Salvatierra de Santiago y Fuente de Cantos, la costumbre de vivir bajo la 'ley seca'
Las localidades extreme?as de Salvatierra de Santiago (C¨¢ceres), con dos horas de agua cada cinco o seis d¨ªas, y Fuente de Cantos (Badajoz), en alerta roja y abastecida de agua Por camiones desde hace tres a?os, son dos claros exponentes de la sequ¨ªa que asola esta regi¨®n. En ambas, con ser importantes los efectos de la misma, tiene tanta o m¨¢s, incidencia en la escasez de agua la falta de medios e infraestructura para acumularla y obtenerla, lo que es especialmente evidente en el caso del pueblo cacere?o.
Salvatierra de Santiago, localidad con medio millar de habitantes, a veinticuatro kil¨®metros de Trujillo, es la localidad cacere?a donde m¨¢s se est¨¢ sufriendo la escasez de agua. Como en tantas otras localidades con escasa poblaci¨®n, las restricciones de agua est¨¢n en buena parte motivadas por la carencia de un m¨ªnimo de infraestructura. De los cinco pozos que posee Salvatierra de Santiago, s¨®lo uno se encuentra en situaci¨®n de suministrar agua a la poblaci¨®n, pero lo hace durante dos horas escasas cada cinco o seis d¨ªas. De los otros cuatro pozos existentes, uno est¨¢ dedicado a suministrar agua a los animales; otro est¨¢ inutilizado desde septiembre por una aver¨ªa ocurrida en la bomba extractora; otro carece de sistema de extracci¨®n, y el cuarto pozo no ha sido conectado a la conducci¨®n g9neral porque el pueblo se halla dividido sobre la salubridad del agua, ya que el pozo se encuentra muy cercano al colector de aguas residuales.La compa?¨ªa que instal¨® la conducci¨®n de agua a los pilones del ganado, todav¨ªa no ha cobrado dicha obra y se niega a reparar la bomba averiada e instalar otra en el pozo que no la posee. La Diputaci¨®n provincial tiene previsto conceder una ayuda econ¨®mica pero todav¨ªa no lo ha hecho. Una compa?¨ªa barcelonesa dedicada a la prospecci¨®n de pozos de agua ofert¨® venir al pueblo a cambio de que se le garantice el pago del desplazamiento. El alcalde, Angel Galiano, de UCD, anuncia que discutir¨¢ el tema con la corporaci¨®n, porque "pueden decir que s¨ª nos mandan las 65.000 pesetas, y despu¨¦s, si te he visto no me acuerdo".
En cuanto al resquemor hacia la calidad del agua de uno de los pozos, que surte varias fuentes, el alcalde lo atribuye a una campa?a de difamaci¨®n orquestada por los socialistas y se lamenta de que "aqu¨ª la queja es m¨¢s pol¨ªtica que otra cosa". Juan Jos¨¦ Sol¨ªs, de 74 a?os, ex concejal centrista, personaliza dicha acusaci¨®n en Jes¨²s Casadomer, de 75 a?os y concejal socialista en 1936, a quien considera autor de dicha leyenda negra por haber declarado, cuando se comenz¨® la construcci¨®n de dicho pozo, que iban a aparecer en ¨¦l "hasta las pelotillas", por su proximidad al colector de aguas residuales. Pese a las profesiones de fe hechas por el alcalde y dem¨¢s convencidos de la salubridad del agua, que beben p¨²blicamente de la misma en cuantas ocasiones encuentran, la mayor parte del vecindario sigue resisti¨¦ndose a que dicha agua se conecte a la conducci¨®n general. El agua de estas fuentes es utilizada in situ o acarreada para el aseo personal y el lavado de la casa, ropa y cacharros.
Durante el breve per¨ªodo en que el ¨²nico pozo en servicio suministra agua a los hogares, ¨¦sta es afanosamente atesora a en os recipientes al alcance. "El que tiene m¨¢s cacharros coge m¨¢s y al que vive en la parte alta no le llega", explica un anciano de Salvatierra. "Hay casas que llevan tres meses sin sacar agua", remacha otro. Otros denuncian la proliferaci¨®n de abusos en el autoabastecimiento. Acusan a un ganadero, motejado El Chocolate, de haber llegado a acumular cerca de 20.000 litros en bidones. Hoga?o como anta?o, hay que bajar a lavar la ropa a la fuente -cuya agua est¨¢ en entredicho- o al r¨ªo cercano, en tanto que ducharse o darse un ba?o completo constituyen un lujo inalcanzable. Lavabos, bid¨¦s, duchas, calentadores de agua, lavadoras autom¨¢ticas, resultan as¨ª inoperantes.
Ancianos salvatierre?os como Florencio Donaire, de 79 a?os, se ven obligados a acarrear diariamente garrafas de agua desde una fuente a cuatrocientos metros de su domicilio. Cubren as¨ª sus necesidades para el lavado y el aseo, que realizan con la tradicional palangana. Aunque los comerciantes juran y perjuran que siguen vendiendo tanto jab¨®n como siempre, un joven declara que ¨¦stos tratan de ocultar la falta de agua y los problemas que acarrea, por temor a que se repita la retracci¨®n de visitantes ocurrida el verano pasado al difundirse la falta de agua en el pueblo. Un aldeano atribuye dicho reflujo tur¨ªstico a que un insensato declar¨® a la Prensa que "los mozas no quer¨ªan bailar con los mozos porque ol¨ªan".
Aunque el suministro para el ganado est¨¢ asegurado, los campos todav¨ªa no han podido ser regados y los aldeanos se lamentan de que tierras tan feraces se vayan a echar a perder. "Se est¨¢ aguantando, aguantando, pero si no se riega de aqu¨ª a un mes no s¨¦ qu¨¦ va a pasar", comenta un salvatierre?o. El alcalde asegura, sin embargo, que si tuvieran medios ec¨®nomicos suficientes para explotar los pozos existentes o para abrir otros nuevos, la situaci¨®n podr¨ªa ser superada, y se?ala como evidencia de que el problema no es tanto la falta de agua como la de infraestructura, el hecho de que localidades a menos de cuatro kil¨®metros no tengan problema alguno de agua.
Tres a?os en 'alerta roja'
Tres a?os hace que Fuente de Cantos, localidad pacense de casi 6.000 habitantes, se encuentra en alerta roja debido a la rigurosidad de esta Ley Seca impuesta por la meteorolog¨ªa. Por el suministro diario a esta poblaci¨®n que se viene efectuando desde hace tres a?os, casi ininterrumpidamente, mediante camiones cisterna, Protecci¨®n Civil lleva gastados ya entre cincuenta y setenta millones de pesetas, seg¨²n un funcionario del Ayuntamiento. Actualmente, Fuente de Cantos recibe 185.000 litros diarios mediante quince entregas de camiones cisterna.
A lo largo de estos a?os, la econom¨ªa local se ha ido deteriorando, no s¨®lo por la incidencia de la falta de pastos para el ganado, sino porque numerosas empresas han desistido de instalar un centro fabril en dicha localidad ante su infradotaci¨®n de agua, lo que condena a la misma a la marginaci¨®n y al desempleo.
El agua llega diariamente a los hogares durante dos horas, per¨ªodo que puede ampliarse, reducirse o no existir, seg¨²n la posici¨®n de la casa con respecto al dep¨®sito. Merced al mayor o menor llenado de] dep¨®sito de unos quinientos litros que la mayor¨ªa suele tener en el tejado, el usuario podr¨¢ estirar durante toda la jornada el uso del agua o tendr¨¢ que recurrir a acarrear de pozos ajenos.
Un vendedor de electrodom¨¦sticos atribuye a esto que sus ventas se hayan reducido en un 30% o 40% en lavadoras autom¨¢ticas, calentadores de agua y lavavajillas. Por el contrario, son ya cuatro las tiendas que se dedican en el pueblo a la venta de bombas de extracci¨®n del agua. Estas son empleadas tanto para sacar agua del pozo propio, cuando se posee, como para subir agua desde un dep¨®sito situado en la parte baja de la casa, que llenan acarreando agua de donde pueden, hasta el dep¨®sito del tejado.
Juan Jos¨¦ Mart¨ªnez, una de las hombres que abastece de agua al pueblo, ha encontrado en la sequ¨ªa su fortuna. Con la cubeta de 5.000 litros que instal¨® en su cami¨®n, suministra alrededor de 40.000 litros diarios a Fuente de Cantos. Como Protecci¨®n Civil le paga a 0.40 pesetas el litro de agua, obtiene unos ingresos diarios de 16.000 pesetas, de los que hay que deducir las 2.400 pesetas que le cuesta el total de dicha agua y gastos de combustible, etc¨¦tera. En cualquier caso, ¨¦l cifra en unas 300.000 pesetas sus ingresos netos mensuales. Sin embargo, esto es pecata minuta, si se le compara con el contratista que aporta 140.000 litros diarios al pueblo, a quien se le atribuyen unos ingresos mensuales que oscilan entre 1.300.000 y 1.600.000 pesetas por su tarea.
Te¨®filo Abril, joven funcionario fuentecante?o, afirma que "se est¨¢ especulando ya con el agua, pues 0,40 pesetas por un litro es ya una cantidad respetable". Su compa?ero, Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez, manifiesta su estupefacci¨®n por que Protecci¨®n Civil consienta en pagar dos millones de pesetas mensuales por suministos de agua, mientras que dos pozos recientemente perforados permanecen inactivos desde hace varios meses porque todav¨ªa no se les ha instalado una bomba adecuada.
Entretanto, las incomodidades en el pueblo son manifiestas. Cualquier obra de construcci¨®n lleva el trabajo a?adido de realizar repetidos y pesados acarreos de agua en las horas en que ¨¦sta se halla cortada. Manuel Criado, due?o de un bar en la parte del pueblo a la que nunca llega el agua, palidece cada vez que un cliente hace intenci¨®n de entrar al lavabo, porque sabe que eso le supondr¨¢ ir a un pozo a cuatrocientos metros a rellenar con agua sus garrafas, cada una de las cuales pesa m¨¢s de trece quilos. Procura, pues, disuadir de que se utilice su servicio "porque no le voy a dejar que entre y me deje dos d¨ªas ah¨ª eso" o da la opci¨®n de que "si quiere puede entrar, pero si busca agua por su cuenta". Tambi¨¦n se queja de tener que llenar manualmente la m¨¢quina del caf¨¦, para lo que ha de proceder a su desmontado.
Las perspectivas son m¨¢s negras de cara al verano, no s¨®lo porque en pleno febrero est¨¢n agotados pozos que en agosto pasado todav¨ªa ten¨ªan remanentes, sino porque en verano se duplica la poblaci¨®n al regresar en vacaciones buena parte de los fuentecante?os emigrados con sus familias.
Tambi¨¦n aqu¨ª se considera que la soluci¨®n definitiva est¨¢ en la construcci¨®n de una presa en la zona a cargo de los ayuntamientos de dicho ¨¢rea, pero la falta de haberes ha imposibilitado que la misma fuese m¨¢s all¨¢ de la expropiaci¨®n de los terrenos.
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