El salvamento en monta?a, servicio p¨²blico
D¨ªas pasados, el nuevo director general de Protecci¨®n Civil apunt¨® la pr¨®xima aprobaci¨®n de una ley de Protecci¨®n Civil que vendr¨¢ a llenar el vac¨ªo que existe en la actualidad. Un posible accidente en la escalada que efect¨²an en estos momentos los dos monta?eros murcianos al Naranjo de Bulnes podr¨ªa reavivar el tema
El anuncio de esta ley ha vuelto a levantar las esperanzas de todos aquellos que tenemos la costumbre de dedicar nuestro tiempo libre a la actividad de subir monta?as. Para todos nosotros, la legislatura anterior aliment¨® en un principio muchas ilusiones al iniciar la reestructuraci¨®n de la Direcci¨®n General de Protecci¨®n Civil, con el Real Decreto 1.547/1980 de 24 de julio, primer paso para la elaboraci¨®n posterior de una ley que regulara en todo el Estado este importante tema. La Federaci¨®n Espa?ola de Monta?ismo particip¨® activamente, junto con otros grupos, en la elaboraci¨®n de un real decreto que regular¨¢, de una vez por todas, el tema del rescate y socorro en monta?a. La realidad fue que con el mencionado real decreto empezaron y acabaron las intenciones de reestructuraci¨®n de la Direcci¨®n General de Protecci¨®n Civil, y, como consecuencia de ello, una serie de decretos que esperaban el alumbramiento de la ley quedaron parados en los cajones, entre ellos el que iba a ser real decreto sobre "coordinaci¨®n de medidas para el salvamento en cat¨¢strofes y accidentes de monta?a". Este proyecto habr¨ªa sido el primer paso que diera el Estado, asumiendo un tema de fundamental trascendencia para los casi 70.000 afiliados a la Federaci¨®n Espa?ola de Monta?ismo y el medio mill¨®n de ciudadanos que, con esp¨ªritu m¨¢s o menos deportivo, se acercan a las monta?as espa?olas en sus vacaciones y fines de semana. Es indudable que la monta?a encierra un riesgo. Cifras cantan: en el quinquenio 1976-1980 han pasado por las cl¨ªnicas de la Mutualidad General Deportiva 4.057 monta?eros federados, cifra no muy alta si la comparamos con otros deportes considerados generalmente por el gran p¨²blico como de poco ¨ªndice de riesgo. Desgraciadamente, los accidentes de montada suelen trascender con facilidad al gran p¨²blico a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n, lo cual da una imagen de peligro que no es totalmente real. Pero lo que s¨ª es real es que el accidente sucede, y una vez que ha sucedido necesita de unas actuaciones distintas a las que se dan en otros deportes; no es lo mismo el accidente de monta?a que el accidente o lesi¨®n de otros deportes cuya pr¨¢ctica tiene lugar en zonas urbanas.
Factores agravantes
El accidente de monta?a conlleva una serie de factores que agravan el hecho, como es la nula posibilidad de socorro inmediato, el fr¨ªo, la lejan¨ªa de los centros hospitalarios, etc¨¦tera, factores estos que crean la necesidad de unos grupos de socorro profesionales y eficaces, como los que ya existen en todos aquellos pa¨ªses en los que el monta?ismo tiene un alto ¨ªndice de practicantes (la RAF en el Reino Unido, la Gendarmer¨ªa y las Compa?¨ªas Republicanas de Seguridad en Francia, la iniciativa privada en Suiza, Carabinieri y Club Alpino Italiano en Italia).
El reconocimiento oficial al rescate en monta?a, como servicio organizado, lo ten¨ªa que haber, puesto en marcha el real decreto. Y no porque en nuestro pa¨ªs no existan grupos de rescate, que los hay, en Espa?a existen diversos grupos que vienen funcionando bien dentro de sus posibilidades: la Federaci¨®n Espa?ola de Monta?ismo mantiene, desde hace m¨¢s de veinte a?os, sus propios grupos, organizaci¨®n claramente amateur mantenida por los fondos de la propia Federaci¨®n y las aportaciones econ¨®micas de los monta?eros para poder cubrir los gastos de desplazamiento y de adquisici¨®n de material de rescate; la Cruz Roja lleva ya varios a?os actuando tambi¨¦n en este terreno; la Guar dia Civil ha dejado ya de hacer labores meramente policiales en los accidentes para pasar a asumir, a trav¨¦s de sus unidades alpinas, el papel de protagonista en las zonas y trabajar en las restantes en colaboraci¨®n con los grupos que ya exist¨ªan y, por ¨²ltimo, el Servicio A¨¦reo de Rescate de Monta?a, que con sus helic¨®pteros inici¨® su participaci¨®n: hace a?os en casos excepcionales.
Podr¨ªamos preguntarnos qu¨¦ problema plantea la falta de publicaci¨®n de un decreto si ya tenemos los grupos de socorro, si los monta?eros federados tienen sus grupos de rescate, que organiza la propia Federaci¨®n, y el resto de los ciudadanos tienen a la Guardia Civil y a la Cruz Roja, que act¨²an desinteresadamante..., ?qu¨¦ m¨¢s se puede necesitar?, podr¨ªamos tambi¨¦n preguntarnos.
Hay un motivo fundamental para considerar negativo que el citado decreto descanse en alg¨²n caj¨®n esperando mejores tiempos e intenciones, y dicho motivo es que, tras el citado decreto de la Administraci¨®n tomaba para s¨ª el rescate en monta?a, constituy¨¦ndose como un ¨¢rea m¨¢s dentro de la Direcci¨®n General de Protecci¨®n Civil, ¨¢rea que hasta ahora viene funcionando en un r¨¦gimen de provisionalidad que limita su capacidad de actuaci¨®n. El hecho de no tener dotaci¨®n presupuestaria propia para este capitulo no permite tener una planificaci¨®n a corto, medio o largo plazo, y ello nos arrastra a situaciones confusas, situaciones a las que no habr¨ªa dado lugar la existencia del reiterado decreto.
Razones
Se han conseguido peque?as cosas por parte de la Administraci¨®n a trav¨¦s de Protecci¨®n Civil, pero no llega ni con mucho a lo que debe ser una actuaci¨®n eficaz por parte de la misma. El Estado debe asumir totalmente el rescate en m y debe asumirlo por diferentes razones:
1. Razones deportivas. El monta?ismo espa?ol ha alcanzado, de unos a?os a esta parte, el reconocimiento mundial por sus ¨¦xitos europeos y extraeuropeos, siendo de resaltar que el monta?ismo ha mantenido constantemente un n¨²mero de afiliados que le ha permitido ocupar un lugar entre las cinco primeras federaciones deportivas de Espa?a.
Un colectivo tan numeroso de deportistas -constituido por 70.000 personas que practican un deporte situado en primera l¨ªnea mundial, por encima de otros muchos que gozan de un trato de favor en las subvenciones por parte del Consejo Superior de Deportes, trato que en algunos casos no se ve reflejado en resultados positivos- merece la creaci¨®n de una infraestructura que les proteja en el nunca deseado momento de sufrir un accidente.
Estos datos deber¨ªan bastar para que la necesidad del salvamento y rescate en monta?a, no se valorara por el gran p¨²blico como un lujo. El monta?ismo merece un tratamiento de protecci¨®n para sus practicantes. Al igual que la legislaci¨®n establece la obligatoriedad de botiquines y servicios sanitarios en las instalaciones deportivas, y dado que est¨¢ claro que no podemos construir un botiqu¨ªn al pie de cada monta?a, indudablemente, la constituci¨®n del rescate en montada como servicio p¨²blico ser¨ªa un paso de indudable valor de cara a salvar vidas.
2. Razones econ¨®micas. El mantenimiento de unos grupos de socorro en monta?a implantados en las zonas de riesgo supone un desembolso econ¨®mico que ni estructuras deportivas amateurs ni iniciativas mercantiles privadas pueden asumir porque la prestaci¨®n ser¨ªa altamente gravosa para los practicantes del monta?ismo lo que repercutir¨ªa negativamente en la promoci¨®n de este deporte. S¨®lo la Administraci¨®n, por el volumen econ¨®mico del problema, puede asumir esta misi¨®n, que adem¨¢s repercutir¨ªa positivamente en la sociedad mediante los cuerpos encargados de llevarla a cabo, al darles la posibilidad de un entrenamiento continuo en zonas poco habituales, entrenamiento que ser¨ªa de suma importancia ante situaciones extremas como las que est¨¢n sufriendo en la actualidad algunas zonas de la geografia espa?ola.
Tal vez alguien pueda pensar que este art¨ªculo est¨¢ escrito bajo criterios de tipo corporativista por aquellos que practican el monta?ismo y que quieren verse libres de los graves problemas que entra?a el rescate en monta?a. Nada m¨¢s lejos de la realidad. Desde nuestra ¨®ptica de aficionados alla monta?a y, por tanto, conocedores de la situaci¨®n tradicional de abandono en que se encuentran las zon¨¢s rurales -situaci¨®n heredada por el Gobierno actual-, potenciando este servicio p¨²blico se est¨¢ tambi¨¦n potenciando la asistencia sanitaria de urgencia para las zonas rurales de monta?a, que hasta el momento han estado desasistidas. La distribuci¨®n por toda la geografia nacional de helic¨®pteros, m¨¦dicos y personal t¨¦cnico especializado en monta?a permite mantener una infraestructura de urgencia que es v¨¢lida no s¨®lo para el socorro en monta?a, sino que tambi¨¦n servir¨¢ para cualquier otro ciudadano que, necesite de un servicio de urgencia.
Las recientes nevadas ca¨ªdas y los problemas creados en los d¨ªas posteriores a los habitantes de las zonas rurales constituyen una raz¨®n de peso para que exista un inter¨¦s por parte de la Administraci¨®n en potenciar unos grupos de socorro en monta?a que sean efectivos.
Concluyendo: es necesario aprobar urgentemente la ley de Protecci¨®n Civil; es necesario el desarrollo de esta ley mediante los decretos que contemplan las nece sidades actuales de los diversos temas. monta?a. M¨¢s de medio mill¨®n de ciudadanos y 70.000 deportistas se sentir¨¢n protegidos.
es tesorero de la FEM e instructor de alta monta?a.
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