La educaci¨®n
La ¨¦tica es una cosa que ya no se cotiza en Bolsa. Entre la derecha burs¨¢til y est¨¦tica, me refiero. La oferta del PSOE, partido y Gobierno, es, ante todo, una oferta ¨¦tica. Y la derecha / derecha, que colg¨® su ¨¦tica en la panoplia cuando la batalla de Cavite y el error Berenguer, responde a la ¨¦tica con el cinismo.La ¨¦tica es todo el programa de Gobierno del PSOE. Lo cual no quiere decir que no tuvieran un programa de Gobierno, sino que todo su programa es ¨¦tico: aborto ¨¦tico, impuestos ¨¦ticos, conductas ¨¦ticas, horarios ¨¦ticos, televisi¨®n ¨¦tica. Cuando Calvi?o confunde, la ¨¦tica de la libertad con la ¨¦tica de la represi¨®n, se reprograma lo que ¨¦l hab¨ªa represaliado, y en paz.
Nuestra burgues¨ªa conservadora, a trav¨¦s de sus vectores m¨¢s numereros (que no numerosos) y espectacularistas, est¨¢ como escandalizada de la bomba ¨¦tica que ha puesto el Gobierno, de las que pone todos los d¨ªas, como si Felipe Gonz¨¢lez y sus pol¨ªticos fueran los cuatreros de la democracia y hubiesen entrado en las Cortes a la manera sepulvedana y al grito de sesientenco. Porque otra de las raras astucias del conservatismo patriarcalista es olvidar (olvido voluntario, freudiano) que el PSOE lleva el billetero revent¨®n de diez millones de votos, que representan algo as¨ª como veinte millones de espa?oles. Pero la ¨¦tica, en fin, es un valor de la derecha, un valor burgu¨¦s, un puritanismo que en Espa?a s¨®lo comienza a usar la izquierda (burguesa) con Giner de los R¨ªos, Besteiro, Aza?a, Machado, Juan Ram¨®n (gran poeta ¨¦tico, aunque esto no se haya estudiado) y la filosof¨ªa de Krause (atribuida).
Por eso la respuesta conservadora al esc¨¢ndalo ¨¦tico es una respuesta c¨ªnica: "Tierno es duro", "sube lo que baja", "el pu?o sin la rosa", "el joven profesor contra el viejo profesor", "pa¨ªs de supervivientes", "los ministros, jugando al futbol¨ªn", y en este plan. Aparte los ¨¦xitos o fracasos de los socialistas en su gesti¨®n pr¨¢ctica de Gobierno y Administraci¨®n, su gloria, gracia y ventaja es que por tercera vez en la Historia (primera y segunda Rep¨²blicas) le arrebatan a la derecha el patrimonio y la panopla ¨¦tica, como cuando Amancio le arrebataba el bal¨®n al delantero centro del Atl¨¦tico (de Bilbao o de Madrid, es igual), que me lo dec¨ªa a m¨ª el gran Jos¨¦ B¨®dalo, con el Marca en la mano, saliendo de hacer El rey, se muere, de Ionesco:
-Mira, Umbral; yo, ni gran actor ni primer actor ni nada. Yo lo que quisiera es ser Amancio. Pues eso. La dere / dere lo que quisiera es ser Amancio, y Amancio, hoy, es Alfonso Guerra, ay. Carmen Garrigues, en el estreno de Ruibal, me dice emocionada que c¨®mo es posible que, al fin, se ponga en el Mar¨ªa Guerrero al eterno marginado: ella es consciente del milagro, del cambio ¨¦tico. Lo revolucionario de verdad (y de ah¨ª las enmiendas de Santiago Carrillo a la totalidad, en lo del aborto y en todo) es la justicia total. La izquierda elige siempre la justicia y la derecha se dej¨® elegir hace si glos por las diversas ¨¦ticas. As¨ª, el triunfo de una ¨¦tica de izquierdas, en Espa?a, hoy, es una cosa, ir¨®nica que va bien con Alfonso Guerra, quien ayer mismo hac¨ªa una frase entre Cela y Wilde:
-He dicho "mierda" porque est¨¢bamos entre se?oras. Si no, hubiese dicho lo que de verdad pienso.
El gran cr¨ªtico y fino traductor catal¨¢n Enrique Sordo me dedica una generosa e inteligente p¨¢gina en El Ciervo, de Barcelona, primera revista ¨¦tica de la resistencia cristiana frente al cuarenta?ismo. Ruibal, en El hombre y la mosca, hace la cr¨ªtica (reiterativa y plana) del fascismo. "El fascismo (Glucksmann) es el momento c¨ªnico del capitalismo". La desleal oposici¨®n off / Fraga ha decidido ser c¨ªnica. Natacha de Santis, adolescente y l¨ªrica, me cuenta la moda joven, abierta: ir¨®nica.
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