Nueva Delhi ha sido escenario de la mayor reuni¨®n de jefes de Estado de la historia
Si la presencia de m¨¢s de setenta jefes de Estado y de Gobierno en Nueva Delhi, para asistir a la s¨¦ptima cumbre del movimiento no alineado, se considera la mayor reuni¨®n de dirigentes mundiales de la historia, la concentraci¨®n en la capital india de m¨¢s de 1.500 periodistas es tambi¨¦n algo fuera de lo corriente. Y algo que los Estados participantes en la conferencia tratan de aprovechar con fines propagand¨ªsticos.
El centro de Prensa, situado en un edificio anexo al Vigyan Bhavan, sede de la cumbre, registra una gran actividad las veinticuatro horas del d¨ªa. El ruido de los t¨¦lex y de las m¨¢quinas de escribir es ensordecedor, pero lo superan los televisores, que transmiten a todo volumen los discursos oficiales en los cuatro idiomas de la conferencia: ingl¨¦s, franc¨¦s, ¨¢rabe y espa?ol. Las maravillas de la traducci¨®n simult¨¢nea provocan fen¨®menos curiosos, como ver al presidente argentino, Reynaldo Bignone, hablar en ¨¢rabe, o al emir de Kuwait expresarse en espa?ol, con marcado acento cubano.Con frecuencia no es necesario mirar la tarjeta de identidad que todo el mundo debe llevar en lugar visible para saber el pa¨ªs de origen de los periodistas que asisten a la cumbre, ya que muchos de ellos visten su traje nacional. Saud¨ªes, nigerianos y nepaleses son f¨¢cilmente identificables; a otros se les conoce por motivos bien diferentes a la indumentaria.
Por ejemplo, los periodistas de Corea del Norte llevan en la solapa, disciplinadamente, el retrato, en colores y con marco dorado, de su l¨ªder, Kim il Sung. Los cubanos reparten con generosidad un libro de su presidente Fidel Castro: La crisis econ¨®mica y social del mundo, lujosamente encuardernado. Los iran¨ªes de la Islamic Republic News Agency (INRA) han colocado un retrato del ayatollah Jomeini en la puerta de su oficina y, al menor descuido, endosan a cualquiera libros y folletos sobre la guerra del Golfo.
Claro que sus enemigos iraqu¨ªes no se quedan atr¨¢s y reparten con fruici¨®n discursos de Saddam Hussein. Hasta los argentinos han sembrado discretamente las mesas con un folleto titulado Las Malvinas, argentinas.
Propaganda y "marginales"
Luego est¨¢ la propaganda oficial. El Gobierno indio distribuye un gran n¨²mero de libros y folletos. Desde discursos de Indira Gandhi a estad¨ªsticas de desarrollo industrial, sin olvidar las excelencias tur¨ªsticas del pa¨ªs anfitri¨®n. Egipto, Singapur y los pa¨ªses del golfo P¨¦rsico reparten tambi¨¦n abundante propaganda sin que venga demasiado a cuento. Los discursos de los jefes de delegaci¨®n no siempre se editan de acuerdo al potencial econ¨®mico de cada pa¨ªs. Pakist¨¢n ofrece la intervenci¨®n del general Zia en lujosas carpetas, Argentina reparte el discurso de Bignone en multicopista, corregido a mano, y alg¨²n error burocr¨¢tico hace que los cincuenta folios del discurso de Fidel Castro lleguen a los corresponsales de habla espa?ola en ingl¨¦s, franc¨¦s y portugu¨¦s.Por ¨²ltimo, est¨¢n los de fuera. Multitud de grupos y organizaciones que quieren publicidad para su causa. Estudiantes del Estado indio de Asam, tibetanos que quieren que el dalai lama sea admitido en el movimiento no alineado; monjes budistas japoneses que proponen un d¨ªa de ayuno por la paz y rezan largas letan¨ªas en el monumento a Gandhi; mujeres que protestan por la condici¨®n femenina en la mayor¨ªa de los pa¨ªses del movimiento; y hasta una secta vegetariana que reparte folletos en espa?ol en los que explica por que no se matan las vacas en la India y la aberraci¨®n que supone comer carne.
?guilas y lagartos
Para evitar problemas religiosos, la cafeter¨ªa del centro de Prensa no tiene platos con carne de vaca o de cerdo. Pollo y cordero es la ¨²nica dieta no vegetariana posible, aunque la generosidad con las especias de que hace gala el chef impide a veces reconocer el producto.Con los restaurantes de los grandes hoteles, cerrados a la Prensa y reservados para uso exclusivo de las delegaciones oficiales, la ¨²nica distracci¨®n fuera del centro de Prensa son las ¨¢guilas del Hotel Imperial, que roban comida en las mesas del jard¨ªn con una audacia aplaudida por los comensales. La integraci¨®n de animales m¨¢s o menos salvajes en la vida urbana de Delhi es tal que fue noticia en todos los peri¨®dicos el hecho de que un delegado libio se negara a compartir la habitaci¨®n de su hotel de lujo con un lagarto. "Se le explic¨® que no es da?ino, pero insisti¨® en cambiarse de cuarto", contaban con asombro los diarios.
M¨¢s de 2.000 folios se transmiten cada d¨ªa por el excelente servicio de t¨¦lex organizado por las autoridades indias, y la central telef¨®nica pone conferencias con los sitios m¨¢s insospechados del globo. En los ¨²ltimos d¨ªas de la cumbre, la densidad de conferencias de Prensa es tal que el l¨ªder palestino, Yasir Arafat, tiene que esperar, por ejemplo, a que le deje su puesto en la sala de conferencias el comandante nicarag¨¹ense Daniel Ortega, mientras espera pacientemente su turno el primer ministro de Granada.
No todos los que quieren hablar tienen tanta aceptaci¨®n, sin embargo; y daba l¨¢stima ver al agregado de Prensa de una Embajada suramericana en Nueva Delhi ir de corro en corro de periodistas repitiendo: "?Por qu¨¦ no vienen a la conferencia de Prensa de mi ministro de Exteriores?. Es s¨®lo un ratito".
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