Constantino G¨®mez, el hu¨¦rfano de la Guardia Civil que llega a general
Constantino G¨®mez Gonz¨¢lez es el primer hu¨¦rfano de la Guardia Civil que llega a general de brigada del citado Cuerpo, siendo a la vez, con sus 56 a?os de edad, el m¨¢s joven de Espa?a en estos momentos. "A los tres meses de la muerte de mi padre", dice, "ven¨ªa yo al mundo, ingresando -con medio a?o- en el Colegio de Hu¨¦rfanos de Valdemoro, donde aprend¨ª a andar y a hablar, a re¨ªr y a sufrir: yo no he conocido otra vida que la de la Guardia Civil"
En su caso se ha cumplido aquello de que "la Guardia Civil acoge desde antes de nacer, a los hijos de sus h¨¦roes", lo cual ha marcado al general de brigada Constantino G¨®mez Gonz¨¢lez para siempre Corpulento y afable, en el despacho que ocupa de general jefe de la Primera Zona de la Guardia Civil en Madrid, dice: "He tenido una norma desde que llegu¨¦ al Cuerpo: atender siempre a una viuda o a un hu¨¦rfano con el mismo cari?o e inter¨¦s con que me hubiera gustado que me atendieran a m¨ª... y como a m¨ª, en realidad, me atendieron. En el Colegio de Hu¨¦rfanos de la Guardia civil tuvo el hoy general de brigada Constantino G¨®mez el calor de su madre. "Fue ella la art¨ªfice de mi carrera: me ayudaba en todo... y me obligaba a estudiar. Al quedarse viuda, renunci¨® a la comodidad del hogar de sus padres y, pensando en el porvenir m¨ªo y de mi hermano -que tambi¨¦n ingres¨® en el Colegio de Hu¨¦rfanos- acept¨® la colocaci¨®n que le ofrecieron en el citado orfanato para cuidarnos a nosotros y a otros once hu¨¦rfanos m¨¢s". Casado y padre de cuatro hijos, G¨®mez Gonz¨¢lez conoci¨® a su esposa, Carmen Soro Aparicio, en Zaragoza, siendo ¨¦l cadete en la Academia General Militar. Y as¨ª cuenta ¨¦l ahora aquella aventura: "Yo ten¨ªa veinte a?os y ella trece. Fue conocernos nada m¨¢s. Despu¨¦s yo dej¨¦ Zaragoza volviendo a los dos a?os para hacer un cursillo de tres meses y pregunt¨¦ por ella. Me dijeron que se hab¨ªa ido a vivir a Salamanca. Y... a Salamanca la fui a buscar. Fue lo que se dice el cl¨¢sico flechazo".En 1950, tras cuatro meses como teniente de Infanter¨ªa en San Sebasti¨¢n, tiene Constantino G¨®mez su primer destino en la Guardia Civil; como teniente en Alberique (Valencia). "La sensaci¨®n de peligro-peligro nunca la sent¨ª", dice.
"Miedo tampoco. Tal vez podr¨ªa hablar de peligro en la lucha contra el maquis por los montes de Valencia. Yo mandaba un grupo m¨®vil de veinticinco guardias civiles y tuvimos varios encuentros. Y la verdad es que eran unos hombres valientes aquellos del maquis. Hombre, procuraban evitarnos -esa es la verdad- pero si llegaba la hora de enfrentarse, lo hac¨ªan: no eran cobardes, no. Eran valientes y daban la cara. Algo completamente distinto a lo que sucede con los terroristas que act¨²an hoy".
Un guardia es ante todo un ser humano
Tiene fama de padrazo en la Guardia Civil. Ha dado clases -para ascensos- a cientos de guardias civiles. Incluso organiz¨®, por su cuenta y riesgo, clases para quienes se preparaban para oficiales y suboficiales del Cuerpo, siempre gratuitas y fuera de las horas de servicio.Y si es peligroso ser blando no es algo que le preocupe, porque "para m¨ª un guardia no es s¨®lo un n¨²mero con el que cuento para cubrir este o el otro servicio. Un guardia es, ante todo, un ser humano y, como tal, puede tener un problema en su casa, en su familia... Y yo procuro enterarme y echarle una mano".
"He tenido casos curiosos", cuenta. "Un d¨ªa me encontr¨¦ llorando en un pasillo a un guardia de unos cincuenta a?os. Ten¨ªa una hija enferma del coraz¨®n. Yo le dije: '?Por qu¨¦ no va usted a ver al marqu¨¦s de Villaverde, que tiene fama en esa especialidad' (era el a?o sesenta y tantos). 'Mi teniente coronel', me respondi¨® el guardia, 'no le conozco'. Y yo le dije: 'Yo tampoco le conozco pero...'. Le di una tarjeta de presentaci¨®n. Mi sorpresa fue que el marqu¨¦s oper¨® a la ni?a, que hoy vive y es madre de tres hijos. Y no le cobr¨® absolutamente nada y hasta pag¨® el hotel de la madre durante dos meses en del , adrid. Yo ni conoc¨ªa al marqu¨¦s de Villaverde, ni al guardia civil, ni a su hija...". "Y lo que hice con el marqu¨¦s de Villaverde", contin¨²a el general de brigada Constantino G¨®mez Gonz¨¢lez, "lo hice con el doctor Barraquer, a quien tampoco conozco de nada. Le envi¨¦ a algunos guardias -de casos deshauciados- y los atendi¨® maravillosamente".
Constantino G¨®mez Gonz¨¢lez, uno de los ocho generales de br¨ªgada que tiene el Cuerpo en Espa?a, posee como aficiones la jardiner¨ªa y la fotograf¨ªa. "Esta ¨²ltima siempre me gust¨®", dice, "y despu¨¦s tuve que estudiarla, puesto que fui profesor de t¨¦cnica policial en la Academia. Ahora tengo un peque?o laboratorio en mi casa y all¨ª me paso, a veces, horas y horas". El general G¨®mez G¨®nz¨¢lez alterna estas aficiones con su presencia diaria en su despacho en las dependencias de la I Zona de la Guardia civil (Madrid), mando que ostenta desde hace varios meses.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.