La legislaci¨®n brit¨¢nica es una de las m¨¢s abiertas de Europa occidental
La legislaci¨®n brit¨¢nica sobre el aborto es una de las m¨¢s abiertas de Europa occidental, y ha convertido a Londres en el lugar de peregrinaje de todas aquellas otras mujeres europeas que no pueden interrumpir legalmente su embarazo en su pa¨ªs de origen o que se ven sometidas a normas m¨¢s estrictas. Seg¨²n las estad¨ªsticas oficiales, 16.433 espa?olas abortaron en la capital brit¨¢nica en 1979, y en 1982 pueden haber sido m¨¢s de 22.000.
La ley inglesa data de julio de 1967 y lleva el nombre de su principal impulsor, el diputado liberal David Steel. Fue aprobada en la C¨¢mara de los Comunes por 167 votos contra 83 y promulgada por el Gobierno laborista de Harold Wilson en abril de 1968. Desde entonces y hasta ahora se han practicado m¨¢s de 1.200.000 interrupciones voluntarias de embarazos. El Partido Conservador, actualmente en el poder, no ha intentado la derogaci¨®n de la ley, sino su endurecimiento, y ha fracasado en todos sus intentos, que han sido siete. Hasta la C¨¢mara de los Lores, una de las instituciones m¨¢s conservadoras del Reino Unido, se ha mostrado partidaria de mantener la ley.Los antecedentes remotos de la ley Steel hay que buscarlos en 1936, cuando un tribunal absolvi¨® a un ginec¨®logo de pr¨¢cticas abortivas. El caso de Alec Bourne provoc¨® una enorme pol¨¦mica, porque el m¨¦dico anunci¨® p¨²blicamente que iba a practicar un aborto a una joven que hab¨ªa sido violada. La sentencia del juez MacNaghten absolvi¨® al acusado y sent¨® un valioso precedente al afirmar que el aborto hab¨ªa sido l¨ªcito porque, "presumiblemente, la continuaci¨®n del embarazo har¨ªa peligrar la salud f¨ªsica y mental de la madre". Acogi¨¦ndose a esta sentencia, algunos m¨¦dicos continuaron practicando abortos, pero la mayor¨ªa de las veces se efectuaban de forma ilegal.
Seg¨²n los estudios realizados, antes de la aprobaci¨®n de la ley Steel interrump¨ªan cada a?o su embarazo de forma clandestina m¨¢s de 30.000 mujeres brit¨¢nicas (adem¨¢s de las 20.000 que lo efectuaban con mayor o menor legalidad). Las condiciones sanitarias deficientes en las que se efectuaban los abortos ilegales provocaban 2.500 ingresos hospitalarios al a?o y veinte muertes. Desde que se aprob¨® la ley no se ha registrado ninguna muerte por aborto clandestino (el ¨ªndice de fallecimientos por aborto legal es inferior al ¨ªndice de fallecimientos por parto), y han disminuido radicalmente los casos de infanticidio: veinte en 1967 y cinco en 1970. Efecto curioso: tambi¨¦n han disminuido radicalmente los casamientos entre parejas muy j¨®venes provocados por el embarazo de la muchacha.
Para hacer frente a los casos de aborto clandestino, uno de los m¨¢s destacados representantes del Partido Liberal brit¨¢nico, David Steel, prepar¨®, de acuerdo con la mayor¨ªa laborista del Parlamento, una ley que autorizaba la interrupci¨®n del embarazo siempre que se diera uno de estos tres supuestos: a) cuando la continuaci¨®n del embarazo implica un riesgo para la salud f¨ªsica o mental de la madre, o para cualquiera de sus hijos anteriores, superior al riesgo del aborto; b) cuando existe un peligro sustancial de que el ni?o nazca con graves deficiencias f¨ªsicas o mentales; c) en determinados casos se tendr¨¢ en cuenta el ambiente social, actual o previsible, de la madre.
Regulaci¨®n vaga
La pol¨¦mica m¨¢s importante la provoc¨®, no el hecho de que se legalizara el aborto -aunque en el Reino Unido existen numerosas Gobierno, que pretende despenalizar el aborto s¨®lo en tres casos, deja en la actual situaci¨®n de ilegalidad a miles y miles de mujeres que abortan y seguir¨¢n abortando clandestinamente, aqu¨ª o en el extranjero. Dicho proyecto es muy restrictivo e insuficiente, ya que, entre otras cosas, sigue considerando el aborto como un delito y no como un derecho de las mujeres, excepto en asociaciones contrarias al mismo-, sino la redacci¨®n de los art¨ªculos. Sus detractores afirmaban que las cl¨¢usulas eran tan vagas que equival¨ªan pr¨¢cticamente a la legalizaci¨®n del aborto con la simple petici¨®n de la interesada. En cualquier caso, los intentos de endurecer la redacci¨®n han fracasado, y actualmente los ¨²nicos requisitos necesarios son un certificado m¨¦dico afirmando que existe una de las tres condiciones (la especialidad del m¨¦dico es irrelevante, es decir, no tiene por qu¨¦ ser necesariamente ni ginec¨®logo ni psiquatra) y que la interesada no haya superado las veintiocho semanas de embarazo. En cuanto a la edad, no se exige autorizaci¨®n paterna si se tiene m¨¢s de diecis¨¦is a?os, y en el caso de menores de esta edad la Asociaci¨®n Brit¨¢nica de M¨¦dicos estima que deontol¨®gicamente el m¨¦dico debe tener m¨¢s en consideraci¨®n el inter¨¦s de su paciente que la autorizaci¨®n exigida por ley.Aunque la ley Steel no habla de la intervenci¨®n econ¨®mica del Estado, la Seguridad Social pr¨¢ctica actualmente casi la mitad de los abortos. La otra mitad se efect¨²an en cl¨ªnicas privadas, y ello se debe, al parecer, a la lentitud con que funciona la burocracia estatal y al mejor trato que reciben las pacientes en centros privados especializados. Aunque no existen estad¨ªsticas, la interrupci¨®n del embarazo constituye una buena fuente de ingresos para la medicina priva a brit¨¢nica, pese a que organizaciones no lucrativas empezaron en 1972 a organizar ellas tambi¨¦n centros de interrupci¨®n del embarazo, cuya direcci¨®n figura en las p¨¢ginas amarillas de las gu¨ªas telef¨®nicas, con tarifas menos elevadas.
El gran negocio siguen constituy¨¦ndolo las mujeres de otras nacionalidades. Para abortar en Londres, el ¨²nico requisito que se exige a una extranjera es haber pernoctado un d¨ªa antes en el Reino Unido y permanecer otro da ingresada en el hospital. En 1978 abortaron en Gran Breta?a 30.288 no residentes, de las cuales 14.082 eran espa?olas. Las irlandesas (pa¨ªs en el que no est¨¢ autorizado el aborto) y las francesas (debido a la reglamentaci¨®n m¨¢s restrictiva de su ley) las segu¨ªan en n¨²mero, pero muy de lejos: 2.553 y 3.313, respectivamente. Un a?o despu¨¦s, el n¨²mero de espa?olas hab¨ªa aumentado hasta 16.A33, mientras que las francesas disminu¨ªan y las irlandesas aumentaban m¨¢s moderadamente (2.767). Seg¨²n estimaciones no oficiales, en el primer trimestre de 1982 pueden haber abortado en Londres m¨¢s de 4.000 mujeres espa?olas.
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