Los 'gibraltares' de unas regiones en otras
Seguramente muchos de los lectores habr¨¢n seguido la serie sobre nuestro premio Nobel Ram¨®n y Cajal, pasada ya dos veces por TVE. En su primer cap¨ªtulo, don Santiago inicia el relato de su vida m¨¢s o menos con las siguientes palabras: "Vine al mundo en Petilla de Arag¨®n, peque?o pueblo navarro enclavado en tierras de Arag¨®n". Sus padres eran aragoneses, y ¨¦l se consideraba ma?o por los cuatro costados. Pues bien: en Espa?a son muchos los municipios, pueblos, villas y aldeas -y aun extensas comarcas- enclavados, como islas, en otras provincias o comunidades, y aun en otras naciones.
?Por qu¨¦ existen en nuestros d¨ªas esos casos, no tan excepcionales como podr¨ªa pensarse a primera vista? Para saberlo hemos de remontarnos, aunque sea brevemente, a la ¨²ltima divisi¨®n provincial de Espa?a (a¨²n vigente en sus aspectos administrativos provinciales, pese a la reciente constituci¨®n de Espa?a como un Estado de las autonom¨ªas, puesto que la provincia no ha sido barida del mapa.La divisi¨®n del territorio espa?ol en 49 provincias data de 1833 y la llev¨® a cabo Javier de Burgos. En 1927, bajo la dictadura de Primo de Rivera, las 49 provincias se elevaron a cincuenta (las actuales), al repartirse las islas Canarias en dos provincias.
Hoy como ayer, con ligeras variantes, las provincias espa?olas se agruparon en regiones -aunque la regi¨®n como tal no ten¨ªa entidad jur¨ªdica alguna bajo la dictadura franquista-, que fueron en sus l¨ªmites bastante respetuosas con la historia: es decir, que fueron como herederas de los antiguos reinos peninsulares (cuesti¨®n que se ha mantenido en su mayor¨ªa en el Estado de las autonom¨ªas, aunque no sin algunas importantes modificaciones: as¨ª, la inclusi¨®n en La Mancha de la provincia de Albacete, considerada del Reino de Murcia y la secesi¨®n de Cantabria y La Rieja con respecto a Castilla la Vieja.
As¨ª pues, podemos considerar que la existencia de enclaves de mayor o menor extensi¨®n de unas regiones y/o provincias en otras, son a manera de reminiscencias, de reliquias medievales. Muchas de ellas eran villas de realengo -directamente dependientes por sus viejos fueros de la Corona- o pertenecientes a se?ores feudales de horca y cuchillo, ¨®rdenes religiosas o militares, villas aforadas, etc¨¦tera, que por una u otra causa siguieron guardando sus privilegios y, por tanto, su adscripci¨®n a territorios que al pasar a convertirse en provincias distintas de donde esas villas estaban enclavadas, quedaron descolgadas de las mismas.
Los casos m¨¢s notables
El caso m¨¢s llamativo acaso sea el que constituye el municipio de Llivia, que se encuentra dentro de Francia, aunque pertenece a Catalu?a. Es, pues, una isla dentro del mar franc¨¦s.
?Por qu¨¦ la existencia de este enclave? Pues debido a un simple olvido administrativo y burocr¨¢tico. Cuando Felipe IV y Luis XVI firmaron las paces, tras veinticinco a?os de guerra hispanogala -en la denominada paz de los Pirineos en 1659-, Llivia qued¨® fuera del pacto por el que los franceses se anexionaron Rosell¨®n y Conflent. Se especificaba en el tratado que ser¨ªan tantos y cuantos pueblos los que pasaban a manos galas; pero daba la casualidad de que Llivia era villa, que no pueblo, o aldea, y se salv¨® de tal forma de la anexi¨®n gala. Los llivienses guardan como oro en pa?o el libro-pergamino de sus fueros: el libro Ferrat. Por cierto que, en su Ayuntamiento, existe una curiosa fatograf¨ªa del rey Alfonso XIII, abuelo de don Juan Carlos, visitando Llivia. Ning¨²n otro monarca ni jefe del Estado espa?ol ha visitado este enclave. Hablan en Llivia catal¨¢n, como en toda esta parte -hoy francesa- perteneciente en la fecha citada al Principado de Catalu?a.
Llivia tiene doce kil¨®metros cuadrados y dista tan s¨®lo tres kil¨®metros del puesto fronterizo espa?ol m¨¢s pr¨®ximo, situado en Puigcerd¨¢. Hoy en Llivia, segun el ¨²ltimo censo oficial de poblaci¨®n, hay tan s¨®lo 951 habitantes. Y est¨¢n, curiosamente, casi parejos: 461 hombres y 460 mujeres.
Mas el enclave de mayor importancia lo constituye el condado de Trevi?o, perteneciente a. Castilla la Vieja, a Burgos en concreto, pero ubicado a escasos kil¨®metros de Vitoria (Gasteiz), en pleno coraz¨®n de Euskadi. Trevi?o, la capital del condado, dista veinte kil¨®metros de Vitoria y m¨¢s de noventa de Burgos, su capital oficial. Consta el condado de dos ayuntamientos y 52 pueblecillos, que se asientan sobre una superficie de 29.582 hect¨¢reas. Su poblaci¨®n es escasa, dado que la mayor¨ªa de sus habitantes fueron los primeros emigrantes a los pol¨ªgonos industriales de Vitoria aunque, dada la proximidad f¨ªsica, hay muchas personas que cada d¨ªa van de Trevi?o y pueblos cercanos a trabajar a Vitoria y regresan al terminar su jornada laboral a Burgos (Trevi?o).
Entre los dos municipios que integran el condado (Trevi?o y La Puebla de Arganz¨®n) sumaban, en el a?o 1900, 4.301 habitantes, que han bajado en nuestros d¨ªas a 1.827, si bien La Puebla conserva casi la poblaci¨®n que ten¨ªa el primer a?o de este siglo, mientras que la gran ca¨ªda ha sido la de Trevi?o: La Puebla est¨¢ situada sobre la autopista que comunica Vitoria con Miranda de Ebro y a s¨®lo nueve kil¨®metros de Vitoria.
No voy a entrar -porque no es objeto de este informe- en la pol¨¦mica suscitada en los ayuntamientos de Trevi?o sobre la convocatoria de un refer¨¦ndum para ver si los actuales residentes del condado quieren integrarse o no en Euskadi, ya que, sobre todo, los partidarios de la integraci¨®n aducen su mayor proximidad geogr¨¢fica a la capital alavesa, que es all¨ª donde tienen sus puestos de trabajo, adonde acuden en caso de enfermedad, compras, etc¨¦tera. Esta es una realidad innegable y, data de 1904, la reivindicaci¨®n por parte de ciudadanos de Trevi?o de que su condado fuera incluido en Alava.
Lo cierto es que Trevi?o es un encl¨¢ve estrat¨¦gico (su nombre significa tres conjines o tres caminos) entre La Rioja, Navarra y Vascongadas, y que a ello debe el tener una historia agitada. El condado fue ¨¢rabe, luego castellano y despu¨¦s navarro. Como cuesti¨®n curiosa cabe resaltar que la Virgen Blanca, patrona de Vitoria, lo es tambi¨¦n de Trevi?o.
Un tercer enclave importante de una regi¨®n en otra es el Rinc¨®n de Ademuz (Rac¨® d'Ademus). Son parte de los denominados els altres valencians, los valencianos de habla castellana, al igual que los de Requena, Utiel y otras comarcas menores, adjudicadas gratuitamente por Javier de Burgos al antiguo Reino de Valencia. Una cuesti¨®n que se plasma en una popular jota valenciano-castellana que dice: "Valenciana del alma, / dame de tu pecho un ramo, que aunque no soy de Valencia soy del reino valenciano".
De unos treinta kil¨®metros de largo por unos quince de ancho, el Rinc¨®n de Ademuz limita al norte con Teruel y al sur con Cuenca, y cuenta entre su capital y distintos y escasos pueblecillos con 1.545 habitantes. Su capital m¨¢s pr¨®xima es Teruel, que tan s¨®lo dista cuarenta kil¨®metros. Cuenca est¨¢ a unos ochenta y Valencia a m¨¢s de cien.
Los otros enclaves
Los otros enclaves, ya de menor importancia, todav¨ªa existentes hoy son: Petilla de Arag¨®n, que pertenece a Navarra, pero situada en tierras aragonesas de Zaragoza. Hoy s¨®lo tiene 56 habitantes, aunque en los tiempos que vivi¨® all¨ª Ram¨®n y Cajal ten¨ªa 455 habitantes.
La mayor parte de los enclaves que restan se encuentran situados en tierras de Castilla la Vieja. Cosa nada extra?a, por cuanto la Reconquista se hizo a base de dar fueros y libertades a villas y hombres, que les liberaran de pertenecer a la nobleza o al clero, al poder feudal, y depend¨ªan directamente del rey. As¨ª tenemos los t¨¦rminos de Basconcillos de Ebro (Berzosilla), Lastrilla y Cezura, en la provincia de Santander (hoy Cantabria) y pertenecientes a Palencia; el t¨¦rmino municipal de Rebolleda, en Palencia, pero que depende de Burgos, y los t¨¦rminos de El Ternero y Sajuela, en la provincia de Logro?o (hoy La Rioja) pertenecientes a la de Burgos. Pero en Burgos, en contrapartida, est¨¢n el pueblo de Villodrigo y el de Peral de Arlanza, que son palentinos.
Y terminamos por el Norte indicando que el valle de Trucios, enclavado en Vizcaya, pertenece a Cantabria.
Todav¨ªa nos aguardan nuevos casos. As¨ª, el t¨¦rmino de Valiellas, en la provincia de L¨¦rida y perteneciente de derecho a Barcelona, o los de Border y Torruella, en la provincia de Barcelona y pertenecientes a Gerona.
Hasta el mismo Madrid tiene sus conflictos administrativos y jurisdiccionales: por ejemplo, la Dehesa de la Cepeda, entre las provincias de Avila y Segovia, es madrile?o, mientras que Torrej¨®n de Rey, situado en Madrid, pertenece a Guadalajara.
Otros casos hay, pero no ya legales: el de comarcas naturales que se enclavan o se reparten entre distintas comunidades, pero que forman un conjunto natural. As¨ª, Los Ancares, dividida entre Orense y Le¨®n, o el Bierzo, entre Le¨®n y Galicia, aunque el cantar popular diga: "No me llames gallega, / que soy berciana, / cuatro leguas parriba / de Ponferrada".
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