La lengua da la conciencia de ser pueblo
La aprobaci¨®n de la ley sobre normalizaci¨®n del uso del eusquera en el Parlamento. vasco fue saludada como un buen augurio por el autor de este art¨ªculo, que no contaba entonces con la posibilidad de que el Gobierno -recurriera un texto legal consensuado con los socialistas.
Mencionar¨¦ de entrada, a pop¨®sito de lo que esta ley significa, algunos prejuicios que afloraron a ra¨ªz de una pol¨¦mica p¨²blica hace cuatro a?os: 1. Los escritores vascos en castellano dijo Ra¨²l Guerra Garrido- sufren una doble marginaci¨®n en el pa¨ªs.
2. Una cultura no es exclusivamente ling¨¹¨ªstica.
3. "Es ciudadano vasco todo aquel que suda su plusval¨ªa en Euskadi".
Le hicimos entonces algunos escritores en ¨¦uskara estas reflexiones, que sirven todav¨ªa:
1. Si alguien ha sido discriminado en este pa¨ªs desde hace 150 a?os es el vascohablante, y m¨¢s a¨²n el escritor en lengua vasca, porque no s¨®lo no le han dejado escribir en su lengua, sino que se la han cortado.
2. No, una cultura est¨¢ hecha de algo m¨¢s que de la lengua misma, pero no hay cultura posible sin lengua. ?Qu¨¦ quedar¨ªa de la cultura hisp¨¢nica, plural en tierras y rica en 300 millones de seres humanos, si se le cortase de pronto su lengua?
3. Si fuese ciudadano vasco todo aquel que suda su plusval¨ªa en Euskadi, ser¨ªan alemanes, franceses y holandeses los que, voluntariamente o no, han salido de su patria para -trabajar en Hdanda, Francia y Alemania, y no es as¨ª, porque por encima de la circunstancia de las lenguas que se hablen en estos pa¨ªses, el hombre que llega desde otros pueblos sigue conservando el profundo respeto que debe a su sangre y a su verbo, y si aprende la lengua del lugar donde ha llegado a trabajar o a vivir, lo har¨¢ por necesidad, o porque considera un deber ciudadano el ser parte entera de la nueva comunidad humana a la que se est¨¢ incorporando.
El pueblo que habla
Son, en general, los atributos m¨¢s ¨ªntimos del hombre los que est¨¢n m¨¢s expuestos al riesgo. de la demagogia, y aqu¨ª, en esta tendencia, no hay fronteras.
En torno a la normalizaci¨®n, sirva de referencia este antecedente para situarnos hoy ante el problema que vivimos. A veces, para entender esta verdad, hay que conocer las dos lenguas. Ra¨²l Guerra Garrido, y como ¨¦l otros muchos intelectuales de buena voluntad, encuentra que nacionalidad y lengua son conceptos que a menudo. no se corresponden, pero ocurre que, en el caso vasco, s¨ª. No es frecuente, pero los vascos se llaman a s¨ª mismos hist¨®ricamente euskaldunak, Ios que hablan euskara", y llama a su pueblo- Euskal Herr¨ªa, el pueblo que habla euskara".Desde fuera se les llama vascones, y Vasconia, por conversi¨®n de eusk en vasc.
De lo que se desprende que el elemento esencial de la conciencia de ser pueblo es la lengua.
Esto, al margen de otros factores particulares que se dan en nuestro caso, es un hecho que cualquiera que quiera entender la particular adhesi¨®n del vasco por su lengua debe reconocer. Pues esta lengua, que resulta fundamental para sentirnos parte del pa¨ªs, "se ha ido reduciendo por imposici¨®n hist¨®rica". Han intervenido circunstancias que son dif¨ªciles de resumir ahora, en este espacio, pero que est¨¢n escritas, han mediado la Administraci¨®n, la escuela, imponi¨¦ndonos la lengua mediante castigos corporales, algunos recientes y espeluznantes; despu¨¦s, ha bastado dejarnos sin alfabetizar en nuestra lengua prohibida, sin universidad, ni. siquiera en castellano, y los medios de comunicaci¨®n, todos por un solo canal castellano.
El resultado es f¨¢cil de comprender y comprobar para cualquiera que tenga buena la fe: basta fijarse en la manera en que se ha perdido el castellano en Filipinas, por citar s¨®lo un caso.
Deber de aprender eus quera
-Pero m¨¢s que abundar en las razones de este fen¨®meno de la p¨¦rdida del euskari, vamos a se?alar algunos puntos acerca de su recuperaci¨®n, que es lo que nos importa ahora. Cuando se habla a veces de que se est¨¢ pretendiendo imponer la lengua vasca a trav¨¦s de la escuela, digamos que no hay otro modo de ense?ar lenguas, ya que no se heredan f¨ªsicamente, sino socialmente; que no vamos a pedir que se proh¨ªba en estas escuelas vascas el castellano, de hecho tan bien protegido, sino que se ense?en las dos lenguas que figuran como oficiales del Pa¨ªs Vasco en la Constituci¨®n espa?ola, que el no vascohablante acepte este medio de integraci¨®n que se le ofrece, y sin entenderlo como a la fuerza, porque, como dijo una buena vez Mart¨ªn Villa, y aqu¨ª termina mi aplauso: "Aprender la. lengua oficial de donde se vive no es una obligaci¨®n, sino un deber, o a trav¨¦s de una condici¨®n exigible para el desempe?o de algunos empleos p¨²blicos, y por respeto al derecho que tiene cualquier ciudadano en nuestro pa¨ªs a recibir la atenci¨®n tambi¨¦n en su lengua".
No se trata, pues, de imponer la superioridad del euskara sobre el castellano, sino reconocer al euskara lo que se le ha venido negando, respetando as¨ª a los hablantes de.las dos lenguas por igual.
Como dec¨ªa muy bien Aina Moll, refiri¨¦ndose al catal¨¢n: "Es importante que nos entendamos sobre qu¨¦ es y qu¨¦ no es discriminaci¨®n por motivos de lengua, pues a menudo se habla de ello de forma, a mi entender, totalmente equivocada. Discriminaci¨®n no es, por ejemplo, exigir a un maestro que sepa catal¨¢n para permitirle ense?ar en Catalu?a, sino tener a ni?os catalanes (aut¨®ctonos o inmigrados) privados de una ense?anza satisfactoria del catal¨¢n porque sus maestros lo desconocen".
Y una palabra m¨¢s acerca de esta aproximaci¨®n ling¨¹¨ªstica a lo vasco: los vascohablantes somos muy conscientes de que s¨®lo los vascos no llegaremos nunca a normalizar nuestra lengua en el pa¨ªs si no contamos con la comprensi¨®n y la colaboraci¨®n del que no es vascohablante, asumida esta comprensi¨®n por respeto a la Constituci¨®n y al Estatuto de Autonom¨ªa, por un lado, y al esp¨ªritu de este pueblo del que forma parte, por otro.
S¨®lo as¨ª se podr¨¢ restituir uno de los basamentos sustanciales de nuestra nacionalidad.
es escritor. Tiene publicadas obras en castellano y en eusquera.
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