Boyer denuncia cuantiosos fraudes, a la Seguridad Social del grupo Rumasa y p¨¦rdidas en 17 de sus 18 bancos

Las cuotas tributarias no ingresadas por las empresas del grupo Rumasa ascienden a cerca d¨¦ 30.000 millones de pesetas anuales en los ejercicios de 1981 y 1982, seg¨²n declar¨® el ministro de Econom¨ªa y Hacienda, Miguel Boyer, en el Pleno del Congreso celebrado ayer. Hasta septiembre de 1982, s¨®lo una parte de lo retenido por Seguridad Social era ingresado en la Tesorer¨ªa General de este organismo por las empresas del holding de la abeja.

Miguel Boyer afirm¨® tambi¨¦n, a lo largo de su intervenci¨®n, que diecisiete de los dieciocho bancos de Rumasa se encuentran en p¨¦rdidas, seg¨²n se desprende de las ¨²ltimas informaciones a que ha tenido acceso la Administraci¨®n tras la aplicaci¨®n del decreto de expropiaci¨®n de los bancos y otras empresa de Rumasa.El ministro de Econom¨ªa y Hacienda, despu¨¦s de una larga explicaci¨®n sobre los controles que se hab¨ªan mantenido en torno al grupo de empresas de Rumasa, afirm¨® que en los dos ¨²ltimos ejercicios la parte de impuestos retenidos y repercutidos sobre precios que no hab¨ªan sido ingresados en Hacienda representaba aproximadamente el 95% de todo lo retenido. Estas cantidades equivalen, en palabras del ministro, al menos a 30.000 millones de pesetas. Asimismo declar¨® que hasta septiembre de 1982 s¨®lo una parte de las retenciones que se hac¨ªan a los trabajadores por Seguridad Social hab¨ªa sido ingresada y que a partir de esa fecha, pr¨¢cticamente en el momento electoral, se ingresa ¨ªntegramente la parte correspondiente a los trabajadores, mientras que se deja de satisfacer la cuota patronal.

Como ejemplo de esta situaci¨®n anormal, que ser¨¢ puesta en conocimiento de los tribunales, Miguel Boyer declar¨® que en 1981, en la empresa. Central Inform¨¢tica, SA, no fueron ingresados ocho millones de pesetas de los retenidos; esta cifra creci¨® hasta situarse en veintis¨¦is millones un a?o despu¨¦s. Para el ministro de Econom¨ªa, las empresas no financieras del grupo Rumasa pasaban las retenciones no ingresadas a reservas, como si se tratara de beneficios obtenidos por dichas empresas. Esta informaci¨®n ha sido conocida por los nuevos administradores una vez que fue ocupada la central del proceso de datos, que contiene en sus archivos toda la informaci¨®n referente a las empresas del grupo.

El ministro de Econom¨ªa inici¨® su intervenci¨®n ante el Pleno del Congreso afirmando que la medida de expropiaci¨®n decretada hab¨ªa sido tomada con rapidez, pero que no por ello era precipitada. Desde hace dos meses y medio, afirm¨® el ministro, se ve¨ªa como soluci¨®n a la crisis del grupo Rumasa la expropiaci¨®n total de las acciones de estas empresas.

Rumasa, afirm¨®, es un caso singular en el sistema financiero espa?ol, ya que en poco m¨¢s de veinte a?os ha pasado de ser una simple empresa dedicada a la exportaci¨®n de vinos a convertirse en uno de los mayores grupos econ¨®micos del pa¨ªs. La f¨®rmula empleada para ello por los expertos de Rumasa, en palabras del ministro, ha sido la adquisici¨®n de numerosas empresas mediante pagos a muy largo plazo y un sucesivo control de un n¨²mero creciente de bancos que le permit¨ªan seguir manteniendo su expansi¨®n en una ¨¦poca de altas tasas de inflaci¨®n.

Este m¨¦todo de crecimiento ha llevado, desde el principio, a que la mayor parte de la inversi¨®n de los bancos del grupo Rumasa se concentrara en la financiaci¨®n de las empresas del holding. El ministro de Econom¨ªa afirm¨® a lo largo de su intervenci¨®n que en los ¨²ltimos a?os se hab¨ªa producido la creaci¨®n de una "Rumasa B o paralela" recurriendo, a la captaci¨®n de fondos al margen de la actividad de los propios bancos.

La cronolog¨ªa explicada por Boyer se inicia en 1967, cuando el Banco de Espa?a decide iniciar una vigilancia especial tras la adquisici¨®n por Ruiz-Mateos de tres bancos peque?os, a los que luego se unir¨ªa el Banco de Siero. Dos a?os m¨¢s tarde, en 1969; las autoridades monetarias inician la definici¨®n legal de la "unidad econ¨®mica de riesgo", que trata de fijar las relaciones entre los bancos subfiliales y las empresas que les pueden controlar. A partir e e o contin¨²a la vigilancia sobre los bancos de Rumasa y los presidentes de dichas instituciones son apercibidos por el Banco de Espa?a.

Preocupaciones de 1976

En 1976, el entonces gobernador del Banco de Espa?a manifiesta al ministro de Hacienda su preocupaci¨®n, que existe desde hace varios a?os, acerca de la excesiva acumulaci¨®n de poder financiero en algunas empresas. En 1978, el Banco de Espa?a exige de Rumasa que explique las necesidades financieras de las empresas del grupo y que se comprometa a que los bancos no aumenten los riesgos con dichas empresas. En marzo del a?o siguiente, Ruiz-Mateos contesta al Banco de Espa?a afirmando que no va a continuar su pol¨ªtica de expansi¨®n. En ese a?o, el 32% de los recursos ajenos de los bancos estaba comprometido ya en operaciones con las empresas del grupo.

Ese mismo a?o, el Banco de Espa?a avisa a los presidentes de los bancos General, Norte, Jerez, Noroeste, Latino e Industrial del Sur que o se var¨ªan las pr¨¢cticas llevadas a cabo o se podr¨ªa hacer uso de la suspensi¨®n de los ¨®rganos de administraci¨®n de dichos bancos. En abril de 1980, y contando con una nueva normativa legal de actuaci¨®n del Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos, el Banco de Espa?a se dirige a los presidentes pidi¨¦ndoles que hagan auditor¨ªas voluntariamente en sus bancos. En noviembre de ese a?o, Rumasa contesta que la empresa Arthur Andersen har¨¢ un dictamen profesional sobre la situaci¨®n de los bancos, con fecha final de 1981.

En abril de 1981, tras diversas reuniones, Rumasa informa de que quiere asegurar el riesgo de las empresas con los bancos del grupo en tanto en cuanto no est¨¦ terminada la auditor¨ªa. El Banco de Espa?a

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