Un voto de censura
Es posible discutir sobre su importancia. O sobre sus consecuencias. Pueden hacerse interpretaciones que. aumenten o aten¨²en la responsabilidad que en esta derrota pueda tener la pol¨ªtica del Gobierno. Pero no hay duda sobre el diagn¨®stico inmediato: el Gobierno de uni¨®n de la izquierda ha sufrido un voto de censura por parte del electorado. As¨ª lo .indican los porcentajes globales que atribuyen un 51% al centro y a la derecha y s¨®lo el 47% a la izquierda gubernamental. 0 el hecho de que la mayor¨ªa de los. ministros deban esperar a la segunda vuelta, y algunos, en condiciones muy dif¨ªciles de reelecci¨®n, como el mismo Gaston Defferre (ministro del Interior).Hay m¨¢s ministros eliminados directamente en esta primera vuelta (entre ellos, el de Cultura, Jack Lang, y el del Empleo, Le Garrec), que no han sido elegidos directamente. Incluso el primer ministro deber¨¢ esperar su reelecci¨®n a la segunda vuelta. Par¨ªs ha dado una victoria rotunda a Jacques Chirac, lo cual era esperado, pero no hasta el punto de que algunos de los principales l¨ªderes del Partido Socialista (como Lionel Jospin, su secretario general, o Paul Quil¨¦s, candidato a la alcald¨ªa) fueran derrotados en sus distritos.
En, resumen, la izquierda ha perdido una parte importante de los votos ganados en 1981, y tambi¨¦n una parte, pero no la mayor¨ªa, de los municipios conquistados en 1977. Convendr¨ªa, seguramente, hacer la comparaci¨®n con las elecciones anteriores y entonces ver¨ªamos que no se trata de un retroceso hist¨®rico, ni mucho menos. Y tambi¨¦n hay que incluir en el an¨¢lisis el hecho, nuevo para los franceses, de que hoy la izquierda gobierna, a lo cual no estaban precisamente acostumbrados.
?Se trata de una ola profunda y mayoritaria hacia la derecha? ?Significa una derrota de la pol¨ªtica municipal de la izquierda? ?Estos resultados deber¨ªan provocar una crisis pol¨ªtica de Gobierno y hasta unas elecciones anticipadas? Creemos sinceramente que a ninguna de estas preguntas puede responderse afirmativamente.
En Francia siempre la oposici¨®n al Gobierno gana las elecciones municipales. El gaullismo, triunfante en 1958, 1965 y 1968 perdi¨® la s municipales de 1959,, 1965 y 1971. Adem¨¢s, la comparaci¨®n con 1977 debe tener en cuenta que en estas elecciones la izquierda alcanz¨® un triunfo rotundo, bastante por encima de sus resultados habituales. En Francia m¨¢s bien se aprecia una estabilidad profunda del cuerpo electoral, que se reparte en proporciones similares entre centro y derecha por un lado e izquierda por el otro. Un 10%, cuyo comportamiento es fluido, hace la diferencia, y el sistema electoral mayoritario (ahora parcialmente corregido) la ampl¨ªa considerablemente. Hay que notar tambi¨¦n, que en una sociedad compleja como la francesa, una parte del electorado vive contradictoriamente su relaci¨®n, tanto con la derecha Como con la izquierda, inclin¨¢ndose, seg¨²n los casos, por una o por otra.
Confrontaci¨®n global
En estas elecciones, la confrontaci¨®n pol¨ªtica global ha pesado mucho m¨¢s que el debate sobre la pol¨ªtica municipal. As¨ª, municipios considerados modelos de gesti¨®n han visto c¨®mo -el alcalde saliente perd¨ªa- bastantes votos, o incluso era derrotado. El caso de Grenoble es el m¨¢s espectacular. Posiblemente una parte del electorad'o de izquierda, convencido de la victoria, prefiri¨® irse de fin de semana, pero tambi¨¦n hay en contra que otra parte (t¨¦cnicos, funcionarios, etc.) ha votado contra la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno (impuestos), y otros han sido sensibles a la campa?a casi racista de la derecha contra los inmigrados. Este tipo de propaganda en algunos distritos de Par¨ªs ha sido casi incre¨ªble, y ha dado lugar, no s¨®lo a la victoria de la derecha chiraquista, sino tambi¨¦n a que la extrema derecha fascista obtuviera en alg¨²n distrito m¨¢s del 10% de votos.
La derecha jug¨® la carta de una campa?a desenfrenada contra el Gobierno ("quieren cambiar la sociedad, los comunistas est¨¢n ocupando el Estado, llevan al pa¨ªs a la cat¨¢strofe, provocan la inseguridad y la violencia, etc."), que les llev¨® incluso a cuestionar su legitimidad. En las ¨²ltimas semanas optaron por un discurso m¨¢s moderado para no perder votos de ceintro y, sobre todo, para que, como es tradicional, el electorado favorable al Gobierno no se movilizara excesivamente. Han querido convertir las elecciones en un voto de cr¨ªtica al Gobierno. Y esto lo han conseguido. ?Por qu¨¦ la izquierda ha perdido entonces? No vale hacer ¨²nicamente referencia al esp¨ªritu contestatario de los franceses.
En otros pa¨ªses occidentales la protesta contra el Gobierno es normal en un per¨ªodo de crisis. La campa?a de la derecha, de una gran violencia a lo largo de varios meses, ha sido contestada d¨¦bilmente desde la izquierda. Especialmente por el Partido Socialista, que esta vez no se impone con la claridad de las anteriores elecciones al partido comunista.
A pesar de todo, el PS contin¨²a siendo el primer partido franc¨¦s, pero es posible que en el futuro no le baste el apoyo del PCF (que, si bien ha perdido poco, tampoco se ha recuperado de sus p¨¦rdidas anteriores) para tener mayor¨ªa.
Hasta despu¨¦s de la segunda vuelta no podr¨¢ establecerse el valor pol¨ªtico de esta prueba electoral. Es previsible que la izquierda obtenga en algunos casos resultados un poco mejores, sobre todo si moviliza a sus abstencionistas, aunque la participaci¨®n general ha sido alta. Pero si sufre algunas derrotas simb¨®licas, como en Marsella, y si se confirma que su resultado final queda bastante lejos del 50%, los cambios en la composici¨®n y en la pol¨ªtica del Gobierno ser¨¢n seguramente inevitables, aunque la derecha no haya conseguido la desestabilizaci¨®n que inicialmente se hab¨ªa propuesto.
Pero sea cual sea el resultado final, el Gobierno franc¨¦s deber¨¢ afrontar en el futuro un a pol¨ªtica que sea, a la vez, m¨¢s austera y m¨¢s entusiasmante; deber¨¢ reconquistar tanto su base social y electoral en relaci¨®n a los sectores medios, como a los ?rabajadores.
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