Jacobo Mart¨ªnez de Irujo, la fascinaci¨®n medieval
Jacobo Mart¨ªnez de Irujo Fitz James Stuart, conde de Siruela, hijo de la XVIII duquesa de Alba, naci¨® en Madrid hace veintiocho a?os. Es el tercero de los seis hijos de Cayetana de Alba y su justificaci¨®n en esta p¨¢gina no es otra que la de ser un joven editor de libros, el primero de los cuales obtuvo el premio al libro mejor editado del a?o 1980, del Ministerio de Cultura.
Visto desde lejos, podr¨ªa ser un personaje del Scott Fitzgerald de El gran Gatsby. De cerca, se comprende que no. Que antes que Fitzgerald existieron los poetas malditos franceses, y antes una larga tradici¨®n de literatura fant¨¢stica y antes de todo, la casa de Alba. Si Jacobo Mart¨ªnez de Irujo tiene aspecto elegante no se debe a sus aficiones literarias sino a su cuna, algo que Tom Wolfe y su permanente homenaje a Wilde no han podido conseguir nunca."Entre los dieciocho y los veintitr¨¦s a?os estuve viajando un poco por todo el mundo. Marruecos, India, Bangkok, Turqu¨ªa, Estados ,Unidos, etc¨¦tera, sin hacer cursos acad¨¦micos ni nada, simplemente viajando". En el itinerario surgen los nombres clave de la mitolog¨ªa aventurera, una mitolog¨ªa que arranca del Kerouac del On the road y llega hasta la plaza de Marrakech y T¨¢nger, la ciudad cosmopolita de Borroughs e Ives Saint Laurent. Malditismo y elegancia. "La verdad es que me fui porque esto era muy aburrid¨®. Los viajes, los nuevos pa¨ªses, te abr¨ªan mucho m¨¢s - a muchos aspectos. Me interesaba mucho el arte y las nuevas culturas me ense?aban sus obras."
El arte est¨¢ presente en su vida de una manera constante, no s¨®lo por la pinacoteca del palacio de Liria, inconcebible para quien no la haya visto, sino porque desde peque?o le gustaba el pintar. A los nueve a?os realiz¨® su primera exposici¨®n ("fue la mejor de todas las que hice hasta los dieciocho a?os, en que dej¨¦ de exponer aun que no de pintar"). El Hola y, en general, todas las revistas del coraz¨®n, dieron cumplida cuenta de aquellas muestras pict¨®ricas. Esa es, sin duda, una de las ventajas de ser un Alba. Hay otras.
De sus a?os viajeros comenta: "Yo llevaba entonces una vida bastante errante. La conclusi¨®n v¨¢lida de todo aquello creo que es la de la relatividad absoluta de las culturas, costumbres morales y sociales. Aprendes a adaptarte a todas las situaciones, y hay que tener en cuenta el marco social en que nac¨ª. Si no hubiera viajado, probablemente seguir¨ªa demasiado ligado a ese marco. Viajar me dio independencia."
El marco social al que hace referencia Jacobo Mart¨ªnez de Irujo es dificil de explicar. Digamos que su madre, adem¨¢s de duquesa de Alba, lo es de Montoro, Berwick, Arjona, Liria y J¨¦rica, condesa-duquesa de Olivares, duquesa de Hijar, marquesa de San Vicente del Barco, del Carpio, condesa de Lemos, de Lerin, condestable y canciller mayor de Navarra y un ampl¨ªsimo etc¨¦tera que convierte su t¨¦rmino en el m¨¢s abultado de cualquier diccionario de la nobleza europea.
Hace unos tres a?os decidi¨® editar un libro lujoso y caro: La muerte del Rey Arturo, con ilustraciones de Suzanne Grange, en edici¨®n limitada y numerada. Aquel trabajo supuso. su primer contacto con dos mundos: de un lado, el de la edici¨®n; de otro, el medieval. "Fue en Par¨ªs en donde compr¨¦ muchos libros art¨²ricos. Descubr¨ª que en la Edad Media hay un lenguaje muy renovador que es el lenguaje de los s¨ªmbolos, que me parece m¨¢s interesante que el de los conceptos". Tras aquel primer libro, por el que obtuvo el premio citado del Ministerio de Cultura, Ediciones Siruela edit¨® dos libros medievales en ediciones populares: Sir Gawain y el caballero verde y Melusina, de Jean d'Arras, los dos tambi¨¦n del ¨¢mbito art¨²rico y que, al parecer, se venden con fluidez., "Lo que es cierto es que ahora hay una fascinaci¨®n por el Medioevo, supongo que ser¨¢ debida, en parte a que la simbolog¨ªa medieval no se refiere a un tiempo concreto sino que interrelaciona el pasado con el futuro. En algunos de sus textos se puede encontrar la descripci¨®n de los problemas que afectan a las gentes de hoy".
En su ep¨ªlogo a la edici¨®n de Sir Gawain, el conde de Siruela es expl¨ªcito: "En nuestra cultura, este lenguaje (el simb¨®lico) est¨¢ ausente del esp¨ªritu desde que Descartes inici¨® el modelo de la mec¨¢nica del mundo objetivo. La Imago Mundi ha cambiado, eso es todo. Y el horizonte de toda significaci¨®n es ahora la acci¨®n y extensi¨®n de la palabra. El medio unificador de lo claro y lo oscuro, el s¨ªmbolo, se ha perdido en el olvido deslumbrado por el Logos. Los fen¨®menos naturales y metaf¨ªsicos han sido arrancados del c¨ªrculo anal¨®gico y din¨¢mico del mito para entrar en el sistema de comprensi¨®n l¨®gico.
La antigua encrucijada de Sir Gawain ha muerto para la conciencia moderna, que anda demasiado ocupada en s¨ª misma. Pero esto no quiere decir que los mismos s¨ªmbolos, que sus mismas sombras, no sigan obsesionando al hombre actual.
El pasado no es un inm¨®vil museo de reliquias."
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