Por no hablar catal¨¢n
Medit¨¦ mucho antes de escribir estas l¨ªneas, por miedo a herir a aquellos que tienen una amplia concepci¨®n del dif¨ªcil momento que atravesamos.All¨¢ por 1918, procedentes de Mallorca, arribaron a Argentina, a bordo del Reina Victoria, mis abuelos y mi padre, ¨¦ste de apenas un a?o. Era la ¨¦poca en que miles de espa?oles e italianos buscaban nuevos derroteros en esas ricas, f¨¦rtiles y casi v¨ªrgenes tierras de Am¨¦rica Latina. Mi padre, que aprendi¨® la profesi¨®n de joyero de su progenitor, se cas¨® con una nativa de Catamarca, provincia lindante con Chile, y tuvieron tres hijos. Hoy, mis abuelos y mi padre descansan para siempre en el Buenos Aires que tanto amaron y, sinti¨¦ndose argentinos, jam¨¢s renunciaron a su nacionalidad, orgullosos de ambas. Igual que los m¨ªos, se?ora y dos hijos, que ante los tratados posteriores somos portadores de ambos pasaportes.
Pero muy distintas circunstancias nos llevaron al viaje inverso y desde hace cinco a?os estamos en la Ciudad Condal, conscientes de la tremenda crisis que afecta al mundo del trabajo, pero que hechos como el que explicar¨¦ agravan a¨²n m¨¢s esta problem¨¢tica.
Mi se?ora, traductora de profesi¨®n, ha debido deambular en trabajos diversos como ayuda al sustento familiar, limpiar casas, cocinar -en ¨¦stos no se le ped¨ªa que hablara una lengua determinada-, demostrar art¨ªculos en peque?as tiendas, etc¨¦tera. En el inter¨ªn se present¨® a trabajos de mayor calidad y, si bien reun¨ªa las condiciones exigidas, el no hablar el catal¨¢n fue punto insalvable para su contrataci¨®n.
La ¨²ltima lamentable muestra la vivi¨® en El Corte Ingl¨¦s. All¨ª, despu¨¦s de rellenar un impreso que m¨¢s que un acopio de datos parec¨ªa un cuestionario policial, y confirmarle que pasara por la revisi¨®n m¨¦dica, el jefe de personal llam¨® a la agencia que la enviaba, porque ni para plantilla era el empleo, y simplemente le dijeron, no... Sin hablar catal¨¢n no hay trabajo...
Denuncio esta actitud por el peligro que ella encierra y porque, adem¨¢s, se da en uno de los sitios m¨¢s cosmopolitas de Catalu?a.
Las comparaciones son odiosas, pero los hechos me obligan a comparar y me lleno de tristeza... / Agust¨ªn Forteza Cosmi.
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