Muri¨® hace 30 a?os
Pocas veces una actriz ha tardado m¨¢s de tres d¨¦cadas en fallecer despu¨¦s de haber pasado aviso de que hab¨ªa muerto con su interpretaci¨®n en El crep¨²sculo de los dioses, junto a un William Holden jovenc¨ªsimo y un Eric von Stroheim tan difunto como ella misma. Porque las actrices y los actores tienen el privilegio de morirse, si no cuando les da la gana s¨ª, al menos, anticip¨¢ndose al documento acreditativo correspondiente y Gloria Swanson decidi¨® morirse entonces, a principios de los cincuenta, al dar vida a la gran estrella del cine mudo que, desesperadamente, quer¨ªa volver a serlo aunque fuera por una sola vez.Es cierto que Gloria Swanson se dej¨® incluir en alguna pel¨ªcula m¨¢s, pero no es que entonces ya no fuera la protagonista, como en su inolvidable Sunset Boulevard de Billy Wilder, sino que simplemente estaba en aquellas cintas; aparec¨ªa, s¨ª, pero ya no era ella sino una estampa votiva de s¨ª misma; la sombra cinematogr¨¢fica de alguien que hab¨ªa optado por ser un cad¨¢ver antes de tiempo, a la espera de que, como hoy, un mont¨®n de hagi¨®grafos diversos escribiera su homil¨ªa funeraria.
Lo normal es que los grandes mitos de la pantalla mueran perdur¨¢ndose a s¨ª mismos, haciendo de pistolero canceroso como John Wayne, o aguantando el tipo de duro impenetrable como Humphrey Bogart o de duro bondadoso como Gary Cooper, en un vano intento de negar la inevitabilidad de su muerte, pero es menos corriente que una gran actriz tenga a bien comunicarnos que se ha muerto cuando a¨²n le faltan todos los a?os de la vida. Hay mitos que saben comprender que, salvo enormes excepciones como la de Spencer Tracy, a los actores no les sienta bien la tercera edad. Ese ha sido el m¨¦rito formidable de Gloria Swanson. No ¨²nicamente el de abandonar la profesi¨®n dejando que otros jugaran permanentemente con el espejismo de su vuelta al cine, como Greta Garbo, sino el de pasar recado de su propia muerte. Por eso este epitafio llega con treinta a?os de retraso.
Babelia
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