Boyer
Lo que digo, que si uno escribe de la pol¨ªtica de la vida, m¨¢s que de la vida pol¨ªtica, que es un muermo, cogen, van, agarran y lo entrometen a uno entre la paginaci¨®n profusa, o sea, por un si acaso, aversimentiendes, pero si uno escribe aforismos l¨ªricos (hay un lirismo de lo cruento, lo sabemos desde Quevedo y Cela), entonces le ponen a uno en la p¨¢gina que se merece, y hale, a triunfar en plan campe¨®n.Mayormente, Miguel Boyer, a quien no conozco de nada, y de quien dec¨ªa la derecha elocuente y la izquierda reticente que era blando, flojo, huev¨®n y socialdem¨®crata. Toma casta?a con Rumasa/ Rumasina. A m¨ª es que me gustan las nacionalizaciones, como a otros los fuegos artificiales, y a otros la llamada fiesta nacional. El petardo o el cornal¨®n suelen sacarle un ojo a alguien, pero el tipismo es el tipismo y nosotros vivimos de ser t¨ªpicos, I'm sorry, se?or Ruiz-Mateos. Hacen bien los analistas y memoriones en matizar la medida, que es matizable en s¨ª, pero que debiera leerse como saludable en general, ya que a este Gobierno (y nada digamos al se?or Boyer) se le viene acusando de debilidad en general, y ahora se le acusa de alarde de fuerza. Aclararse, t¨ªos, que est¨¢is colgados. Una corresponsal¨ªa en el extranjero puede convertirse en una canciller¨ªa o en un l¨®brego exilio, seg¨²n quien la lleve. La mayor parte de los que las llevan en Par¨ªs no tienen estatura de cancilleres, y de ah¨ª que tampoco informen debidamente de las relaciones Mor¨¢n/ Mitterrand.
Hay que leer la Prensa parisina por el Larousse que anuncia Torrente Ballester en la tele (yo quiero ser acad¨¦mico para anunciar diccionarios y cosas), para enterarse de c¨®mo va el tema. Jos¨¦ Luis Mart¨ªn Prieto, subdirector que es/ha sido de este peri¨®dico, autor de las mejores y menos vendidas cr¨®nicas del sesientenco (aqu¨ª vamos siempre, como lectores, m¨¢s a la an¨¦cdota que a la categor¨ªa), se me despide entra?ablemente (le conozco desde que era peque?ito, se preparaba para ingresar en Periodismo y me quitaba las novias), pues que s¨¦ va a Buenos Aires a entender/explicar a los militares latinoch¨¦s, ¨¦l que tan prodigiosamente ha explicado a los campamentales. Pedro Rodr¨ªguez, a cuya prosa de columnista le falta/sobra pluriempleo y una manera como galaica de compatibilizar lo incompatible, reconoce su lapsus Plat¨®n/S¨®crates con iron¨ªa hiperb¨®rea que le agradezco. As¨ª me gustan los columnistas machos, co?o. Se ve que no se han acabado los franquistas que iban por el monte solos.
Enrique de Aguinaga, a quien le¨ª con admiraci¨®n, en los cincuenta, hasta que se pas¨® de la cr¨ªtica al criticado (es el precio de las ventas, querido maestro: perder algunos lectores artistas y adolescentes de provincias), invoca ahora reglamentos de un concurso priv¨¦ para defender su anonimato de concursante.
Esta pasi¨®n incontrolada, "tocamiento secreto o acci¨®n deshonesta consigo mismo o con otros", como dec¨ªa el Catecismo del padre Vilari?o, pasi¨®n de la derecha por el reglamento, me sorprende en quienes vivieron los cuarenta a?os cuarenta sin otro recuadro period¨ªstico ni jur¨ªdico que la voluntad de un ¨¦quite, y no se les ca¨ªan los anillos. Ni el maestro Aguinaga ni yo conseguimos jam¨¢s p¨¢gina'noble, en nuestros rotativos, o sea que nos unen las renunciaciones de derecha/izquierda. Pero un cambio y un regeneracionismo no se hacen picapleiteando, sino nacionalizando.
Aparte la importante medida econ¨®mica y ministerial sobre Rumasa/Rumasina (torres m¨¢s altas han ca¨ªdo, en este caso las de Jeri?ac), me parece que esto ha servido para que Boyer/Guerra celebren stis bodas, que ya iba siendo hora. El hombre-m¨¢s-a-la-derecha-del-Gobierno, ha hecho la cosa m¨¢s de izquierdas. La medida es salvadora para los empleados y el peque?o ahorro. Y, mayormente, hermanadora para los ant¨ªpodas Guerra/Boyer.
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