Woody Shaw, convencer sin emocionar
Woody Shaw compareci¨® de nuevo ante el p¨²blico madrile?o del colegio mayor San Juan Evangelista, no para demostrar nada, que ya es persona conocida, pero s¨ª con la sana intenci¨®n de volver a realizar ese jazz ecl¨¦ctico y moderno que le ha encumbrado hasta los lugares de honor en todas las encuestas. Tal vez para muchos la superestructurada actuaci¨®n de Shaw pueda parecer excesivamente r¨ªgida o fr¨ªa. Y tal vez sea cierto. Es un grave problema intentar un equilibrio entre la explosi¨®n de espontaneidad que supuso el bop y la necesaria coherencia que implica el trabajo en grandes bandas. La primera cuesti¨®n puede degenerar sin problema en rondas de solos sin mayor sentido, y la segunda, en una especie de formulismo destinado a tocar esos impulsos b¨¢sicos ante los que respondemos todos. Pero lograr esa conjunci¨®n entre estructura e improvisaci¨®n verdaderas es algo posible, como han mostrado en Espa?a Dexter Gordon, Randy Weston o el Art Ensemble of Chicago.Dentro de ello, resulta que Woody Shaw no es Miles Davis, y que su concierto, con ser muy bueno, no fue de los que levantan ampollas. El mismo es un trompetista magn¨ªfico, lleno de recursos de todo tipo y con un sonido que, a base de hurgar por todos los lados, acabar¨¢ siendo caracter¨ªstico. Le falta, tal vez, esa punta de lirismo que la suavidad y elegancia de su toque permiten esperar. Por otra parte, Steve Turre, con su coleta china y su perilla, es tan efectivo al tromb¨®n como Mulgrew Miller al piano, pero tiene un grado de frialdad rara en un m¨²sico que, cuando coge las maracas, sabe el ritmo que se trae en las manos. Para m¨ª, el mejor de los acompa?antes ser¨ªa el bajista Stafford James, de una agilidad grande y una elegancia menos normal. Tony Reedus, por su parte, parec¨ªa un tipo raro, por cuanto sus solos tamborileros resultaron tont¨ªsimos, mientras su acompa?amiento era francamente imaginativo. El grupo funcionaba muy bien, como pod¨ªa esperarse tras el tiempo que lleva junto, y Woody Shaw bailaba cadenciosamente a los acordes de Miller para satisfacci¨®n de los presentes. El concierto acab¨® dando una impresi¨®n de competencia m¨¢s que de extremada brillantez o emoci¨®n; pero era honrado, genuino y moderno. Ma?ana toca en Vitoria Hank Jones, mientras la semana que viene lo har¨¢ en Madrid el grupo Nucleus.
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