La evaluaci¨®n de programas sociales
La incorporaci¨®n de la psicolog¨ªa a la soluci¨®n de buen n¨²mer¨® de problemas sociales lleva a la autora de este texto a pensar que algunas de las soluciones programadas por los pol¨ªticos deben ser finalmente valorad¨¢s por cient¨ªficos sociales, entre los que se encuentran los psic¨®logos.
En la ¨²ltima d¨¦cada, los psic¨®logos se han comprometido en la resoluci¨®n de problemas sociales. Sus hallazgos en el laboratorio han sido aplicados a la realidad social que comprende la conducta humana. Gran parte de los programas o intervenciones -en temas tales como la salud mental, la asistencia social y la educaci¨®n- son dise?ados partiendo de unos objetivos planteados en los programas pol¨ªticos y referidos a ideolog¨ªas concretas. Ahora bien, en todos ellos subyace tambi¨¦n una determinada teor¨ªa o microteor¨ªa que, con diverso aval emp¨ªrico, es necesario contrastar en el concreto ¨¢mbito al que se aplica. Si al poder pol¨ªtico corresponde marcar los objetivos generales de los planes de asistencia social, su especificaci¨®n, aplicaci¨®n y, en todo caso, la verificaci¨®n sobre su efectividad deben ser encomendadas al cient¨ªfico social.La importante tarea de contrastar la eficacia de las intervenciones p¨²blicas en materia de asistencia social constituye actualmente una nueva disciplina, la evaluaci¨®n de programas (EP), tambi¨¦n denominada investigaci¨®n valorativa, estudios valorativos, evaluaci¨®n valorativa y aun evaluaci¨®n exploratoria. Tal disciplina comprende acciones encaminadas a juzgar sobre la efectividad, bondad, ¨¦xito, utilidad, m¨¦rito o valor de concretos tratamientos, intervenciones o programas fundamentalmente promovidos por el poder p¨²blico y en los que s¨¦ ve implicado el comportamiento humano.
La EP surge en EE UU en la d¨¦cada de los cincuenta, entroncada con movimientos ambientalistas contrarios a la com¨²n idea de que los sofisticados, programas de acci¨®n social -producto del desarrollo industrial y tecnol¨®gico benefician realmente al ciudadano. ?ste tiene, el derecho no s¨®lo a conocer en qu¨¦ se invierte su contribuci¨®n al gasto nacional, sino tambi¨¦n a saber en qu¨¦ medida estas inversiones han sido eficaces para la soluci¨®n o mejoramiento de problemas sociales. De tal forma se cre¨® la necesidad de basar dichos programas en algo m¨¢s que en razones ideol¨®gicas, pol¨ªticas o te¨®ricas, desembocando todo ello en la institucionalizaci¨®n de esta forma de investigaci¨®n social. As¨ª, en el Gobierno federal de Estados Unidos, la EP fue asumida por la Oficina General de Cuentas (dependiente del Congreso), quien posteriormente estableci¨® el Instituto de Valoraci¨®n de Programas como responsable ¨²ltimo de la evaluaci¨®n de cualesquiera -programas de acci¨®n social. Me refiero a estos pormenores por cuanto el desarrollo que la EP ha experimentado en EE UU puede cor¨ªsiderarse paradigm¨¢tico. No obstante, la institucionalizaci¨®n de este tipo de evaluaci¨®n no se reduce, s¨®lo a aquel pa¨ªs, sino que t¨¢mbi¨¦n se da en otros estados, tanto europeos como latinoamericanos. Seg¨²n han puesto de relieve Levine y Salomon, la EP es una disciplina internacionalmente aplicada.
Beneficios sociales
En definitiva, con la EP se trata de procurar, fundamento cient¨ªfico a determinadas decisiones p¨²blicas sobre pol¨ªtica social. Y como ha se?alado Donald Campbell, destacado metod¨®logo, "el problema en tomo a la evidencia sobre la efectividad de los programas de intervenci¨®n social es uno m¨¢s, de los problemas generales de la inf¨¦rencia cient¨ªfica". Por eso, la EP vio s¨®lo ayuda a mejorar la calidad de la asistencia social, sino que, adem¨¢s, resulta ser una adicional forma de investigaci¨®n en la que ciencia b¨¢sica y aplicada se sirven inutuarnente. Muchos autores -en su mayor¨ªa pertenecientes al ¨¢mbito de las ciencias sociales y, m¨¢s concretamente, de la psicolog¨ªa- han desarrollado nuevas estirategias destinadas a aplicar los procedimientos cient¨ªficos a la valoraci¨®n de intervenciones o programas de acci¨®n social.
En Espa?a, las nuevas administraciones p¨²blicas -es decir, no s¨®lo la estatal, sino tambi¨¦n las auton¨®micas, provinciales y locales- est¨¢n llevando a cabo o planificando programas en casi todos los terrenos de la acci¨®n social, sanitaria y educativa. Se plantean nuevas formas de asistencia psiqui¨¢trica, de prevenci¨®n y tratamiento del alcoholismo o la drogadicci¨®n, de asistencia a la tercera edad, etc¨¦tera. Sin embargo, aun con riesgo de incurrir en generalizaci¨®n, puede afirmarse que gran parte de tales implantaciones no van acompa?adas de las garant¨ªas necesarias para posibilitar su valoraci¨®n; es decir, junto al dise?o del programa no se suelen planificar los procedimientos por medio de los cuales puedan ser analizados sus resultados y comprobada su eficacia. Pero, es que adem¨¢s, en ocasiones, las nuevas intervenciones est¨¢n siendo aplicadas masivamente, sin realizar estudios previos que, debidamente controlados, permitan verificar -sin demasiados riesgos- la idoneidad de los mismos. En consecuencia, se considera necesario el replanteamiento y an¨¢lisis cr¨ªtico de toda intervenci¨®n asistencial que no cuente con la previsi¨®n de ser evaluada, y es deber inexcusable de las distintas administraciones velar por que tal cosa ocurra.
Se cuenta en Espa?a con recursos humanos y tecnol¨®gicos m¨¢s que suficientes para valorar objetivamente la repercusi¨®n de las acciones que los poderes p¨²blicos emprenden en los temas mencionados aqu¨ª. Por otra parte, aun siendo insuficiente, el monto econ¨®mico de tales programas es importante, como importante es tambi¨¦n su repercusi¨®n sobre el contribuyente y necesaria la divulgaci¨®n sobre los beneficios sociales que se derivan de tales inversiones. Pero la raz¨®n que mejor justifica esta necesidad evaluativa es¨²iba -en que tales programas -se aplican a seres humanos que con frecuencia se ven sometidos a cambios s¨²bitos, inexplicados (a veces, inexplicables no contrastados certeramente y sin que se pongan los medios necesarios para la valoraci¨®n final de sus resultados.
Existen profesionales de la ciencia social aplicada expertos en la evaluaci¨®n de programas de acci¨®n s'ocial, y es necesario que exista tambi¨¦n la voluntad pol¨ªtica de promover, encauzar y aun reglamentar tales actividades valorativas, de cuyos resultados se deriven experiencias ¨²tiles para una mejora de la asistencia en nuestro pa¨ªs.
es catedr¨¢tica de Psicodiagn¨®stico de la universidad Aut¨®noma de Madrid.
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