Empresarios piratas
LOS ESPA?OLES ya no cabemos de asombro ante el esc¨¢ndalo que est¨¢ emergiendo en Barcelona en torno al fraude a la Seguridad Social. De un total de veintinueve encarcelados, m¨¢s de veinte son empresarios o directivos de firmas conocidas, y algunos de ellos, personas que han gozado de mucho prestigio en los ¨²ltimos a?os. Otro de los detenidos es un asesor fiscal. Dos inspectores de Trabajo, Graciniano G¨®mez Cat¨®n y Ram¨®n Ballesteros, considerados como principales art¨ªfices del asunto, se hallan en paradero desconocido. Parece que la investigaci¨®n contin¨²a en otras empresas. Por lo que respecta al dinero, por lo menos 2.000 millones de pesetas han sido desviados de la tesorer¨ªa de la Seguridad Social hacia lugares ignotos. Estos son algunos de los datos que configuran el gigantesco fraude. La novedad es que va a tener que sentarse en el banquillo de los acusados un tipo de personas que hasta ahora, habitualmente, no s¨®lo no pensaban que pod¨ªa llegarles el momento de responder de sus responsabilidades, sino que sol¨ªan considerar como habilidad, si no m¨¦rito, la elusi¨®n de sus obligaciones para con la Seguridad Social.El caso indica el grado de podredumbre existente en algunos focos de la Administraci¨®n heredada de anteriores Gobiernos y la falta de conciencia e inmoralidad de los implicados, as¨ª como el car¨¢cter expansionista de este tipo de pr¨¢cticas. El fraude, en efecto, funcionaba a modo de c¨ªrculos conc¨¦ntricos. En el primero de ellos se hallaba un funcionario dispuesto a entenderse con alg¨²n hombre de empresa para liquidarle las cuotas de Seguridad Social por cantidades inferiores a las legalmente establecidas. En el segundo, unos intermediarios -como algunos gestores y algunos graduados sociales- proclives a aconsejar a otros empresarios a repetir esa pr¨¢ctica. El tercer c¨ªrculo estaba formado por la voz que corre, el secreto a voces, por el que se sab¨ªa que, engrasando suficientemente la m¨¢quina, las cuotas a la Seguridad Social quedaban convertidas en limosnas propias de un domingo de Cuaresma.
A partir de este esquema, lo que era una suma de irregularidades parece que ha llegado a convertirse, por su magnitud, en un verdadero atentado a la moralidad p¨²blica y en una vulneraci¨®n dolosa de la ley. El da?o realizado por los desaprensivos que pretend¨ªan enriquecerse a costa de su cargo es seguramente menos grave en el cap¨ªtulo econ¨®mico, aunque sean muy importantes las cantidades defraudadas, que lo que significa la ruptura de las reglas de la ¨¦tica, tanto de la funci¨®n p¨²blica como de la empresarial. Contra quienes ridiculizan el reto de la modernizaci¨®n de esta vetusta Administraci¨®n manifestando que "a partir de ahora seremos pobres, aunque honrados", debe recordarse que la aut¨¦ntica riqueza ni puede ni debe provenir del despojo. Antes ¨¦ramos igual de pobres, pero una clase de piratas era casi venerada como parte de la clase dirigente. Quiz¨¢ est¨¢ en la competencia desleal que el fraude ha supuesto para unas empresas y empresarios la raz¨®n del hundimiento econ¨®mico de quienes han cumplido escrupulosamente sus deberes con la Seguridad Social, y el efecto desalentador que implica esta evidencia le har¨¢ un da?o irreparable a este pa¨ªs.
No cabe exigir de las autoridades m¨¢s que una actuaci¨®n inflexible y certera. El expediente -r¨¢pidamente tramitado por el Ministerio a principios del pasado mes de enero- contra los funcionarios supuestamente culpables y el traslado autom¨¢tico de las actuaciones administrativas a la fiscal¨ªa para el an¨¢lisis de sus posibles derivaciones penales constituyen el ¨²nico tratamiento que cab¨ªa darle al asunto. Algunas voces de la derecha y de sectores empresariales reaccionarios intentan restar importancia en este caso al cumplimiento del deber empresarial para con la Seguridad Social. Con este proceder se desautorizan a s¨ª mismas, ya que, en definitiva, est¨¢n enarbolando en la pr¨¢ctica el mismo tipo de conclusiones que los propios delincuentes y su misma laxitud ¨¦tica. Pero es que, adem¨¢s, hacen un serio da?o al prestigio y a los intereses de los miles y miles de empresarios respetuosos con la ley, y que luchan a veces en dif¨ªciles condiciones por salvar a sus empresas sin burlar sus obligaciones.
Otra consideraci¨®n afecta a la posibilidad de que haya existido alguna precipitaci¨®n en el descubrimiento p¨²blico de estos manejos. El fraude ha sido posible porque exist¨ªa el caldo de cultivo del descontrol de la gesti¨®n econ¨®mica de la Seguridad Social. No ser¨ªa de extra?ar que lo detectado en Barcelona se haya producido en otras ciudades espa?olas. En esa hip¨®tesis, la revelaci¨®n p¨²blica de los primeros resultados, antes de finalizarse todas las investigaciones, puede afectar negativamente a posteriores indagaciones e incluso a la desaparici¨®n de algunas de las personas implicadas. Pero, una vez el tema se encuentra en la calle, conviene suministrar exhaustivamente la informaci¨®n. Es preciso recordar la lamentable experiencia del per¨ªodo pol¨ªtico anterior, cuando las listas de contribuyentes de Hacienda se trocaron en listas de infractores y, en el camino de la progresiva restricci¨®n de datos a la opini¨®n p¨²blica, estas ¨²ltimas s¨®lo vieron la luz en una ocasi¨®n.
La ausencia de una informaci¨®n completa sobre las empresas defraudadoras -y, en todo caso, sobre las que hab¨ªan sido nuevamente requeridas al pago y hab¨ªan agotado sus plazos de contestaci¨®n- no ha producido ning¨²n bien. La falta de informaci¨®n fiable, combinada con el candor de algunos medios que se han dejado intoxicar con una lista ap¨®crifa y falsa de empresas supuestamente fraudulentas, est¨¢ creando la desorientaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica. Esta desorientaci¨®n, buscada por los art¨ªfices del fraude y aprovechada por algunos medios patronales para desviar el asunto de fondo hacia una nueva cr¨ªtica de la irresponsabilidad de los periodistas, es hoy el peor enemigo de los miles de empresarios y funcionarios conscientes de sus obligaciones.
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