tribunal Supremo, confirmando la sentencia de siete a?os por "un delito de imprudencia temeraria profesional, con el resultado de dos asesinatos", le ha sentado como una patada en el est¨®mago."No entiendo", afirma Xavier Vinader, "c¨®mo en 1983 se puede juzgar y sentenciar a un hombre en Espa?a bajo la acusaci¨®n de haber inducido al asesinato con una pluma. No entiendo, y eso es m¨¢s grave, c¨®mo ostentando el poder un Gobierno socialista la sentencia ha sido tan dura como la que dict¨® en su d¨ªa la Audiencia Nacional, pero adem¨¢s a?ada la inhabilitaci¨®n profesional por el mismo per¨ªodo de siete a?os. No solamente se trata de una injusticia pol¨ªtica, sino tambi¨¦n moral". Y el periodista insiste: "Pienso que la sentencia del Tribunal Supremo no es en realidad un acto de justicia, m¨¢s bien creo que se trata de un acto pol¨ªtico. Con esta sentencia se abre el tel¨®n, se sienta una jurisprudencia para la tipificaci¨®n de un nuevo delito, se abre una nueva v¨ªa de condena para los periodistas. En mi caso no se ha probado ning¨²n delito. Y eso ha quedado claro. Creo, en definitiva, que se trata de decir de una vez por todas y de forma p¨²blica que los art¨ªculos de Prensa y el trabajo de los medios de comunicaci¨®n en general pueden hacer da?o a ciertos sectores; eso conlleva intr¨ªnsecamente y reconocer que debemos callar a la fuerza, que no debemos reflejar la realidad tal como es. Pienso que si el Gobierno socialista pretende seguir con la pol¨ªtica de transparencia que desde el primer d¨ªa se traz¨® se les debe ayudar con la verdad, con la libertad precisa para hablar del contexto real en el que se encuentra inmerso nuestro pa¨ªs. Si no es as¨ª, cualquier pa¨ªs, y en concreto su gobierno, puede perder credibilidad y, por tanto, fuerza para avanzar en una sociedad m¨¢s justa y m¨¢s libre.
Veladamente Xavier Vinader recorre con el pensamiento el comportamiento de todos y cada uno de los sectores sociales que se han sentido sensibilizados por su caso. "Es que no se trata ¨²nica y exclusivamente de mi caso, yo no tengo vocacion de exiliado ni de m¨¢rtir. Este hecho afecta a toda la clase period¨ªstica. Yo no s¨¦ las reacciones que se han producido en el interior, ya que mi empresa, tal como viene haciendo desde hace un a?o, me ha enviado a realizar una serie de reportajes en el extranjero -Vinader se encuentra en Londres-. A pesar de todo, s¨¦ por vosotros que las reacciones se hacen esperar, quiz¨¢ demasiado. Sin ir m¨¢s lejos, recuerdo todav¨ªa cuando el PSC y el PSOE dieron a conocer, cuando el juicio ante la Audiencia Nacional, una serie de comunicados de apoyo y reivindicaci¨®n hacia mi persona al igual que otroz partidos y organizaciones, pero que yo sepa, a¨²n no se han pronunciado todav¨ªa sobre mi caso. Es un silencio demoledor".
Ese mismo silencio decepcionado aparece cuando habla de sus compa?eros, de los periodistas. "Estoy decepcionado". Esta palabra le recuerda que todav¨ªa hay salida, dif¨ªcil pero la hay. Esa salida que EL PAIS dibujaba en su editorial de ayer. Esa posible soluci¨®n que centra todav¨ªa en la confianza de unos criterios de justicia y de alguien en quien Vinader tiene depositada toda su fe: la defensa. "Estoy convencido", afirma, "de que mi empresa va a hacer todo lo posible, todo lo que est¨¦ en su mano para solucionar el caso. Por otra parte, sigo confiando en los amigos y en esa dif¨ªcilmente valorable defensa que ha estado en todo momento conmigo y trabajando de forma encomiable y sinceramente profesional. Creo, en ese sentido, que en mi caso se ha vulnerado abiertamente la Constituci¨®n y por ello el Tribunal Constitucional debe tomar cartas en el asunto. Al margen, tan s¨®lo existe otra salida: la del indulto o bien la no aplicaci¨®n de la sentencia para continuar bajo libertad provisipnal. No hay otra salida. Sigo pensando que el Gobierno socialista debe atender y creer en unos criterios de justicia.
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