La estetica de un cl¨¢sico
Empiezo con una pregunta: ?qu¨¦ sentido tienehoy, en est¨¦tica, declararse kantiano o hegeliano? Es conocido que Kant y Hegel escribieron sobre est¨¦tica y que lo hicieron con una profundidad dif¨ªcilmente superable. Ello no obsta para que sea dificil asumir ¨ªntegramente sus postulados y ser as¨ª, en este campo, kantiano o hegeliano. Muchas de sus propuestas s¨®lo tienen sentido en conexi¨®n con sus tesis filos¨®ficas centrales, articuladas en el sistema del que forman parte.Por eso nuestra lectura actual de Kant o Hegel no es ya la de los neokantianos o la de los hegelianos, de izquierda o derecha, ni es una indagaci¨®n para ver si tuvieron raz¨®n o no, si estuvieron acertados en lo que dec¨ªan -?tiene alg¨²n sentido este tipo de lectura en filosof¨ªa?- No corroboramos sus textos; sus textos nos suscitan ideas nuevas, problematizan las adquiridas, convencionales, y abren -y delimitan- panoramas te¨®ricos; suponen un continuo ejercicio de reflexi¨®n, impiden que nos dispersemos y llaman nuestra atenci¨®n sobre lo, que es verdaderamente central... En una palabra, leemos a Kant y a Hegel como a los cl¨¢sicos que son, como a Plat¨®n, Descartes, Arist¨®teles, Hume... Ahora repito mi pregunta ini cial: ?qu¨¦ sentido tiene hoy, en es t¨¦tica, declararse marxista? A diferencia de lo que sucede con Y.ant y Hegel, ni Marx ni escribieron ssobre est¨¦tica o teor¨ªa del arte, n tampoco sobre teor¨ªa de la literatura. No ejercieron, en sentidos iniciales en el campo literario, y otro tanto sucedi¨® con Engels, y sus opiniones sobre arte y literatura est¨¢n dispersas a lo largo y ancho de sus escritos. Son opiniones muchas veces interesantes, otras m¨¢s. o menos irrelevantes, algunas l¨²cidas, pero dificilmente se considerar¨¢ que constituyen un sistema equiparable a la Est¨¦tica de Hegel o a la Cr¨ªtica de1juicio de Kant. Ni Marx ni Engels escribieron una est¨¦tica o una teor¨ªa del arte, y esto ha tenido aspectos positivos: escribirla obligaba a establecer relaciones que desarrollaban rasgos, nuevos del pensamiento marxiano, liberaba a los hipot¨¦ticos escritores de la ex¨¦gesis y el comentario, alentaba el tratamiento original y, por tanto, diverso, de los problemas concretos... Claro es que tambi¨¦n ten¨ªa aspectos negativos: facilitaba la sustituci¨®n y permit¨ªa el dogmatismo, l¨¦ase Plejanov y Zhdanov, respectivamente. Pero creo que el balance ¨²ltimo ha sido m¨¢s positivo que negativo: pocos son los campos del pensamiento marxista donde la- diversidad es tan grande, donde el comentario ocupa un lugar menor, donde las orientaciones discurren por caminos m¨¢s originales. Basta echar una ojeada a la excelente antolog¨ªa de Adolfo S ¨¢nchez V¨¢zquez Es-t¨¦tica y para darnos
Por eso mismo, si hay alg¨²n campo en el que Marx puede ser le¨ªdo como un cl¨¢sico -y creo que ya. va siendo hora de leerlo as¨ª en todos-, ¨¦se es el de la est¨¦tica. Pero un cl¨¢sico un tanto especial. Su discurso lo es sobre temas puntuales; sus textos son fragmentarios, y cuando, como en la conocida Introducci¨®n de 1857, plantea una cuesti¨®n central de su pensamiento en relaci¨®n directa con un tema' art¨ªstico y est¨¦tico, la relaci¨®n desigual entre el desarrollo de la producci¨®n material y la producci¨®n art¨ªstica -y deja formulada una pregunta que se ha hecho, justamente c¨¦lebre: ?por qu¨¦ el arte griego y la epopeya nos procuran todav¨ªa unplacer est¨¦tico?-, cuando se plantea esa cuesti¨®n central, el texto queda incompleto e in¨¦dito (?quiz¨¢ porque. la respuesta que en ¨¦l daba no era satisfactoria, excesivamente ingenua?).Ausencia de sistemaUn cl¨¢sico, pues, que en este asunto carece de sistema, que s¨®lo nos ofrece algunas reflexiones en las que el gusto personal se mezcla con la expresi¨®n privada y la sugerencia del ejemplo. Un cl¨¢sico, as¨ª, cuya, lectura nos dispensa de aceptarle a pies juntillas y, simult¨¢neamente, nos obliga, al menos, a preocuparnos por la obra concreta -no es prescindir nunca del punto de referencia que est¨¢ ah¨ª, en la cotidiana pr¨¢ctica art¨ªstica y fiteraria- y a tensar esas propuestas. en su relaci¨®n con una concepci¨®n general. Una lectura, pues, que no alienta el dogina ni imparte doctrina, s¨®lo problemas. Y, entre todos, uno: ?cu¨¢l, es la relaci¨®n que mantienen la obra de arte y el medio hist¨®rico-social? La importancia del asunto es tal que muchas veces ha servido para marcar un texto -decir si es marxista o no- y, dentro de-los expl¨ªcitamente inspirados en Marx, para se?alar su tendencia. El tema es tan controvertido que: toda v¨ªa contin¨²a produciendo teor¨ªa, y 2) para abordarlo llama a horizon tes y disciplinas que poco tienen que ver con el marxismo, eviden ciando as¨ª su lugar central en la lectura del cl¨¢sico. M¨¢s cl¨¢sico que nunca en este punto Carlos Marx se limit¨® a plantear la cuesti¨®n e impedir que sus lectores la olvidaran, pero no suministr¨® ninguna soluci¨®n fuerte. A la vez, sus opiniones iban contra aquellos que, al modo mecanicista o sociologista, banalizar¨ªan el asunto. - Quiz¨¢ por ello, el debate sobre la sociolog¨ªa del arte se ha convertido en uno de los ejes centrales del terreno en que se configura la est¨¦tica marxista, eje que, atraves¨¢ndolo, la lleva m¨¢s all¨¢ de las limitaciones que el adjetivo podr¨ªa fijar, que la articula no s¨®lo con las fuentes hegelianas del historicismo y del sociologismo, sino tambi¨¦n con los horizontes de una semi¨®tica del signo art¨ªstico a¨²n no suficienierriente desarrollada. Pues lo que la reflexi¨®n de Marx pone de relieve -s¨®lo esto, pero no es poco- es que semejante reJaci¨®n no puede hacerse desde fuera de la obra de arte, como si ¨¦sta fuera un objeto m¨¢s, sino desde su condici¨®n misma de obra de arte, a tenor de la incidencia que su significado puede tener, y de hecho tiene. Planteamiento en que discurso literario y po¨¦tico, por una parte, o sistema visual, por otra, no son meros instrumentos con los que transcribir contenidos dados, ni tampoco, a la manera de Lotman, resultado de una manipulaci¨®n de los sistemas primarios en que se apoyar¨ªan, sino verdaderas formas de conocimiento y producci¨®n de significados, que, tal como indica ?ajtin, son propias de colectivos sociales. Caracteres espec¨ªficos, din¨¢micos, no puros resultados. Mas, con ello, nos hemos alejado de Marx, al menos de lo que expl¨ªcitamente dijo, y haremos bien, pues tal es la grandeza, y los l¨ªmites -si as¨ª quiere llam¨¢rselos-, de un cl¨¢sico: nos env¨ªa a otros dominios sin desaparecer ni borrarse. Al alejarnos afirma, parad¨®jicamente, su presencia.
Valeriano Bozal es profesor de Est¨¦tica de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
Babelia
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