Ruiz-Mateos
Lo que yo digo, o sea, sin pasarme (no como los editorialistas, que se desmadran porque no firman: la firma es un bozal del columnista), es lo que ya dije el otro d¨ªa (hay que repetirse, porque la repetici¨®n hace el estilo, el g¨¦nero, y el g¨¦nero es el hombre), lo que yo digo, y a ver si me explico de una sant¨ªsima vez, es que, en los ¨²ltimos sesenta, un se?or de chaqueta a cuadros blancos y negros, menuditos, fue a verme al Gran Caf¨¦ de Gij¨®n, y me llev¨® al Hotel de Suecia para all¨ª comerme el tarro con inminencias judiciales, s¨®lo porque yo hab¨ªa citado en un art¨ªculo a Rumasa.O sea que, con unos quince years de anticipaci¨®n, uno hab¨ªa previsto la auditor¨ªa, al se?or Boyer, al se?or Andersen (que ha corregido las fantas¨ªas del otro Andersen mediante los n¨²meros implacables), y hasta la abeja de portada, que es una cosa l¨ªrica. Ruiz-Mateos, que hace pocos a?os le dijo, en el color¨ªn de este peri¨®dico, a la gran Rosa Montero lo trabajador que ¨¦l era, hoy parece que levanta suspicacias entre los auditores internacionales y los boyeres nacionales. Nunca se sabe. Yo s¨¦ que la abeja de Rumasa, que es el esp¨ªritu de la colmena (no previsto por el genial Erice en su peli) saldr¨¢ adelante, y me alegro. Lo cual que el catedr¨¢tico Varela, que me aplica misiva en este peri¨®dico, debiera haber escrito a otro matutino, o sea, el que public¨®, haci¨¦ndoselo decir a ¨¦l, que con Larra hay un maleficio, que nadie ha conseguido terminar un libro sobre Larra (salvo el suyo) y que incluso alg¨²n desventurado autor (los otros se mor¨ªan), perd¨ªa su original, y ten¨ªa que andar busc¨¢ndolo por las alcantarillas.
Ese periodismo a lo Fern¨¢ndez y Gonz¨¢lez, folletinista/folletonista de la mejor Prensa del XIX, es el que ten¨ªa que haber desmentido al d¨ªa siguiente el se?or Varela, porque desmerece su dedicaci¨®n cient¨ªfica, erudita, catedr¨¢tica y estudiosa. Pero no lo ha hecho. Yo leo toda la prensa y la leo todos los d¨ªas. Sus hagi¨®grafos le han perdido, por poner literatura a la literatura. Cuando aquello de los ucedeos (que nos quedan ya tan lejanos como los aqueos), el se?or Varela, aparte de catedr¨¢tico en Madrid, fue rector, o como se llamase la prebenda, de una universidad fantasma improvisada en Ciudad Real (ciudad que se merece una real universidad). En el Parlamento hubo movida, que yo estaba en la tribuna de Prensa, y Varela tuvo que dejar su regidur¨ªa manchega. Entre tantos t¨ªtulos, tiene tambi¨¦n el de haber sido el primer incompatible de Espa?a. Eran los tiempos en que el Opus (al que no pertenecen Varela ni Ruiz-Mateos) creaban banqueros y catedr¨¢ticos de la nada, como en el G¨¦nesis, porque la derecha/derecha espa?ola quer¨ªa, para despu¨¦s de Franco, no una reforma ni una transici¨®n ni un cambio, sino un G¨¦nesis, que hubiese quedado m¨¢s escritur¨ªstico y habr¨ªa galvanizado a los de siempre con los mismos cuerpos y almas que tuvieron. C¨¦sar Alonso de los R¨ªos, eterno compa, me env¨ªa Mirador de la Complutense, revista universitaria que dirige y donde los catedr¨¢ticos/ensayistas de cuando entonces parece que tienen menos mano que en Escorial y aquellas cosas. O que en Atl¨¢ntida, revista muy fina que se sac¨® P¨¦rez Embid y de la que recuerdo firmas y c¨¢tedros que hoy vuelven donde sol¨ªan o donde pueden.
Ruiz-Mateos, el hombre que hizo posible el monetarismo liberal franquista, ahora quiere hacer posible el monetarismo liberal socialista.
Un ejemplo, o sea: el hotel Corona de Arag¨®n, que se quem¨® hace pocos a?os, como ustedes recuerdan, ha sido bot¨ªn impensado de Rumasa, que compra, recicla, derriba o vende por cornucopias los viejos hoteles de toda Espa?a. Es lo que se llama comprar a la baja. Yo estoy esperando de un d¨ªa para otro al se?or de la chaqueta de cuadritos.
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