George Korkala: "Tengo mucha informaci¨®n comprometedora para la CIA"
"Ganar¨¦ el juicio en Estados Unidos. No podr¨ªa perderlo jam¨¢s. Si no, hablar¨ªa, y tengo mucha informaci¨®n comprometedora sobre la CIA (Agencia Central de Inteligencia)". George G. Korkala, el ex agente de la CIA extraditado el pasado s¨¢bado a Estados Unidos tras comprometerse la justicia norteamericana a volverle a juzgar por un supuesto delito de tr¨¢fico de armas, se expresaba con estas palabras en la prisi¨®n de Carabanchel d¨ªas antes, de conocerse p¨²blicamente la sentencia del Tribunal Constitucional. Korkala, que sospechaba que su extradici¨®n ser¨ªa inevitable, afirma en esta entrevista que trabaj¨® en el departamento de "operaciones encubiertas" de la CIA, que tiene el objetivo de "realizar asesinatos pol¨ªticos", y que su supuesto tr¨¢fico de armas fue una acci¨®n de los servicios secretos para abrirle cobertura en Oriente Pr¨®ximo.
El ex agente de la CIA se encontraba detenido en Madrid desde febrero de 1982. a ra¨ªz de una petici¨®n de extradici¨®n solicitada por Estados Unidos, donde hab¨ªa sido condenado en ausencia a 53 a?os de prisi¨®n por una venta de armas en Nueva York a guerrilleros de El Salvador Korkala ingres¨® en la CIA en 1978, a trav¨¦s de Frank Terpil, otro ex agente implicado en una venta de armas, explosivos e informaci¨®n confidencial a Libia. Ambos ten¨ªan contactos a nivel gubernamental en Oriente Pr¨®ximo, especialmente en Siria y L¨ªbano, adonde fueron enviados por la CIA tras ser detenidos en Nueva York por el citado tr¨¢fico de armas.Durante un tiempo enviaron toda la informaci¨®n necesaria al Gobierno norteamericano, pero Korkala decidi¨® dejar los servicios secretos y pidi¨® el asilo pol¨ªtico en la Embajada espa?ola en Beirut. All¨ª le aconsejaron que viniera a Espa?a para solicitarlo y fue detenido a los pocos d¨ªas de llegar a Madrid.El abogado de Korkala en Espa?a, Juan Moll¨¢, manifest¨® a este peri¨®dico que le caus¨® gran sorpresa la salida del ex agente hacia Estados Unidos cuando todav¨ªa no hab¨ªa sido resuelta su petici¨®n de asilo pol¨ªtico en Espa?a. "Creo", dice Moll¨¢, "que esta decisi¨®n no est¨¢ muy de acuerdo con la adhesi¨®n espa?ola en 1979 al Estatuto de Refugiados Pol¨ªticos de la Convenci¨®n de Ginebra y al Protocolo de Refugiados Pol¨ªticos de Nueva York". Cuando lleg¨® la polic¨ªa a la prisi¨®n para trasladar al ex agente, varios internos, compa?eros de Korkala, intentaron impedir su salida y llegaron a proponerle que se automutilar¨ªan y le acusar¨ªan a ¨¦l. Korkala prefiri¨® llamar a su abogado, con quien mantuvo una larga entrevista. Juan Moll¨¢ se puso en contacto con los ministros del Interior y de Justicia "para informarles de lo ocurrido, pero no hubo soluci¨®n. Al final opt¨® por entregarse".
Fort Bragg
Korkala hab¨ªa trabajado con Frank Terpil antes de que ambos fueran detenidos en Nueva York. "Terpil me propuso ingresar en la CIA porque yo dispon¨ªa de muy buenos contactos en L¨ªbano y Siria. Acept¨¦ y comenc¨¦ a trabajar en Oriente Pr¨®ximo". Durante 1979, Korkala prest¨® sus servicios en Fort Bragg, una base del Ej¨¦rcito en Carolina del Norte, de donde proced¨ªan los hombres que fueron a adiestrar a los libios. "Eran boinas verdes. Fort Bragg es una base donde trabajan muchos agentes clandestinos, que luego son enviados a otros pa¨ªses. Hay militares, miembros de los servicios de inteligencia militar, agentes de la CIA bajo cobertura del ej¨¦rcito, etc¨¦tera. Con estas personas comenc¨¦ a trabajar tambi¨¦n en Nueva Jersey con la finalidad de elaborar armas para asesinatos pol¨ªticos. No me da miedo decirlo", dice Korkala.Aqu¨ª comenz¨® todo. Korkala trabaj¨® en estas operaciones y, adem¨¢s, segu¨ªa manteniendo frecuentes contactos en Oriente Pr¨®ximo hasta su detenci¨®n en Nueva York. "La CIA sab¨ªa todo el tiempo lo que ocurr¨ªa, pero el Departamento de Justicia quer¨ªa detener a Terpil para utilizarlo contra Ed Wilson, el ex agente de la CIA que organiz¨® la venta de armas a Gadafi. Adem¨¢s, el Senado estaba investigando las actividades de la CIA y quer¨ªa encontrar a alguien que hiciera de testigo contra la agencia". Korkala asegura que ¨¦l era un elemento m¨¢s de todo el mecanismo por su relaciones con Terpil. "Sab¨ªan que yo no vend¨ªa armas y no ten¨ªan pruebas contra m¨ª. Terpil habl¨® con la CIA y yo con el FBI, porque tambi¨¦n trabajaba para ellos, y conseguimos salir de la c¨¢rcel".
Objetivo: ayudarles a matar
La CIA propuso a Korkala que pasara a la clandestinidad y se valiera de la coartada de la detenci¨®n para abrirse cobertura en Oriente Pr¨®ximo. "El 13 de agosto de 1980 firm¨¦ un acuerdo secreto con el ministro de Justicia norteamericano y el agente especial del FBI James Mahoney, del que guardo una copia que puede observar. Me dieron un pasaporte y comenz¨® el trabajo en L¨ªbano y Siria. Terpil y yo salimos por rutas diferentes despu¨¦s de que la CIA nos asegurara que obtendr¨ªa el sobreseimiento de nuestra detenci¨®n en Nueva York".Korkala est¨¢ impasible. Despu¨¦s de m¨¢s de un a?o en la prisi¨®n de Carabanchel sigue manteni¨¦ndose firme y fr¨ªo. ?Cu¨¢l era su misi¨®n en Oriente Pr¨®ximo? "Yo ten¨ªa que infiltrarme en la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina y en cualquiera otra organizaci¨®n en L¨ªbano, y conseguir toda la informaci¨®n sobre sus actividades pol¨ªticas y terroristas. Tambi¨¦n, junto a Frank Terpil, me infiltr¨¦ en el Gobierno sirio. Ten¨ªamos que calibrar la fortaleza del r¨¦gimen de Assad y la posibilidad de que los Hermanos Musulmanes derribaran al Gobierno sirio. Tambi¨¦n tuve misiones en Londres, Ir¨¢n, la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Taiwan, etc¨¦tera. Todos mis contactos y toda la informaci¨®n de todo ello est¨¢ aqu¨ª". Se?ala unas carpetas que guarda en el interior de un malet¨ªn. "Yo trabajaba para Estados Unidos con un objetivo: ayudarles a matar mediante armas, productos qu¨ªmicos, explosivos, detonadores, etc¨¦tera. Eso es la CIA. Es lo que se llama operaciones encubiertas. No me da miedo que se sepa".
"No es justo que me env¨ªen a Estados Unidos"
Posteriormente, Korkala sufri¨® en propia carne un ataque de los israel¨ªes a los campos palestinos. "Aqu¨ª cambi¨¦ de opini¨®n. No estaba de acuerdo con la pol¨ªtica de mi Gobierno. Los aviones, las bombas y todo el material de defensa lo enviaba el Gobierno norteamericano a Israel para que se defendiera, no para atacar. Era como si los norteamericanos estuvieran en los aviones. Entonces ped¨ª el asilo pol¨ªtico en Espa?a".Despu¨¦s de haber trabajado en un delicado departamento de la CIA, Korkala perdi¨® la confianza en sus principios. "La agencia est¨¢ implicada en la desestabilizaci¨®n de Gobiernos que no act¨²an a favor de los intereses de Estados Unidos, independientemente de ' lo que pueda afectar a los derechos humanos de la gente de esos pa¨ªses. En cuanto a Espa?a, no puedo decir nada, pero estoy totalmente seguro de que hay agentes de la CIA que informan al Gobierno norteamericano de la situaci¨®n pol¨ªtica en Espa?a. No tengo la menor duda".
La defensa de Korkala en el caso de su extradici¨®n se vio dificultada por la muerte, en circunstancias todav¨ªa no esclarecidas, de Kevin Mulcahy, quien tambi¨¦n deb¨ªa comparecer como testigo en el proceso contra el ex agente de la CIA Edwin Wilson, implicado en el tr¨¢fico de armas e informaci¨®n a Libia. Poco antes pereci¨®, por una extra?a explosi¨®n en su bote en Florida, otro testigo de este ¨²ltimo caso, al que se suma la muerte violenta de un abogado norteamericano de Korkala.
Korkala est¨¢ completamente seguro de que Kevin Mulcahy fue asesinado por la CIA. "No me cabe la menor duda. Kevin, desgraciadamente, se volvi¨® muy honesto y comenz¨® a contar todo lo que sab¨ªa, y muchas de las cosas que iba a revelar eran muy perjudiciales para la fama de la CIA. Kevin iba a declarar en el juicio de Wilson, pero se volvi¨® un peligro para la CIA porque se dieron cuenta de que sus declaraciones iban a favorecerles. Sobre su muerte hay muchas preguntas sin resolver. Yo le entregu¨¦ en la c¨¢rcel muchos documentos y grabaciones que iba a emplear en mi defensa. Pero la presi¨®n de Estados Unidos es muy fuerte. No le permitieron volver a Espa?a a declarar en mi defensa. Si hubiera vuelto, yo ya no estar¨ªa aqu¨ª. El FBI tiene todos esos documentos y nadie sabe qu¨¦ ha pasado con ellos".
Korkala, que estaba convencido de que las autoridades espa?olas no iban a soportar la presi¨®n de las autoridades norteamericanas, no tiene miedo. "Si me hacen un nuevo juicio, como se han comprometido, con toda la informaci¨®n que tengo aqu¨ª, y adem¨¢s, cr¨¦ame, hablar¨ªa, dar¨ªa los nombres...Si regresara a un juicio, ganar¨ªa. Yo hab¨ªa ofrecido regresar por mi cuenta a Estados Unidos para que me dejaran volver a marcharme. Les dar¨ªa la informaci¨®n que quieren y renunciar¨ªa a mi ciudadan¨ªa. Eso fue lo que les ped¨ª: marcharme de Estados Unidos para siempre", termina diciendo Korkala.
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