Anguera, el 'Papi' de los jugadores del Bar?a
El pr¨®ximo mes de junio cumple 65 a?os y se retira. Tiene una voz de tenor que tira de espaldas y est¨¢ fuerte como un roble. Nadie, nadie, ni siquiera el presidente, le llama por su nombre, Francisco Anguera. Le llaman simple y cari?osamente, Papi. Es el zapatero de las estrellas del F¨²tbol Club Barcelona. Papi se retira el 30 de junio y confiesa que s¨®lo ha hecho bien dos cosas en esta vida: "ser del Bar?a y casarme con Soledad. El resto, vulgar y, corriente".
No habr¨¢ homenaje, como tampoco hubo, gran fichaje, ni cese, ni dimisi¨®n. Un d¨ªa, sin que nadie se d¨¦ cuenta, Papi dejar¨¢ de apretar los tacos de las botas, ordenar pantalones y camisetas y meter los, balones en las redes. Unos m¨¢s que otros sentir¨¢n su marcha. Todos lo quieren porque todos lo necesitan. Papi, como ¨¦l dice, "est¨¢ aqu¨ª para cuidar del material, para que jueguen con lo que les gusta, con los pantalones que quieren, las medias que le dan suerte y los cordones nuevos". No lo dice, pero se le nota en la cara ,que siempre termina con un "?alguna cosa m¨¢s?". "Hombre, si te piden algo, siempre intentas hac¨¦rselo". Papi no tiene hijos, pero a quien Dios no le da hijos, el diablo le da sobrinos".Dicen que los cr¨ªticos suelen ser escritores fracasados. Contrariamente a lo que pueda pensarse, Papi no ha fracasado como futbolista, entre otras razones porque jam¨¢s intent¨® ser estrella del bal¨®n. Era empapelador cuando, en agosto de 1939, reci¨¦n terminada la guerra, Ram¨®n Llorens le pidi¨® que se cuidara del f¨²tbol base. Papi tuvo que irse pronto a la mili -"estuve en Galicia y ?frica"-, y cuando. volvi¨®, sigui¨® cuid¨¢ndose del f¨²tbol base. "En aquellos a?os", cuenta con nostalgia, "ten¨ªas que hacer de delegado, masajista, cuidador, de todo porque iba yo s¨®lo con el entrenador".
Servir a los campeones
En 1952 le ofrecieron la jefatura del material de juveniles y aficio nados y ser, adem¨¢s, ayudante de Claudio Pellejero, en aquellos momentos cuidador del equipo gran de. Papi dej¨® de empapelar y se hizo profesional de la ropa de ju, gar, las toall¨¢s, las botas y los esf¨¦ricos. Su ingreso en el gran vestua r¨ªo del Camp Nau coincidi¨® con una temporada hist¨®rica, la 73-74. El a?o de Cruyff, el a?o de Gij¨®n, el a?o de la Liga, "el a?o del 0-5" como ¨¦l dice. Papi, usted ha vivido con grandes futbolistas, ?no?. "He estado con Kubala, Cruyff y Mara dona. Tres monstruos, tres grantilos. De Laszi me quedar¨ªa con la concepci¨®n de su f¨²tbol, con ese estilo para proteger el bal¨®n, con esa corpulencia para aguantar cualquier tarascada. De Johan, con su r¨¢pidez y habilidad. De Diego, con su c¨ªencia".Papi tiene tambi¨¦n su futbolistarobot: "Escoger¨ªa la inteligencia de Kubala, el remate de cabeza de C¨¦sar, la fuerza de Neeskens, la derecha de Rexach, la zurda de Maradona y el coraz¨®n de Migueli. No est¨¢ mal, ?verdad?". No est¨¢ mal. Su vida blaugrana est¨¢ llena de recuerdos, alegres y tristes. . ?Lo mejor?, la final de Basilea, sin duda. Lo m¨¢s grande que he vivido en directo. ?Lo peor?, aquel empate, en Les Corts, ante el SeviHa. Ganando, ¨¦ramos campeones. Empatamos y los sevillistas se llevaron el t¨ªtulo. Recuerdo que me qued¨¦ llorando en m¨ª asiento. Pas¨® una hora, el estadio estaba vac¨ªo y yo segu¨ªa llorando de tristeza. No me escondo, Dor¨¦ de rabia". Papi -"el apodo me lo pusieron Verges y Calvet"-, aunque no quiere reconocerlo, tiene grandes amores: Kubala, Cruyff, Rif¨¦, Neeskens ... Sobre todo Nes. "Sent¨ªa tanto al Barga, lo llevaba tan dentro del coraz¨®n, que sufr¨ª mucho cuando se fue".
Papi reconoce que "los futbolistas, sobre todo los porteros, est¨¢n llenos de supersticiones. A veces piensan que han ganado por una de las prendas que llevaban y quieren pon¨¦rsela al domingo siguiente". No piensa escribir sus memorias "porque las quiero s¨®lo para m¨ª". Dribla el tema directivo, defiende a todos los entrenadores que ha conocido -"todos han intentado ganar"- y reconoce que, aquel hist¨®rico 4 de abril de 1974, en El Molin¨®n de Gij¨®n, cuando faltaban cinco jornadas para que concluyera la Liga y el Bar?a se proclam¨® campe¨®n tras ganar 2-4, con goles de Rexach (36 minutos) y Marcial (30,34 y 42), se llev¨® una de las grandes sorpresas de su vida: "Me volv¨ª loco de alegr¨ªa, como todos. Son aquellos momentos en los que participas de la eufor¨ªa con hurn¨ªldad porque, al fin y al cabo, los campeones eran los jugadores. Aquel d¨ªa, Cruyff no entr¨® directamente en el vestuario, se fue a un bar y pidi¨® una cerveza. Era para m¨ª, porque sab¨ªa que yo suelo celebrar los triunfos con una cerveza. Cuando lo v¨ª entrar, me sent¨ª un hombre importante. Johan se hab¨ªa acordado de m¨ª". Hasta en eso fue el n¨²merao uno.
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