Los 'fedayin' evacuados de Beirut no se acostumbran a vivir pac¨ªficamente en los campamentos de refugiados de Argelia

Desde las bulliciosas calles de una ciudad mediterr¨¢nea y casi occidental, como Beirut, hasta el fr¨ªo invernal de la estepa argelina hay un abismo que muchos combatientes palestinos no han acabado a¨²n de fraguar psicol¨®gicamente, casi seis meses despu¨¦s de su evacuaci¨®n de la capital libanesa. Para reconfortarles y levantarles el ¨¢nimo, Yasir Arafat, su l¨ªder, abandon¨® el s¨¢bado la reuni¨®n, en Argel, del Consejo Nacional Palestino (CNP), m¨¢xima instancia palestina, para viajar hasta Tebessa, localidad situada cerca de seiscientos kil¨®metros al este de Argel, en cuya periferia han sido reagrupados unos setecientos fedayin.

ENVIADO ESPECIALEl fr¨ªo y el viento g¨¦lido, que no dej¨® de soplar durante todo el s¨¢bado, empa?aron el reencuentro de Abu Arrimar -nombre de guerra de Arafat- con sus muchachos, y, a pesar del reparto de abrigos suplementarios para ayudar a aguantar las duras condiciones climatol¨®gicas, los aplausos a los discursos de los asistentes que no optaron por resguardarse fueron escasos.

Tebessa, capital de una wilaya (departamento) del mismo nombre, "pag¨® un gran tributo durante la guerra de independencia contra Francia, por eso es todo un s¨ªmbolo que la hayamos elegido para instalar a los guerrilleros palestinos", explica orgulloso un funcionario del Frente de Liberaci¨®n Nacional (FLN), partido ¨²nico argelino.

La vida es dura

All¨ª, mientras los Jedayin desfilan ante Arafat y su adjunto, Abu Jihad, marcando el paso de forma a¨²n un tanto insegura, otros ex combatientes de L¨ªbano que no integran el cortejo entablan f¨¢cilmente el di¨¢logo con el periodista, aparentemente contentos de esta visita inesperada que quebranta la monoton¨ªa de su nueva existencia."La vida es dura", comentan al tiempo que invitan al extranjero a entrar en sus casa-cuarteles para beber un t¨¦, "aunque, como pueden ver, desde un punto de vista material, no nos falta de nada, y la comida es buena". Los dormitorios, con doce camas cada uno, son espartanos, pero correctos, y su ¨²nica queja material concierne a la falta de calefacci¨®n por las ma?ar¨ªas. "Y cr¨¦ame que nos helanios", afirma un fedayin anfitri¨®n.

Los guerrilleros echan m¨¢s bien de menos, adem¨¢s de a sus familias, diseminadas por Siria y Jordania, su estilo de vida en L¨ªbano, en aquel Beirut oeste cuyos lujos no siempre disfrutaban, pero don de dispon¨ªan de una gran libertad de movimiento, al tiempo que compart¨ªan su alegr¨ªa y su calor humano.

Se les hace la boca agua cuando evocan los barrios beirut¨ªes de Harrira, Rauche, Fakhani, y algunos ense?an con emoci¨®n sus permisos de residencia en L¨ªbano o algunas postales que se han tra¨ªdo consigo para recordar. "L¨ªbano era nuestra segunda patria, y adem¨¢s all¨ª nos entend¨ªamos con la gente", recuerda Ahmed con nostalgia.

"?En Argelia no se entienden con la poblaci¨®n?" "Casi no comprendemos el ¨¢rabe dialectal argelino, y a Tebessa s¨®lo podemos ir una vez por semana, el viernes por la tarde", contesta Mahmud, sentado en la litera de su dormitorio, "y s¨®lo vamos para pasear, porque all¨ª no hay nada que hacer, y las gentes de la ciudad no son demasiado simp¨¢ticas con nosotros". "Nos sentimos un poco solos",a?ade uno de sus compa?eros.

De Bertrut, los setecientos fedafin asentados en Tebessa echan tambi¨¦n de menos la guerra contra el enemigo israel¨ª, comparada, sobre todo, con su actual inactividad. Ahmed no puede resistir la tentaci¨®n y nos pone una casete grabada por ¨¦l durante un bombardeo de los campamentos de refugiados palestinos en la capital libanesa.

"All¨ª ¨¦ramos activos, serv¨ªamos la causa de la revoluci¨®n palestina", dice, exaltado. En su exilio de Tebessa hacen deporte, se entrenan en la lucha cuerpo a cuerpo y en el manejo de armas ligeras, generalmente fusiles de asalto sovi¨¦ticos kalashnikov, con la ilusi¨®n de poder volver a pelear alg¨²n d¨ªa, por ahora no muy cercano.

Desde la tribuna al aire libre, Arafat est¨¢ acabando de hablar, y para levantarles la moral va a "revelar un secreto", seg¨²n sus propias palabras, suscitando por primera vez nutridos aplausos de sus oyentes que se atreven, por fin, a sacar las manos de sus bolsillos.

"El presidente argelino, Chadli Benjedid, me ha prometido", declara, 'Tacilitarnos el entrenamiento con armas pesadas tan modernas como las que posee el Ej¨¦rcito argelino".

Recuerdos nost¨¢lgicos

Tres horas despu¨¦s de su llegada, a las 14.30 horas, la comitiva oficial sale disparada, dejando a los setecientos ex combatientes entre los recuerdos nost¨¢lgicos de su larga resistencia en Beirut el pasado verano, frente a un enemigo mejor armado y m¨¢s numeroso y las largas horas de ocio y aburrimiento pasadas por la tarde en la tienda-bar del campamento, amenizadas ahora por la perspectiva de volver a manejar ca?ones, aunque s¨®lo sean prestados.Tebessa, en contra de lo que dijo Arafat, no es un lugar id¨®neo "para regenerar a los hombres de la revoluci¨®n", y por eso algunos elementos aislados, se?ala una fuente diplom¨¢tica, han abandonado el campamento para intentar volver por sus propios medios a la llanura libanesa de Bekaa, donde desde hace nueve meses fedayin y soldados sirios hacen frente al Ej¨¦rcito israel¨ª.