"Debemos ampliar el margen de autonom¨ªa de la acci¨®n de Espa?a dentro del sistema occidental"
"Tengo la impresi¨®n de que, aparte de la campa?a -ha habido una campa?a clar¨ªsima-, la gente no entiende la pol¨ªtica exterior. Primero, porque no puede ser explicada en todos sus detalles, y en segundo lugar, porque es una pol¨ªtica muy matizada. Un viejo embajador sol¨ªa repetir, cuando yo ingres¨¦ en la carrera, que en pol¨ªtica exterior nunca cae el tel¨®n". Con estas palabras se alzaba el tel¨®n de una entrevista largo tiempo aplazada con el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Mor¨¢n, el decano del Gabinete, sometido a una fuerte y continuada cr¨ªtica piar los medios de informaci¨®n. En su despacho de? palacio de Santa Cruz, sede de la diplomacia espa?ola, donde Castiella dej¨® colgado un cuadro con el asalto brit¨¢nico a Gibraltar y donde se guarda el candado de la Verja abierta por el nuevo Gobierno, Mor¨¢n se declara a la b¨²squeda de un margen de autonom¨ªa dentro del sistema occidental, superando los complejos de satelizaci¨®n; en favor del desbloqueo de las relaciones con Francia, de la clarificaci¨®n con Estados Unidos, del equilibrio en el norte de Africa, de la potenciaci¨®n de todas las posibilidades espa?olas, de la formaci¨®n de una voluntad pol¨ªtica sostenida. El ministro ha pensado y escrito sobre pol¨ªtica exterior, y eso parece muy dif¨ªcil que lleguen a perdon¨¢rselo. Adem¨¢s, algunos de los nombramientos y destituc¨ªones que ha hecho le han situado en el ojo del cicl¨®n
Pregunta. ?Qu¨¦ expectativas abri¨® para Espa?a la llegada del Gobierno socialista, en el ¨¢mbito de las relaciones exteriores y de la pol¨ªtica internacional?Respuesta. La instalaci¨®n del nuevo Gobierno tiene un primer efecto muy favorable a los intereses nacionales y a la posici¨®n espa?ola: aporta la prueba de que la democracia espa?ola funciona y que cabe la alternancia. Lo cual realmente se nota en todos los foros internacionales, en las relaciones bilaterales y en el inter¨¦s enorme por tomar contacto con los interlocutores espa?oles. Mi agenda ofrece un buen ejemplo de esa realidad y el mismo d¨ªa recibo al norteamericano Thomas O. Enders y al vicepresidente cubano Carlos Rafael Rodr¨ªguez. Espa?a entra pienamente en el circuito. En la primera fase la llegada del Gobierno socialista hay determinados sectores internacionales que temen del POSE una pol¨ªtica poco mesurada, concretamente en e' ¨¢mbito de, la OTAN y en el Norte de Africa. En estos cien primeros d¨ªas he debido hacer una pol¨ªtica de ajustes guiada por los dos principios que vengo repitiendo desde antes de ser ministro: no romper equilibrios y agrandar el margen de autonom¨ªa. Con el convencimiento de que al ampliar el margen de autonom¨ªa dentro del sistema en que estamos insertos, el papel de Espa?a se multiplica.
Por ejemplo, yo he advertido en el Consejo Atl¨¢ntico c¨®mo todos ofrecen los conocimientos que tienen de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y presumen de sus contactos m¨¢s recientes con Gromyko o con Andropov. En el mundo atl¨¢ntico es del g¨¦nero tonto la amputaci¨®n de la pol¨ªtica, exterior que se hac¨ªa antes: limitarse a la reiteraci¨®n de declaraciones occidentalistas y no tener apenas relaciones con el mundo del Este o con el Tercer Mundo
P. Jugar con la mitad de la baraja...
R. Incluso en la partida oc¨²dental que nosotros jugamos, ese tipo de relaciones son positivas. En este sentido, la b¨²squeda del margen de autonom¨ªa puede hacer creer que se incurre en aparentes contradicciones, que no lo son. En algunos medios se nos recrimina que Espa?a no tiene definida su posici¨®n, pero si est¨¢ definida y adem¨¢s est¨¢ siendo muy bien entendida por los Estados Unidos, por los miembros de la CEE y tambi¨¦n por los pa¨ªses que no pertenecen a ese mundo.
P. En el despegue del Gobierno socialista puede observarse un polo cr¨ªtico centrado en Asuntos ,Exteriores y en Cultura, materias hacia las que no cab¨ªa esperar tan controvertida actitud de los medios de informaci¨®n. ?A qu¨¦ lo atribuye?.
R. Frente a esta pol¨ªtica hay reacciones idelol¨®gicas aunque la pol¨ªtica exterior no es una pol¨ªtica ideol¨®gica. No es una pol¨ªtica de izquierdas en el sentido de desvinculaci¨®n del sistema occidental. Es de izquierdas en cuanto que trata de coadyuvar a crear valores democr¨¢ticos, de dar al espa?ol inter¨¦s por la pol¨ªtica internacional. El clamor cr¨ªtico es manifestaci¨®n de que se logra el objetivo de atraer inter¨¦s hacia la pol¨ªtica exterior. Es una pol¨ªtica que contribuye a la cultura de la democracia, a evitar las visiones en blanco y negro. Es progresista porque se encamina a reducir el complejo de inferioridad del espa?ol. Soy muy respetuoso con lo que est¨¢ constituido en el pa¨ªs, pero hay componentes mucho m¨¢s ricos debajo de algunos estratos de cinismo pol¨ªtico seg¨²n los cuales no podemos hacer nada, somos un pa¨ªs peque?o, nos meten en la OTAN con patadas en salva sea la parte...
P. Sorprende, a veces, en el contacto con interlocutores de otros pa¨ªses que tienen de las posibilidades espa?oles una dimensi¨®n mucho mayor que nuestros compatriotas.
R. Hay un escritor portugu¨¦s Cardoso Pires que, a prop¨®sito de Portugal bajo el salazarismo, en una novela llamada O delfim habla de o tempo amesquinhado -el tiempo hecho mezquino-. El tiempo del franquismo ha amesqui?ado el pa¨ªs. Y ese proceso se produce al mismo tiempo que hay una gran explosi¨®n econ¨®mica y cultural en los a?os sesenta y setenta, quiz¨¢ mas fuerte que ahora. Ah¨ª reside una seria contradicci¨®n. Al espa?ol durante mucho tiempo se le ha predicado en pol¨ªtica internacional una ret¨®rica grandilocuente -tipo hispanidad, tipo verdad de Espa?a- y luego ha visto en la pr¨¢ctica una adaptaci¨®n y una b¨²squeda vergonzante de la homologaci¨®n con Europa y con Occidente. El espa?ol piensa que cuando le hablan desde el poder de estos temas le est¨¢n diciendo mentiras y se refugia en el cinismo y el escepticismo y eso va a ser un obst¨¢culo serio para hacer una pol¨ªtica que exige una potenciaci¨®n de la voluntad espa?ola durante mucho tiempo.
No se trata de sacar las masas a la calle para decir ?OTAN, no!, o para propugnar ?OTAN, s¨ª!. Se trata de aumentar el margen de autonom¨ªa espa?ola. Y eso exige mucha voluntad. Si la opini¨®n p¨²blica no lo entiende y no lo apoya, en dos a?os ser¨¢ dif¨ªcil conseguir estos objetivos. Es cierto que hay un inter¨¦s extraordianrio por Espa?a. Podr¨ªa dar detalles anecd¨®ticos pero importantes de algunos viajes recientes. En Bruselas, fuera de programa, quiso recibirme el rey Balduino, con quien habl¨¦ durante m¨¢s de hora y media sobre Espa?a. El presidente de la rep¨²blica italiana, Sandro Pertini, organiz¨® un almuerzo a solas con ¨¦l al ser informado de mi visita a Roma. Son cosas que no hacen con nadie y lo hacen con Espa?a porque el cambio ha sido la consagraci¨®n de la democracia despu¨¦s de cuarenta a?os en que al Sur de Europa hab¨ªa un borr¨®n.
Este es un pa¨ªs de cerca de cuarenta millones de habitantes, con una renta por encima de los 5.000 d¨®lares, con un ¨ªndice de profesionales alt¨ªsimo, con una mano de obra en muchos sectores muy cualificada, con un n¨²mero de mujeres graduadas proporcionalmente mayor que el italiano, con una situaci¨®n estrat¨¦gica seria; no digo que sea la clave o el cierre del Mediterr¨¢neo, pero seria, porque tiene vinculaciones important¨ªsimas con Latinoam¨¦rica, porque la historia ha ido de tal manera que lo que Franco hizo como pol¨ªtica de sustituci¨®n, que fue la pol¨ªtica ¨¢rabe, ahora tiene inter¨¦s. Resulta que ante esta acci¨®n, que es una acci¨®n de Estado, desde la seguridad de que este pa¨ªs es un pa¨ªs fuerte, inicialmente el espa?ol medio no se lo cree. El espa?ol medio dice: me est¨¢ hacien0o usted una ret¨®rica de otro tipo pero parecida a la que me hac¨ªa el franquismo o la que me hac¨ªa la UCD. La UCD hac¨ªa la ret¨®rica de la occidentalizaci¨®n entre comillas y todo se resuelve. Los otros hablaban de grandes imperios o gran centinela de Occidente, pero abandonaban los intereses concretos. En ese piano es enormemente dif¨ªcil ofrecer victorias inmediatas.
Suponiendo que todo vaya bien Espa?a va a entrar en la CEE -en 1984 se puede firmar y a finales de 1985 estar¨¢ ratificado- y habr¨¢ que hacer unos ajustes que no van a ser todos satisfactorios. Si la po l¨ªtica que pretendemos en alianzas resulta podemos tener una relaci¨®n flexible con el sistema occidental, pero eso tampoco se va a manifestar en la elevaci¨®n de Espa?a al rango de primera potencia de Europa, porque es una potencia media. Si la pol¨ªtica en el Mediterr¨¢neo va bien, probablemente mantendremos un dif¨ªcil equilibrio en el norte de Africa. Y controlaremos un factor que est¨¢ ah¨ª, aunque a la gente le molesta que se diga, que es el nacionalismo marroqu¨ª, pero evitaremos el irredentismo sobre las plazas espa?olas. Si va bien habr¨¢ una estabilidad, tan consistente como permiten sociedades del tipo de la argelina o la marroqu¨ª. Si van bien las relaciones con Francia tendremos mejor cooperaci¨®n en el terreno del terrorismo, tendremos alguna extradici¨®n cuando las demandas se presenten conforme a la doctrina Badinter, pero siempre Francia perseguir¨¢ sus propios intereses. Si el p¨²blico lo que pide es blanco y negro, no se lo podremos ofrecer. Lo que se puede ofrecer en vez de negro es un gris cada vez m¨¢s p¨¢lido que sea casi blanco. Esto es lo que se puede hacer en dos o tres a?os.
P. ?No hay una falta de constancia en las posiciones espa?olas que es una de nuestras debilidades al tratar con interlocutores extranjeros? Asombra seguir en las p¨¢ginas del libro de Francisco Villar sobre el Proceso de descolonizaci¨®n del Sahara la seriedad y constancia de fondo en las posiciones marroqu¨ªes frente a la dispersi¨®n tribal -Presidencia, Exteriores, Alto Estado Mayor, cada uno por su cuenta- del r¨¦gimen franquista que te¨®ricamente garantizaba "unidad de poder y coordinaci¨®n de funciones". Los marroqu¨ªes, por decirlo en t¨¦rminos futbol¨ªsticos en medio de esas fisuras pudieron jugar a placer.
R. En el caso de Marruecos todo eso est¨¢ alimentado por el nacionalismo, elemento integrador del Tercer Mundo. Un nacionalismo que se inserta en la triple legitimidad del Rey que le convierte en un actor casi ¨²nico. La legitimidad din¨¢stica, la legitimidad religiosa -el im¨¢n que convoca a la oraci¨®n- y la que le viene de su padre, que es factor del nacionalismo y la independencia. Eso le da una cohesi¨®n internacional tremenda a la direcci¨®n pol¨ªtica. La clase dirigente marroqu¨ª ha sido. hasta hace muy pocos a?os muy integrada, reclutada entre la burgues¨ªa profesional geogr¨¢ficamente originaria del tri¨¢ngulo Fez, Casablanca, Rabat. Espa?a no ha dado tantos bandazos. Hay dos puntosen los que se sigue una continuidad de acci¨®n que son el ingreso en la CEE y Gibraltar.
P. ?Ampliar el margen de autonom¨ªa, huir del riesgo de satelizaci¨®n, respecto a Estado Unidos, para caer en otra ¨®rbita de una potencia de menor envergadura como Francia?.
R. Ser sat¨¦lite no es plegarse en un momento determinado a los intereses de una potencia de mayor peso, si se hace por c¨¢lculo. Incluso se puede sacrificar un objetivo propio dentro de un plan m¨¢s amplio. Ser sat¨¦lite es reducirse con una tendencia casi irreprimible a contestar a cualquier reto confor me al patr¨®n de soluciones que tie-
ne una potencia determinada. Cuando estad¨ªsticamente se comprueba ese comportamiento, cuando en los casos clave decide otro, puede hablarse de satelizaci¨®n. Para contrapesar la potencia hegem¨®nica, en este caso los Estados Unidos, no es necesario enfeudarse a otra potencia mediana y concretamente a Francia.En la relaci¨®n con Francia se manifiesta la dial¨¦ctica de casticismo y europe¨ªsmo espa?ol, que es una dial¨¦ctica hist¨®rica en nuestro pa¨ªs. Hay momentos de casticismo. Nosotros solos. Que inventen ellos, dice Unamuno. Hay momentos de europe¨ªsmo como puede ser la Ilustraci¨®n. Momentos liberales, como la II Rep¨²blica, el final del franqusimo cuando hay un enorme impulso del europe¨ªsmo y un fuerte deseo de acabar con el casticismo porque hab¨ªa sido utilizado por el franquismo y por el nacional catolicismo. Espa?a es diferente, incluso ideol¨®gicamente, religiosamente. Ese era el fundamente del aislamiento espa?ol y de la cohesi¨®n que Franco quer¨ªa dar al pa¨ªs.
P. Espa?a es diferente acab¨® siendo un esl¨®gan publicitario para el turismo.
R. Por razones geogr¨¢ficas evidentes y de peso cultural de Francia en el siglo XVIII, la dial¨¦ctica casticismo-europe¨ªsmo se manifiesta frente a nuestros vecinos produciendo una reacci¨®n muy compleja. He repetido a l¨ªderes franceses y al propio Mitterand, antes de que alcanzara la presidencia, que Francia est¨¢ en el momento de menor influencia en la Vida pol¨ªtica y cultural espa?ola. Frente a Francia hay un sentimiento mim¨¦tico, de papanatismo, o revulsivo. Toynbee lo explica muy bien dentro del sistema de desaf¨ªo y respuesta. Coyunturalmente, Francia ha hecho una pol¨ªtica muy torpe con Espa?a. Se ha dejado atribuir las dificultades internas de la CEE, ha cogido la bandera del bloqueo a Espa?a. Por una lectura equivocada que est¨¢ corrigiendo no ha sido suficientemente cooperadora en la lucha contra el terrorismo. Adem¨¢s, determinados grupos de presi¨®n franceses, especialmente los agricultores, realizan actos totalmente condenables que soliviantan a la opini¨®n espa?ola.
He venido muy interesado de mi viaje a Italia. He comprobado que tambi¨¦n Italia necesita para hacer una pol¨ªtica de la CEE hacia el Sur no estar sola con Francia, sino que prefiere tener a su lado otro pa¨ªs de casi cuarenta millones de habitantes. En consecuencia, hay mas juego. Una pol¨ªtica de desbloqueo con Francia no implica sacrificar otras dimensiones ni exige cantar siempre las alabanzas a Francia. Es una pol¨ªtica de tensi¨®n, defensa de intereses y presi¨®n sobre Francia pero sin caer en la reducci¨®n del blanco y negro, de considerar a Francia el ¨²nico obst¨¢culo, porque no es cierto. Francia est¨¢ utilizando la entrada de Espa?a en la CEE para conseguir objetivos que habr¨¢n de pagar otros pa¨ªses.
La pol¨ªtica de entendimiento con Francia no nos va a resolver los problemas. El acercamiento a Francia es una condici¨®n necesaria pero no suficiente. Sin un entendimiento con Francia no entraremos en la CEE porque Francia veta, no de manera formal y espectacular, como De Gaulle hizo con Gran Breta?a, pero s¨ª con obst¨¢culos.
P. Que hasta ahora no han tenido por qu¨¦ manifestarse porque esa bandera la hab¨ªa tomado Francia.
R. Eso es lo que debe entender Francia poco a poco. No debe dejarse atribuir el papel del malo de la pel¨ªcula. Quiero que se subraye en la entrevista que mi pol¨ªtica no se reduce a, ni es esencialmente, una pol¨ªtica pro francesa. Es una pol¨ªtica de desbloqueo, que exige clarificaci¨®n con Estados Unidos, como la estamos teniendo, con el Norte de Africa y tambi¨¦n con Francia y con Portugal.
P. Pol¨ªtica de clarificaci¨®n con los Estados Unidos. Alg¨²n diplom¨¢tico norteamericano no ha ocultado la pobre valoraci¨®n de protocolo negociado como adici¨®n al Convenio de Amistad, Defensa y Cooperaci¨®n firmado por el anterior Gobierno y pendiente de aprobaci¨®n parlamentaria. En su opini¨®n reitera las cla¨²sulas ya pactadas.
R. El protocolo dice algo nuevo aunque no espectacular. Es el reconocimiento de que las menciones a la Alianza Atl¨¢ntica no pueden interpretarse como referencias a su organizaci¨®n militar. Eso, firmado por los Estados Unidos, tiene significado. Si tienen una estrategia de reducir el alcance del protocolo, es de buena ley, pero ah¨ª est¨¢ escrito. El protocolo permite hacer algo importante: evitar la confrontaci¨®n con los Estados Unidos. Sin protocolo no habr¨ªamos podido llevar a ratificaci¨®n el acuerdo y el d¨ªa 21 hubi¨¦semos entrado en la fase de desmantelamiento de las instalaciones. En una situaci¨®n parecida en el mejor de los casos a la que tiene Grecia.
P. ?Qu¨¦ papel corresponde al presidente del Gobierno en la pol¨ªtica exterior?.
R. Exteriores es el reflejo, la resultante del Gobierno y hay que partir de que al Gobierno lo representa y lo encarna frente al pa¨ªs su presidente que, en nuestra Constituci¨®n, es el ¨²nico que se somete a la investidura o a la censura del Parlamento. Por la naturaleza de conjunci¨®n de esfuerzos que tiene Exteriores y por la personalizaci¨®n de todo Gobierno, el Presidente necesariamente juega y debe jugar un papel en pol¨ªtica exterior. Para el buen funcionamiento se precisa un entendimiento claro entre el presidente del Gobierno y el ministro de Asuntos Exteriores. La verdad es que en la pr¨¢ctica ese tema ha ido excelentemente. Estoy en contacto directo y constante con el Presidente del Gobierno. Le llamo varias veces al d¨ªa, siempre que tengo alguna decisi¨®n importante que consultarle, aunque no quiero cargarle de detalles. Adem¨¢s despacho frecuentemente con ¨¦l. El equipo que tienen en la Moncloa se siente muy bien abastecido de datos por este ministerio. De la misma manera que, teniendo la alta representaci¨®n en las relaciones internacionales, el Rey est¨¢ muy bien informado. Ese canal de informaci¨®n, que es el nervio de la administraci¨®n, funciona muy bien.
P. La cooperaci¨®n hispano-francesa ha sido recibida de forma especialmente pol¨¦mica en su proyecci¨®n sobre Am¨¦rica Latina.
R. Hay gente que ha planteado desde fuera la idea de si el desbloqueo de relaciones con Francia iba a significar la introducci¨®n de Francia en Latinoamerica a trav¨¦s de Espa?a. Que Espa?a fuese un caballo tonto que se dejase montar. No es as¨ª. En primer lugar, porque en toda operaci¨®n conjunta entre Espa?a y Francia en Am¨¦rica el peso va en favor de Espa?a. En segundo lugar, no se consideran m¨¢s que acciones puntuales en determinados campos, en determinados momentos y siempre pedidas por los iberoamericanos y en tercer lugar porque evidentemente la cultura m¨¢s fuerte en Latinoam¨¦rica es la espa?ola, aunque no deba hablarse de monopolio. He visto un titular de un peri¨®dico y me he estremecido por su insensatez. Bajo una fotograf¨ªa de la reina de Gran Breta?a, saludando al presidente de M¨¦xico, se dec¨ªa: "Inglaterra interfiere en nuestros intereses en Latinoam¨¦rica". Como si M¨¦xico fuese un coto nuestro.
P. Pol¨ªtica de nombramientos. ?Por qu¨¦ parecen haberse utilizado dos tablas de exigencias y dos tablas de convalidaciones?. Un ejemplo tomado de otras ¨¢reas: un duro, el general Gonz¨¢lez del Yerro es consejero de la Telef¨®nica mientras el general Guti¨¦rrez Mellado, con el que hay alguna deuda c¨ªvica, ha de soportar la intemperie de un retiro de sesenta mil pesetas.
R. En mi primer despacho con el presidente le dije que no era corporativista, que consideraba que la carrera era un buen instrumento que ten¨ªa defectos corregibles, y ofrec¨ª el n¨²mero de embajadores pol¨ªticos que se quisisera designar. Lo que ocurre es que la mitad de las personas que tienen realmente condiciones han optado por la vida pol¨ªtica activa nacional y la prueba es que, cuando se les han ofrecido embajadas important¨ªsismas a pol¨ªticos, no han aceptado. Esta carrera, que tiene muchos defectos y que es fundamentalmente conservadora, es muy disciplinada. Llev¨¢ndola bien, incentiv¨¢ndola y dando sensaci¨®n de firmeza y de que no se admiten tampoco desviaciones, puede servir.
P. ?C¨®mo ser¨ªa aceptable la conferencia del Mediterr¨¢neo, lanzada por Mitterand?.
R. Es aceptable si no se convierte en una conferencia centrada en el tema de lo que llaman pol¨ªtica mediterr¨¢nea de la CEE -los tratados preferenciales entre los pa¨ªses del Norte de Africa y la CEE-.
Francia ya ha repetido, porque as¨ª se lo hemos hecho ver, que tendr¨¢ esa concepci¨®n. Adem¨¢s tendr¨¢ que ofrecer un juego equilibrado no hegemonizado por ninguna potencia y en ese sentido tiene importancia lo que digan Italia y Argelia. Y adem¨¢s deber¨¢ quedar exclu¨ªdo cualquier contencioso que pueda afectarnos.
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