La "internacional de la inteligencia" se re¨²ne en Francia para hablar sobre 'creaci¨®n y desarrollo'
Durante el ¨²ltimo fin de semana, cerca de 400 celebridades del planeta de la creaci¨®n, pertenecientes a todos los pa¨ªses m¨¢s o menos importantes del globo, fueron reunidos en Par¨ªs por los responsables del socialismo a la francesa. En un multicoloquio, bautizado por el ministro de Cultura, Jack Lang, La creaci¨®n y el desarrollo, esta especie de internacional de la inteligencia, reunida en la hist¨®rica universidad de La Soborna, discurri¨®, m¨¢s o menos alborotadamente, sobre las posibilidades de la incidencia de la cultura en la b¨²squeda de una soluci¨®n de la crisis econ¨®mico-social que azota al mundo presente.El presidente de la Rep¨²blica, Fran?ois Mitterrand, pronunci¨® un discurso sobre el tema. Ning¨²n resultado concluy¨® el certamen y, mientras unos celebran el hecho, es decir, la reuni¨®n en s¨ª, otros se burlan.
Artistas de cine, como la Italiana Sof¨ªa Loren; directores teatrales o cinematogr¨¢ficos, como el italiano Giorgio Strehler y el norteamericano Coppola; economistas de talla universal, como Galbralth; escritores como William Styron, Susan Sontag, Mary MeCarthy, Norman Mailer, Graham Greene y muchos otros. Primeras figuras de todos los continentes y de todas las manifestaciones del que hacer m¨¢s espec¨ªficamente creador, durante unas horas, en La Soborna, invitados por el ministro galo de la Cultura, Lang, improvisaron, o teorizaron, para afrontar el tema gen¨¦rico de la reuni¨®n: ?C¨®mo ven los hombres y las mujeres del arte la eventual soluci¨®n de la crisis econ¨®mica del mundo? Es de anotar que la URSS no estaba representada porque las "cinco personalidades independientes invitadas no asistieron". Estuvieron los espa?oles Jos¨¦ Vidal Beneyto, comunic¨®logo; Ricardo Bofill, arquitecto; Luis de Pablo, m¨²sico; Jos¨¦ Luis Sampedro, economista y escritor; Jos¨¦ Antonio Maravall, historiador, y Eduardo Arroyo, pintor.
Para tan poco tiempo, el tema era amplio. Parece ser que en algo coincidieron la mayor¨ªa de los artistas de la Soborna: que los economistas liberales han fracasado, y que hay que buscar otras soluciones. Como lo dir¨ªa la filosof¨ªa del socialismo a la francesa, es cuesti¨®n de una "tercera v¨ªa", ni dirigista, ni liberal. Queda por realizar el empe?o. El consejero de Mitterrand, Jacques Attali, reconoci¨® que, por ahora, los representantes del arte no ofrecen soluciones, sino que, en el mejor de los casos, "confrontan sus dudas".
Mitterrand, en su discurso de cierre, antes de invitar a sus hu¨¦spedes a almorzar al Palacio del El¨ªseo, vino a decir que la tecnolog¨ªa y la econom¨ªa han adelantado a la cultura. Y, para salir de la crisis actual, es necesario superar ese retraso. "La innovaci¨®n es un deber", "la creaci¨®n es un factor de desarrollo", "el liberalismo y el dirigismo de estado no hacen m¨¢s que repetir, sin fin, las nociones marchitas del siglo pasado". Pero, al margen de estas frases-mimbres de la "tercera v¨ªa" del mitterrandismo, el presidente hizo la apolog¨ªa de lo que ha sido el diablo de la tem¨¢tica progresista francesa, al rehabilitar "las industrias de la cultura, que son industrias de futuro. Invertir en la cultura es invertir en la econom¨ªa".
Esta cumbre art¨ªstica se perfila como el precedente de los estados federales de la cultura que, en 1984, proyecta celebrar el Gobierno franc¨¦s en Par¨ªs, reuniendo a los representantes gubernamentales de la Cultura de todos los pa¨ªses del mundo. Nunca se hab¨ªan visto tantos , genios" juntos, de tan distintos pa¨ªses y razas. El ministro Lang, como algunos de sus invitados, estim¨® que s¨®lo esto, la mezcla de tantas personas diferentes que, en muchos casos, jam¨¢s se hab¨ªan visto, ya es un hecho "fecundo". Alguien le pregunt¨® a Mitterrand por la utilidad de la reuni¨®n, y el presidente respondi¨®: "Juzgue usted".
En Francia, el acontecimiento no ha sido valorado como lo deseaban sus iniciadores. Una mayor¨ªa de la inteligencia gala aborrece todas las derivaciones del lema mitterrandista, "nuestro proyecto pol¨ªtico es, sobre todo, un proyecto cultural". Y el c¨®nclave de la Soborna, para dichos intelectuales, "ol¨ªa" a eso.
En general, los medios informativos tampoco se han entusiasmado. Varios comentaristas favorables al Gobierno socialista se preguntan si la "misa mayor" de la cultura ha dado algo m¨¢s que palabras. Otros califican de rid¨ªculo el que el Gobierno de hoy imite el "Estado espect¨¢culo" que ¨¦l mismo denunciaba cuando estaba en la oposici¨®n para criticar la vanidad giscardiana.
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