Los cr¨ªmenes de Estado
EL RECIENTE informe de Amnist¨ªa Internacional sobre homicidios pol¨ªticos perpetrados por gobiernos es un espeluznante descenso a los inflemos de los cr¨ªmenes de Estado, la demencia del poder y la crueldad humana. Amnist¨ªa Internacional, que obtuvo hace dos a?os el Premio N¨®bel de la Paz, suele ser calumniosamente des calificada por las dictaduras y los reg¨ªmenes autoritarios, tanto del Este como de Occidente, con el argumento de que sirve a los intereses pol¨ªticos de sus adversarios. Acusada por el bloque sovi¨¦tico de cumplir instrucciones de la CIA y por las tiran¨ªas integradas en el bloque occidental de ser una pieza, propagandista del KGB, su trayectoria en defensa de los derechos humanos ha convertido a esta organizaci¨®n en el objeto del odio de todos los gobernantes que conculcan las libertades y esgrimen la raz¨®n de Estado como coartada para cr¨ªmenes repulsivos. El documento a que hacemos referencia aporta tremendos testimonios sobre un conjunto de pa¨ªses -Guatemala, Campuchea, Indonesia, Uganda, Argentina y Libia, entre otros- unidos tan s¨®lo por la barbarie de sus gobiernos y diferenciados tanto por su alineamiento internacional como por la ideolog¨ªa con la que el poder disfraza sus cr¨ªmenes. El informe demuestra que, a lo largo de los ¨²ltimos diez a?os, "cientos de miles de personas han sido muertas por las autoridades de sus pa¨ªses". Estos homicidios pol¨ªticos son perpetrados por fuerzas armadas y policiales regulares, por unidades especiales, por escuadrones de la muerte al servicio de los gobiernos o por asesinos a sueldo. Tales cr¨ªmenes tienen lugar en diversas partes del mundo y en pa¨ªses de ideolog¨ªa en extremo diversa. Van desde los asesinatos individuales hasta las matanzas colectivas y toman como blanco a los movimientos pol¨ªticos de oposici¨®n y a los grupos ¨¦tnicos o religiosos. Las v¨ªctimas, individuos o familias enteras, provienen de todas las clases y sectores sociales y tienen una amplia gama de convicciones pol¨ªticas y creencias. "Han perdido- la vida pol¨ªticos profesionales, funcionarios gubernamentales, jueces, abogados, oficiales militares, sindicalistas, maestros, estudiantes, escolares, religiosos y campesinos". En ocasiones se ha asesinado p¨²blicamente a figuras pol¨ªticas ampliamente conocidas; en otras, han sido borradas del mapa aldeas enteras. Los ejemplos documentalmente probados en el informe hieren la sensibilidad de cualquier conciencia que no est¨¦ encallecida por el ejercicio del poder, la complicidad con los cr¨ªmenes o la paranoia ideol¨®gica del enfrentamiento entre los dos bloques. En Guatemala han sido asesinados, desde 1966, miles de hombres y mujeres por instrucciones de las autoridades estatales. Durante los ocho a?os de la tiran¨ªa de Idi Amin, entre cien mil y quinientos mil ugandeses perdieron la vida por ¨®rdenes del gobierno. A partir de octubre de 1979, El Salvador ha sido escenario de miles de asesinatos pol¨ªticos amparados por el Estado. Hay constancia, cuando menos, de 6.000 desaparecidos por la dictadura argentina. Las ejecuciones oficiales en Ir¨¢n han estado acompa?adas de cr¨ªmenes nunca declarados. Hay fundadas sospechas de que los gobiernos de Libia y Yugoslavia son responsables del asesinato de disidentes que viv¨ªan fuera de sus fronteras. Entre octubre de 1965 y junio de 1966, 500.000 personas fueron asesinadas en Indonesia por orden del gobierno. En Campuchea, el r¨¦gimen del Jmer Rojo dio muerte, entre 1975 y 1979, a mas de trescientas mil personas. Afganist¨¢n, Chad, Namibia, Bolivia, Etiop¨ªa, Colombia, Chile, Iraq, Filipinas, India, Corea del Sur, Siria, Burundi, el Imperio Centroafricano de Bokassa y la Guinea Ecuatorial de Mac¨ªas tienen tambi¨¦n el triste honor de aparecer en las p¨¢ginas, te?idas de sangre, del informe de Amnist¨ªa Internacional, que recoge igualmente la matanza por tropas israel¨ªes de cientos de civiles palestinos y libanes en los campos de Chatila y Sabra.
Pero el horror no se agota en estas denuncias. Amnist¨ªa Internacional advierte que su informe "no abarca a todos los pa¨ªses en que los gobiernos han cometido homicidios o matanzas por motivos pol¨ªticos" y que el estudio "no es en ning¨²n sentido exhaustivo". Si la reflexi¨®n es v¨¢lida para el inmediato pasado y para el presente, resulta necesario recordar que ning¨²n rinc¨®n del mundo est¨¢ libre de la amenaza potencial que encierra la din¨¢mica de todo poder incontrolado. Theo van Bowen, exdirector de la Divisi¨®n de Derechos Humanos de la ONU, subraya, en el pr¨®logo a esta impresionante requisitoria de Amnist¨ªa Internacional, que los homicidios cometidos desde el poder son "cr¨ªmenes contra la humanidad y se les debe someter a jurisdicci¨®n universal". La circunstancia de que "grupos de oposici¨®n est¨¦n cometiendo actos similarmente aborrecibles" no puede esgrimirse como coartada del terrorismo de Estado.
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