Marruecos: cambios para evitar el cambio
Sin quererlo, Joseph von Sternberg, Michael Curt¨ªz y Carlos Fern¨¢ndez Cuenca no le hicieron ning¨²n favor a Marruecos insistiendo en esa imagen de pa¨ªs misterioso que ha sabido conservar a los ojos de los occidentales. El azar a veces, y la cotidianidad siempre parecen corroborar dicha imagen, pero con frecuencia se escapa a los observadores la l¨®gica implacable de aquella realidad. L¨®gica que, sin embargo, no es tan incre¨ªble ni disparatada como algunos piensan.Marruecos, no se olvide, es el pa¨ªs de mayor libertad de Prensa (desde la extrema izquierda, Annual, hasta la integrista) de todo el mundo ¨¢rabe, si se descuenta el destrozado L¨ªbano; pero a la vez, el lugar donde se puede condenar a un poeta (ldrissi Ka¨ªtuni Al¨ª) a quince anos por publicar un casi inocente librito de poemas dedicado a la liberaci¨®n de todos los detenidos pol¨ªticos. La apertura emprendida en 1974 con la legalizaci¨®n de la izquierda ha ido deterior¨¢ndose hasta culminar en los graves acontecimientos de Casablanca de junio de 1981 y la represi¨®n sindical que trajeron consigo. Y sin embargo, cuando la cuerda parec¨ªa a punto de romperse, el poder suelta amarras y busca recuperar el equilibrio perdido. Un equilibrio, bien entendido, que le permite conservar la sart¨¦n por el mango. El poder necesita de la oposici¨®n, y ¨¦sta se presta a ese juego.
Cuando no se quiere aprender una lecci¨®n hist¨®rica habr¨¢ que admitir que debe haber razones para ello. No se hace pasar por Pen¨¦lope una oposici¨®n con historia y seguidores (900.000 en 1977) sin algunas compensaciones.
La muerte inoportuna y accidental (al menos formalmente) del n¨²mero uno de las fuerzas armadas reales, a dos d¨ªas de la visita triunfal del presidente de la ex metr¨®poli, coincidiendo con la informaci¨®n publicada por dos importantes institutos internacionales de an¨¢lisis pol¨ªtico (BERI y WPRF) de perspectivas de golpe en Marruecos, han sugerido todo tipo de comentarios a observadores profesionales o profanos, y sumergen de nuevo a este pa¨ªs en ese aura de misterio que tanto ha explotado. Pero poco se ha aclarado de a qui¨¦n beneficia el accidente del martes 25 de enero, con los inevitables reajustes que ha obligado en la c¨²pula del ej¨¦rcito y de los servicios de seguridad. Siendo la v¨ªctima el art¨ªfice de la relativa estabilidad actual en la guerra del Sahara, aunque tambi¨¦n un hombre con demasiados poderes acumulados y cabeza visible del ¨²nico poder f¨¢ctico capaz de ejercer un cambio en el pa¨ªs (pero, ojo, ?hacia d¨®nde?). Cambio que no vendr¨¢, desde luego, de los procesos electorales que se anuncian, a¨²n sin fecha fija, para abril/ junio. Municipales y legislativas no levantan entusiasmo general, pero empiezan por mantener en pie de actividad al cuerpo pol¨ªtico de nuestro vecino pa¨ªs. Que no est¨¢ de m¨¢s recordar la amplitud de su espectro, desde los partidos oficialistas de uno u otro signo, hasta el reci¨¦n creado Movimiento de Acci¨®n Socialista sobre las bases del grupo Veintitr¨¦s de Marzo, apoyado en el prestigio hist¨®rico del ex presidente Ben Said.
La gran perdedora
La idea de organizar un partido desde el poder no es nueva en Marruecos. Ya en las primeras elecciones legislativas el hoy consejero real, Reda Guedira, entonces ministro del Interior, cre¨® un frente ¨²nico de todos los partidarios del poder para impedir la victoria de una oposici¨®n fuerte que inclu¨ªa al partido del Istiqlal. En 1983 el primer ministro Maati Buabid no se encuentra tan amenazado, y parece jugar s¨®lo sin temer la concurrencia de los partidos que a¨²n permanecen en el Gobierno. El dise?o de su nuevo partido no parece perfilado totalmente. Se habla de progresismo, incluso de socialismo, pero todos saben que estas son s¨®lo palabras para lograr su objetivo de instalarse en Casablanca y otras grandes ciudades, frenando la en otro tiempo fuerza del que fue su partido, la Uni¨®n Socialista, y, por supuesto, el tradicional asentamiento del partido del Istiqlal.
Partido este ¨²ltimo que no es, como no lo fue nunca, el favorito de palacio, por haber rivalizado entre s¨ª durante la lucha por la independencia. Pero que es, hoy por hoy, el ¨²nico partido con arraigo popular y l¨ªnea definida de los que tienen acceso al poder. Sin embargo, ninguno de los seis ministerios que conserva controla los mecanismos electorales.
Estos depender¨¢n, al fin y al cabo, del ministro del Interior, Basri, un neutro, como se ha dado en llamar impropiamente a los tambi¨¦n conocidos como independientes, eufemismos ambos para denominar a los incondicionalmente realistas, sin m¨¢s ideolog¨ªa que el hassanismo. Los independientes fueron los vencedores de las legislativas de junio de 1977 (53% de los esca?os parlamentarios), pero no constitu¨ªan en el momento de la elecci¨®n formaci¨®n pol¨ªtica alguna. Ahmed Osman, primer ministro entonces, form¨® con ellos el Reagrupamiento Nacional de los Independientes. Como suele ocurrir con partidos formados tan artificialmente, en 1981 se produjo una escisi¨®n que dio lugar al Partido Nacional Dem¨®crata, constituido como tal en su congreso de junio de 1982. Partido agrario, acapar¨® la mayor parte de los puestos del Gobierno, dejando al margen a los tecn¨®cratas del RNI y al propio Osman.
El movimiento popular, con su berberismo antifas¨ª, parece haber perdido su papel anti-lstiqlal suplantado hoy por las ofertas de Maati Buabid y del PND.
La izquierda, est¨¢ claro, va a ser la gran perdedora de estas elecciones. La Uni¨®n Socialista de Fuerzas Populares a¨²n no ha decidido su participaci¨®n, mientras no recupere sus peri¨®dicos prohibidos y se libere a los militantes y sindicalistas detenidos o condenados desde 1981. El encuentro de Hassan II con Abderrahim Buabid, l¨ªder de los socialistas marroqu¨ªes, en v¨ªsperas del viaje de M¨ªtterrand, hace presagiar para las pr¨®ximas semanas las medidas de gracia que dispondr¨¢n a la USFP a interpretar, una vez m¨¢s, el papel de Pen¨¦lope democr¨¢tica. Pero este a?o y medio de inactividad pol¨ªtica -a pesar del beneficio de la aureola de martirio- no le va a permitir mejorar aquel 14,6% de votos que se le reconoci¨® hace seis a?os. El Partido del Progreso y del Socialismo, comunista, se prepara para celebrar su tercer congreso del 11 al 13 de marzo. Va a ser una batalla preelectoral bajo el signo del "cambio democr¨¢tico en favor de los intereses de la patria y de los derechos del pueblo". Su exiguo 2,5% de votos puede crecer por la crisis de los socialistas.
Las elecciones dejar¨¢n, sin embargo, a este pa¨ªs frente a los problemas por resolver. El Parlamento, que s¨®lo es elegido por sufragio universal en sus dos terceras partes (el resto es elegido indirectamente por municipios, c¨¢maras profesionales y sindicatos), queda en el marco pol¨ªtico casi reducido a una instituci¨®n consultiva, sin verdaderas competencias legislativas, exclusivamente en manos del Gobierno. Y el Ejecutivo que salga de los pactos entre los grupos que jueguen con ventaja carecer¨¢ de control popular si elude, una vez m¨¢s, una pol¨ªtica que pretenda afrontar la grave crisis econ¨®mica, acabar con la corrupci¨®n y reforzar el proceso democr¨¢tico.
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