J¨®venes nacionalistas
Washington parece que no lo tiene muy claro: ?Espa?a es una pen¨ªnsula de Italia o tr¨ªa escala de avi¨®n entre Marruecos y Mitterrand? Para Washington, todo lo que pasa en este pa¨ªs interno a s¨ª mismo es, naturalmente, "un asunto interno". El asalto a la democracia -Tejero- era un asunto interno de la democracia, y por eso ellos, muy dem¨®cratas, no se met¨ªan. El viejo socialismo, as¨ª, no es m¨¢s que una punta de "j¨®venes nacionalistas".El se?or Weinberger ha tenido ocasi¨®n de conocer ahora un algo a los j¨®venes nacionalistas y, claro, no entiende nada. Europa, para las grandes potencias, no es m¨¢s que un portaaviones, una pista de aterrizaje, y, lo que pasa, les extra?a y molesta que la pista est¨¦ siempre llena de rojos, socialdem¨®cratas, Descartes, Felipe Gonz¨¢lez, eurocomunismo, Rudy el Rojo, Bertrand Russell, democristianos, tramas negras, tramas rojas, tramas civiles, reyes, banqueros, parados y personal pase¨¢ndose. Con toda la Historia por en medio es que no se puede tomar tierra. O sea que los yanquis han acertado por equivocaci¨®n, en lo de "j¨®venes nacionalistas". Han devuelto esta naci¨®n a la juventud, a una pol¨ªtica joven, porque no se saben la terminolog¨ªa. Lo de "j¨®venes" ya era peyorativo, viniendo de una Administraci¨®n regida por un animoso anciano, como Reagan. Y lo de "nacionalistas" tambi¨¦n, claro, porque Reagan quiere que todos besemos a la novia, o sea la OTAN, y el que no la besa pues ser¨¢ porque es un nacionalista exaltado y tercermundista. Pero estos j¨®venes tienen una juventud de cien a?os y no son nacionalistas porque quieran quedarse con la naci¨®n, sino porque piensan que la naci¨®n somos todos. No s¨¦ si el se?or Weinberger se ha aclarado algo de esto. Chiqui Benegas, uno de estos j¨®venes, ha dicho de la ETA: "Vamos a por ellos".
Otro joven nacionalista, Boyer, va, coge, llega, pilla, agarra y nacionaliza / expropia un holding, el mayor de Espa?a. Otro joven nacionalista, Alfonso Guerra, se va a Marruecos a dar la cara que Reagan no quiere dar all¨ª. Otro joven nacionalista, Javier Solana, pone los Museos gratis. Hace d¨ªas, en el Jard¨ªn Bot¨¢nico, me llamaba Solana a las cercan¨ªas de la Reina, y hablamos de poes¨ªa con Alberti y Celaya. ?Somos Alberti, Celaya y yo j¨®venes nacionalistas? Nunca se sabe. El se?or Todman parece que filtraba poco de la realidad transicional espa?ola, desde la Embajada de su pa¨ªs, edificio que siempre dud¨® entre Serrano y la Castellana, entre los viejos nacionalistas y Castelar en bronce parlamentario, decimon¨®nico y liberal. Castelar es un joven nacionalista que se ha quedado de piedra o hierro viendo c¨®mo los yanquis pretend¨ªan suyas las Novaespa?as, mientras ¨¦l rizaba su elocuencia anti / OTAN, que Castelar se ve que ya ve¨ªa venir lo de la OTAN. Barrionuevo es otro joven nacionalista que, entre otras muchas cosas del regeneracionismo -?qu¨¦ palabra, verdad, se?or Weinberger?-, quiere regenerar el mundo de la droga letal, que viene casi toda ella de USA, v¨ªa protectorados yanquis. Felipe Gonz¨¢lez es un joven nacionalista que da por la tele como no ha dado ning¨²n presidente americano, desde Kennedy. Y as¨ª mucho rato. ?ste puso un huevo, ¨¦ste fue a por le?a, ¨¦ste lo fri¨®. A los americanos hay que contarles cuentos, que es que son como ni?os. Lo de "j¨®venes nacionalistas" puede, sonar casi a Juventudes Hitlerianas, difundido por la red m¨ªstico / inform¨¢tica de las upis que recubren / recorren el planeta, y ser le¨ªdo como tal en los campus universitarios del Medio Oeste, por los vaqueros estudiantiles de media noche que ven la caja. Nada menos inocente que una bobada.
Lo cual que cuando los j¨®venes nacionalistas se re¨²nen en Consejo de Ministros, le colocan una multa de 112 millones de pesetas a una inmobiliaria de Madrid, por pre?ar el paisaje de rascacielos horteras e ilegales. El se?or Weinberger todav¨ªa pudo ver la multa y el edificio, desde el avi¨®n, cuando volaba de Madrid. Washington lanz¨® la definici¨®n, ahora la recibe de vuelta y no la entiende. Les pasa mucho.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.