Los recelos mutuos marcan las relaciones del nuevo Gobierno socialista de Mauroy con los franceses
El Gobierno socialista franc¨¦s inicia la segunda parte de su gesti¨®n desde que llegara al poder en mayo de 1981 con un esp¨ªritu agresivo frente a los diversos factores sociales. La sociedad francesa en su conjunto manifiesta la misma reticencia ahora que antes.
Los responsables socialistas se mostraron excesivamente electoralistas con motivo de los recientes comicios municipales y trataron de minimizar ante el pa¨ªs la gravedad de la situaci¨®n. Esto ha falseado, o reducido seriamente, la credibilidad de todo lo sucedido con posterioridad, hasta llegar al plan de austeridad, anunciado anteayer, cuyo rigor asusta y de cuya eficacia se duda.Hace un par de meses, el secretario general de la segunda central sindical m¨¢s importante del pa¨ªs, la izquierdista Central Francesa Democr¨¢tica de los Trabajadores (CFDT) puso ya el dedo en la llaga. Al salir de una entrevista con el presidente de la Rep¨²blica, Fran?ois Mitterrand, hizo unas declaraciones a la Prensa que escandalizaron a todo el socialismo gobernante. Maire afirm¨® que, a la vista de la situaci¨®n del pa¨ªs, era inevitable "un nuevo plan de austeridad", m¨¢s riguroso que el puesto en pr¨¢ctica el verano del a?o pasado. Esta frase, pocos momentos despu¨¦s de dialogar con Mitterrand, se interpret¨® como un anticipo de lo que esperaba a los franceses tras las municipales. Claro que Maire es acusado por la clase pol¨ªtica de meterse donde no le llamas, tal vez porque no s¨®lo se preocupa de reivindicar, sino tambi¨¦n de analizar la sociedad en la que vive y de incidir en el devenir de la colectividad.
Ment¨ªs oficiales
Los ment¨ªs oficiales se multiplicaron. El primer ministro, Pierre Mauroy, tom¨® la cosa como suya e inici¨® una cruzada, incomprensible para quienes segu¨ªan d¨¦ cerca la evoluci¨®n de la situaci¨®n econ¨®mica francesa. "Todo lo peor ya est¨¢ detr¨¢s", "todos los ¨ªndices de la salud econ¨®mica del pa¨ªs ya son positivos", "discutir sobre la austeridad es tan in¨²til como discutir sobre algo que no es de actualidad", "yo nunca ser¨¦ el ministro de la tercera devaluaci¨®n del franco", repiti¨® Mauroy en la campa?a. Todas estas sentencias y los argumentos consiguientes fueron desgranados por Mauroy a lo largo de la campa?a electoral.Maire respond¨ªa ayer en una de las emisiones pol¨ªticas semanales radiof¨®nicas m¨¢s escuchadas de este pa¨ªs a preguntas alusivas a las cuestiones anteriores en los t¨¦rminos siguientes: "Los m¨¦todos de la izquierda son iguales a los de la derecha porque, una de dos, o el Gobierno socialista ignoraba que deb¨ªamos llegar a este plan de austeridad, hecho que ser¨ªa detestable, o ya lo sab¨ªa y, en ese caso, ha enga?ado a los ciudadanos".
As¨ª se lleg¨® a la semana que sigui¨® a la advertencia de los comicios municipales. Un nuevo Gobierno, una alocuci¨®n del presidente, calificada de hist¨®rica por los panegiristas del poder, y una pol¨ªtica de austeridad acentuada deb¨ªan servir de asiento para el segundo acto del socialismo a la francesa. Y esto, "contando con la confianza de todos vosotros", tal como dijo Mitterrand en su mensaje a los franceses.
De momento, pocos ¨ªndices se manifiestan en favor de ese sobresalto nacional por el que suspira el poder socialista. Nadie discute sobre las prioridades financieras del plan de austeridad, por considerarlas necesarias para sacar a la econom¨ªa francesa de la situaci¨®n en que se encuentra como consecuencia "del fracaso de la gesti¨®n realizada desde 1981", verdad que, salvo los responsables del poder, todos suscriben en este pa¨ªs. Los t¨¦cnicos econ¨®micos se preguntan d¨®nde est¨¢ un plan de reindustrializ aci¨®n, sin el que la austeridad no podr¨¢ m¨¢s que conducir al declive. Los sindicatos m¨¢s in dependientes claman por un tratamiento prioritario de la cuesti¨®n social que haga factible el consenso. Cabe preguntarse qu¨¦ piensan los franceses al verse tratados como si fuesen ni?os a los que no se les puede decir la verdad.
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