Dos atracadores mantuvieron secuestrados durante m¨¢s de dos horas a cinco rehenes en una sucursal bancaria
A las 14.06 horas de ayer, siete personas, cinco rehenes y dos presuntos atracadores, salieron con las manos en alto por la puerta de la sucursal 62 del Banco Espa?ol de Cr¨¦dito, situada en el n¨²mero 46 de la calle Jos¨¦ del Hierro, en el barrio de la Concepci¨®n. Los dos protagonistas del atraco frustrado, identificados posteriormente como Segundo L¨®pez Santano, de veintitr¨¦s a?os, con antecedentes por robo, y Julio Agueda Tirado, de diecinueve, sin antecedentes, fueron puestos contra la pared, cacheados, y conducidos a las dependencias de la Jefatura Superior de Polic¨ªa de Madrid. Terminaba as¨ª una espectacular operaci¨®n policial que hab¨ªa comenzado casi tres horas antes, cuando la polic¨ªa recibi¨® el aviso de que se estaba cometiendo un atraco en la citada sucursal. Gracias a la rapidez con que los agentes llegaron al lugar de los hechos, lograron atrapar dentro a los dos j¨®venes, ambos armados con pistolas, que luego resultaron ser de fogueo.
Sobre las 11.30 horas, dos hombres j¨®venes, ambos vestidos con cazadoras oscuras, y con la cara al descubierto, penetraron en la sucursal, esgrimieron una pistola cada uno y anunciaron a los sorprendidos clientes y a los empleados que aquello era un atraco. Cuando apenas hab¨ªan tenido tiempo de apoderarse de una peque?a cantidad de dinero, la alarma funcion¨®, al parecer activada en un descuido por los propios atracadores. El aviso fue recibido por la polic¨ªa y, a los pocos minutos, un coche patrulla bloqueada la salida.A partir de entonces, toda la historia se reduce al proceso del descarte sucesivo de esperanzas que alimentaban los atracadores hasta que se convencieron de que efectivamente, no hab¨ªa escapatoria posible. Amedrentados, la ¨²nica condici¨®n que pusieron desde el principio -previa advertencia reiterada continuamente, de que no ten¨ªan intenci¨®n de hacer da?o a nadie- era que la polic¨ªa abandonara la vigilancia y les permitieran marcharse. Antonio Garrido, jefe superior de polic¨ªa de Madrid que dirigi¨® las negociaciones con los atracadores personalmente, asesorado por dos psic¨®logos, se neg¨® en redondo y exigi¨® la entrega incondicional. La zona estaba acordonada y se manten¨ªa a raya los centenares de curiosos que se aglomeraban. Seis furgonetas de la Polic¨ªa Nacional, varios coches de la Polic¨ªa Municipal, seis o siete veh¨ªculos camuflados, un coche de bomberos y dos ambulancias fueron llegando al lugar de los hechos, sobrevolado, adem¨¢s, por un helic¨®ptero.Cerca de las 13 horas, el p¨²blico volvi¨® a agitarse cuando vi¨® aparecer un contingente de unos cuarenta geos (miembros Grupo Especial de Operaciones de la Polic¨ªa Nacional) que hab¨ªan llegado desde Guadajalara, donde tienen su cuartel general. Al poco tiempo, consultaban un plano del interior de la sucursal, tomaban posiciones en las terrazas vecinas, se apostaban a ambos lados de la puerta de entrada, ya provistos de cascos y chalecos antibalas. Un tropel de fot¨®grafos se hab¨ªa repartido por las esquinas y las ventanas de las viviendas situadas enfrente, y las emisoras de radio, en un gran despliegue informativo, facilitaban entrevistas telef¨®nicas con los rehenes, con familiares de ¨¦stos y con los propios atracadores.Un espont¨¢neo en ropa interiorLa t¨®nica com¨²n de las declaraciones telef¨®nicas de los rehenes se centr¨® en que los chicos les trataban bien, les hab¨ªan asegurado que no iba a pasar nada, y ped¨ªan por favor a la polic¨ªa que les dejara marchar para acabar con una situaci¨®n tensa que iba minando sus nervios. Una de las empleadas, Esperanza Moreno, afirm¨®: "Los chicos no quieren nada. Ni dinero ni nada. S¨®lo quieren marcharse. Los chicos son amables. D¨¦jenlos marcharse, por favor". Un brusco ataque de nervios y sollozos le impidi¨® seguir.
A las 13.35 horas, un hombre maduro provoc¨® la sorpresa cuando, vestido s¨®lo con la ropa interior, se acerco a la entrada del banco e intent¨® dialogar con los atracadores. La polic¨ªa le indic¨® que se retirara y no volvi¨® a aparecer. Era un vecino que hab¨ªa tratado de actuar como mediador por iniciativa propia.
A las 14.06 horas se oy¨® un fuerte murmullo. La puerta del banco se abri¨® y apareci¨® una joven, una de las empleadas, con las manos en alto y sujetando temblorosamente una pistola. Los polic¨ªas la derribaron detr¨¢s de un coche, mientras iban saliendo los dem¨¢s rehenes y, al cabo del rato, los atracadores. Algunos rehenes fueron cacheados en los primeros momentos, al confundirlos con los autores del atraco. El interventor de la sucursal, Antonio Pastor, de 52 a?os, sufri¨® un ataque al salir del banco y tuvo que ser ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos de la cl¨ªnica Covesa, donde permanec¨ªa a media tarde. Su esposa sufri¨® un desmayo y tambi¨¦n tuvo que ser atendida por lo m¨¦dicos.
Minutos despu¨¦s de la salida de la sucursal, dos coches de la polic¨ªa pararon junto a la puerta del banco, cargaron cada uno a un atracador, una bolsa de pl¨¢stico precintada -el bot¨ªn- y se fueron en direcci¨®n a la Jefatura Superior de Polic¨ªa. La funci¨®n hab¨ªa terminado.
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