Las toxinas de la colza
Cuando faltan menos de tres meses para que se cumpla el segundo aniversario del primer fallecimiento provocado por el s¨ªndrome t¨®xico, sigue debati¨¦ndose sobre los mecanismos que han originado cuadros cl¨ªnicos tan diversos en los afectados. El autor divulga en este art¨ªculo su tesis, que en octubre expuso en una colaboraci¨®n publicada en Lancet, seg¨²n la cual una de las complicaciones cr¨®nicas m¨¢s graves sufridas por los afectados se puede explicar sin necesidad de una toxina espec¨ªfica.
El 1 de mayo de 1981 un ni?o de ocho a?os de edad muri¨® en la ciudad de Torrej¨®n de Ardoz, cerca de Madrid, de lo que se supuso que era, en ese momento, una neumon¨ªa at¨ªpica. Result¨® ser la primera v¨ªctima fatal de lo que se conoce en Espa?a como la "enfermedad de la colza", tambi¨¦n conocida en el mundo m¨¦dico como el "s¨ªndrome t¨®xico epid¨¦mico". Hacia la primera semana de junio por lo menos 3.000 enfermos tuvieron que ser ingresados en Madrid y en las provincias vecinas con s¨ªntomas parecidos. Algunos hospitales tuvieron que hacer frente hasta a 350 nuevos ingresos por d¨ªa. Desde entonces el s¨ªndrome ha provocado m¨¢s de 300 muertes, afectando a unas 20.000 personas y dejando permanentemente inv¨¢lidas a un dos por ciento de ellas. El sesenta por ciento de todos los casos se presentaron entre el 17 de mayo y el 13 de junio, y aunque ahora la epidemia puede darse por terminada, todav¨ªa existen enfermos ingresados en varios hospitales o bajo control de Unidades de Seguimiento.
Por todo lo que se sab¨ªa al comienzo, la enfermedad pudo haber sido una nueva "peste medieval". Se la llam¨® inicialmente una neumon¨ªa at¨ªpica porque los hallazgos cl¨ªnicos y radiol¨®gicos eran compatibles con este diagn¨®stico. Pero a pesar de investigaciones extensas y de la ayuda de varios laboratorios extranjeros, no se encontr¨® ninguna evidencia de peso en favor de alg¨²n agente infeccioso conocido. El hallazgo de "mycoplasma pneumoniae" en algunas de las v¨ªctimas indujo a algunos a creer que ¨¦ste era el agente responsable. De hecho, ¨¦sta fue la, primera explicaci¨®n oficial del caso. Finalmente, en el mes de julio, la causa m¨¢s probable de la epidemia fue descubierta como resultado de estudios sobre ni?os ingresados en el Hospital del Ni?o Jes¨²s en Madrid. El 10 de junio se hizo p¨²blica la conexi¨®n entre el aceite de colza adulterado y la epidemia. En las siguientes semanas el Gobierno embarg¨® unos tres millones de litros de aceite supuestamente t¨®xico evitando probablemente una cat¨¢strofe todav¨ªa mayor. Aunque todav¨ªa quedan unas cuantas cuestiones por resolver, como la gran variabilidad del cuadro cl¨ªnico en una misma familia de afectados o la m¨¢s marcada y severa afectaci¨®n de las mujeres, el aceite adulterado puede considerarse como la ¨²nica causa de la epidemia.
La enfermedad puede arbitrariamente dividirse en dos fases, aguda y cr¨®nica. La primera se caracteriz¨® por cambios inflamatorios difusos y m¨¢s marcados en pulmones, h¨ªgado, p¨¢ncreas, piel y tejido neuromuscular y vascular acompa?ados por accidentes tromboemb¨®licos y anormalidades hematol¨®gicas. La mayor¨ªa de las v¨ªctimas fatales perecieron en esta fase por insuficiencia respiratoria o accidentes tromboemb¨®licos.
En la segunda fase, vigente en la actualidad, predomina un s¨ªndrome neuromuscular que ha reducido a la invalidez permanente a un gran n¨²mero de los afectados.
Pero, ?qu¨¦ hab¨ªa en ese aceite capaz de causar tantos estragos? Lo cierto es que no lo sabemos. Todas las muestras analizadas consisten en mezclas, a veces hasta de cinco componentes, de aceites de muy distintos or¨ªgenes. Probablemente, la sustancia m¨¢s significativa de las identificadas hasta ahora sea la anilina y sus derivados, las anilidas de los ¨¢cidos grasos. No existe acuerdo sobre c¨®mo pudieron tales sustancias haber provocado la enfermedad. Dos posibilidades b¨¢sicas, no mutuamente exclusivas, son las siguientes:
a) las anilinas, o sus derivados, podr¨ªan haber actuado envenenando alg¨²n proceso biol¨®gico fundamental y da?ando a las c¨¦lulas y tejidos afectados. Por ejemplo, al combinarse con ¨¢cidos grasos (como el arquid¨®nico y el linoleico) y enga?ando a las enzimas (ciclooxigenasa y lipooxigenasa) pudieron haberse transformado, una vez ingeridas, en sustancias parecidas a las prostaglandinas, provocando una impresionante reacci¨®n inflamatoria aguda.
b) Alternativamente, estas sutancias podr¨ªan haber desencadenado una reacci¨®n al¨¦rgica con la parad¨®jica colaboraci¨®n del sistema inmunol¨®gico, o de defensa, del propio afectado, despu¨¦s de incorporarse a las membranas de las c¨¦lulas que iban a ser da?adas. Todav¨ªa hay investigadores que creen que el micoplasma pudo haber desempe?ado un papel importante en el origen del s¨ªndrome, probablemente a trav¨¦s de un mecanismo de tipo al¨¦rgico potenciado por el aceite adulterado. De acuerdo con estos autores, esto explicar¨ªa la gran variedad del cuadro cl¨ªnico ya que, por el desarrollo de la enfermedad, hubiera sido necesario consumir el aceite adulterado y la simult¨¢nea infecci¨®n del micoplasma.
Pero lo curioso es que una de las complicaciones cr¨®nicas m¨¢s graves en la actualidad, el s¨ªndrome neuromuscular y las deformaciones permanentes de las extremidades, se puede explicar sin necesidad de postular una toxina especifica. Esta es mi tesis defendida en el Lancet, y publicada en su edici¨®n del 9 de octubre del pasado a?o. De acuerdo con ello, el principal responsable de las deformidades de los miembros de los enfermos de la colza es el incremento de la presi¨®n en los brazos y piernas de los afectados producido por el hinchaz¨®n resultante de la reacci¨®n inflamatoria aguda inicial. Aunque este tipo de deformidad se parece mucho a la descrita en el siglo pasado por un cirujano alem¨¢n llamado Volkmann, el conocimiento de los mecanismos que la producen es muy reciente. El incremento de la presi¨®n dentro del brazo o de la pierna inflamados dificulta la circulaci¨®n de la sangre por los capilares y la perfusi¨®n de ox¨ªgeno disminuye hasta que el nervio y el m¨²sculo mueren. El enfermo experimenta dolores musculares severos, la sensaci¨®n de tener los brazos y las piernas tensos e hinchados, par¨¢lisis motoras y alteraciones en la sensibilidad. Finalmente, el tejido neuromuscular es poco a poco sustituido por tejido fibroso, las extremidades se quedan en una caracter¨ªstica posici¨®n deforme y la vuelta a la normalidad es pr¨¢cticamente imposible.
Desgraciadamente, tal hip¨®tesis ya no se podr¨¢ comprobar nunca porque desconocemos las presiones internas de los brazos y piernas de los enfermos en la fase aguda. De todas formas, sigue siendo una alternativa a las explicaciones ya propuestas, por lo menos mientras no se demuestre lo contrario.
es bioqu¨ªmico, licenciado por la Universidad de Cambridge.
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