Un m¨²sico humanista
Me dec¨ªa, hace un par de meses, el gran guitarrista Narciso Yepes que lgor Markevitch guardaba unas cartas de Bela Bartok en las que alababa su fina calidad de compositor y a la vez le manifestaba la influencia que ¨¦l, Markevitch, hab¨ªa ejercido en los condicionamientos est¨¦ticos y expresivos de su propia creaci¨®n. El caso es que esta extraordinaria personalidad que acaba de morir dej¨® pr¨¢cticamente de componer hacia el fin de la d¨¦cada de los treinta. Sus principales creaciones datan de este momento: S¨¦r¨¦nade es de 1930; Hymnes, de 1932; Partita, de 1936; el ballet Icare (que figura en el repertorio de la Orquesta de la Radiotelevisi¨®n), de 1933; Cantique d'amour, de 1936, y la cantata Lorenzo il Magnofico, de 1941. El 22 de enero del a?o en curso, es decir, hace escasamente dos meses, la pianista catalana Carlota Garriga, bajo la direcci¨®n de Markevitch, interpret¨® en Tokio, con la Orquesta Sinf¨®nica de dicha ciudad, su Partita para piano y orquesta, a la que se ha hecho menci¨®n.Para las nuevas generaciones, el nombre de Markevitch va indisociablemente unido a sus actividades como director de orquesta, en cuya especialidad se ha distinguido por la cordial y serena interpretaci¨®n que ha dado a obras del m¨¢s diverso significado est¨¦tico, de las que consigui¨® comunicar su m¨¢ximo caudal de musicalidad. Si dirigi¨® las principales orquestas y en los m¨¢s importantes centros de vida musical, conviene destacar sus actuaciones en el Mayo Musical Florentino, con los Conciertos Lamoureux, con la Concertgebouw de Amsterdam (con la que se present¨® a los dieciocho a?os) y con la Orquesta de la Radiotelevisi¨®n Espa?ola (en cuya fundaci¨®n intervino activamente). Actu¨® repetidamente en Barcelona y en 1968 fue nombrado director de la Orquesta Nacional de la Opera de Montecarlo.
Pero Markevitch era adem¨¢s un hombre interesado en todos los aspectos de la cultura, y en este sentido podemos considerarle como un aut¨¦ntico humanista. En sus publicaciones, Introducci¨®n a la m¨²sica, Made in Italy,- y muy en especial en su libro d¨¦ memorias ?tre et avoir ¨¦t¨¦, se nos muestra preocupado por los principales problemas de la civilizaci¨®n moderna, tanto de orden est¨¦tico como en los concernientes a la normativa sociol¨®gica, pol¨ªtica o hist¨®rica. En este libro pasa revista a las fundamentales cuestiones que tiene planteadas la cultura occidental.
Anotemos como detalle notable desde el ¨¢ngulo pol¨ªtico su decidida vocaci¨®n nacionalista. No olvidemos que su Ucran¨ªa natal ha experimentado, desde el punto de vista idiom¨¢tico y cultural, grandes presiones por parte del centralismo destinadas a borrar su identidad.
El libro constituye adem¨¢s una vasta panor¨¢mica hist¨®rica de la cultura europea de los ¨²ltimos decenios.
Igor Markevitch ha fallecido en Antibes, cerca del Mediterr¨¢neo, a los setenta a?os. Con su muerte, la m¨²sica pierde una figura de inestimable valor, y la cultura occidental, uno de sus m¨¢s conspicuos valedores.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.