H¨²ngaros en Ruman¨ªa: disputa entre camaradas
El tema de la minor¨ªa h¨²ngara en Ruman¨ªa, unos dos millones de personas, ha creado un problema pol¨ªtico real entre las autoridades de Bucarest y Budapest, con un inicio de negociaciones que moment¨¢neamente han fracasado. El comunicado conjunto h¨²ngaro-rumano sobre el tema, el pasado mes de diciembre, tuvo dos redacciones diferentes, algo ins¨®lito.Para Fejes Gyula, secretario del Consejo de los Trabajadores H¨²ngaros en Rumania, hay "ideas chovinistas que han colocado el tema en una cuesti¨®n de dividir para vencer".
Por su parte, Gy?rgy Aczel, que dirige las negociaciories con las autoridades rumanas, coment¨® que las negociaciones emprendidas en la capital rumana proseguir¨¢n en Budapest porque no hay acuerdos, "aunque conrio en el sentido com¨²n".
Es evidente que las autoridades de ambos pa¨ªses no desean echar le?a al fuego, porque, seg¨²n el n¨²mero dos de Hungr¨ªa, "fomentar el nacionalismo es cosa f¨¢cil. Estoy absolutarnente en contra de las declaraciones irresponsables", referencia a la toma de posici¨®n de algunos historiadores.
En Budapest se admite que la cuesti¨®n de la minor¨ªa h¨²ngara, que vive fundamentalmente en Transilvania desde hace 1.000 a?os, es un asunto interno rumano, pero una alta fuente del Gobierno h¨²ngaro dice que "no es menos asunto interno el que seis ,millones de mis compatriotas tengan familiares en Ruman¨ªa y se interesen por su suerte y por el mantenimiento de nueltra cultura".
Para Gyulas es imposible hablar de represi¨®n de la minor¨ªa h¨²ngara, y se refiri¨® a la proliferaci¨®n de escuelas, peri¨®dicos y clases universitarias en lengua magiar en las universidades de Transilvania.
Otros datos que sirven oficialmente en Bucarest para demostrar la falta de conflictos con la minor¨ªa h¨²ngara es la presencia del 8% de magiares en el Comit¨¦ Central def PC rumano, as¨ª como la pertenencia de tres h¨²ngarorumanos al Comit¨¦ Ejecutivo (Bur¨® Pol¨ªtico).
La situaci¨®n extraoficialmente es distinta, hasta el punto que algunos intelectuales h¨²ngaros dirigieron un memor¨¢ndum a la Conferencia S'obre Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (CSCE) de Madrid, denunciando las violaciones de que son objeto en Ruman¨ªa.
Sus principales promotores, el escritor Geza Sz?ts, el fil¨®sofo Atila Ara-Kovacs y el profesor Karoly Toth, junto a su esposa Enima, han sido encarcelados y ha habido denuncias de malos tratos por la Securitate (polic¨ªa pol¨ªtica rumana).
Estas detenciones han movilizado a parte de la intelectualidad en Budapest, que ha solicitado el concurso de las autoridades h¨²n garas para la liberaci¨®n.
Aczel asegura que "dada nues tra responsabilidad (como Gobierno), no queremos participar en tales cosas. Ah¨ª tiene el caso de? escritor Gaspar MikIos, que cuando viv¨ªa en Rumania estaba a favor de su r¨¦gimen, emigr¨® a Hungr¨ªa y con sus cr¨ªticas se ha convertido aqu¨ª en un h¨¦roe".
Adem¨¢s de la represi¨®n cultural y ¨¦tnica que denuncian Sz?ts y sus amigos, editores de la, revista samizdat Ellenpontok (Contrapuntos), los h¨²ngaros de Rumania se sienten discriminados especialmente por el desfase econ¨®mico con respecto a sus paisanos de Hungr¨ªa. El gran nivel econ¨®mico, respecto a Rumania, de los h¨²ngaros aut¨®ctonos es tal vez el principal factor que ha movid o a la rebeld¨ªa a los magiares transilvanos.
Entre las reivindicaciones de Ellenpontok destaca la petici¨®n de no impedir los contactos con Hungr¨ªa -culturales y pol¨ªticos- (subyace el deseo de adquirir bienes del otro lado de la frontera), autonom¨ªa cultural, reapertura de las universidades h¨²ngaras, el cese de la presi¨®n policial, el fin del trasvase de poblaci¨®n h¨²ngara a zonas no transilvanas y el cese del env¨ªo de rumanos de Valaquia y Moldavia a Transilvania para "rumanizar el territorio". Y, finalmente, la constituci¨®n de un comit¨¦ internacional -con participaci¨®n rumana y h¨²ngara- que examine el problema.
Ante el problema real, las declaraciones oficiales en Bucarest y Budapest tienen un tono menor. Aczel coment¨® que "Hungr¨ªa no tiene reivindicaciones territoriales sobre Transilvania" y Gyulas asegur¨® que "no hay chovinismo en ninguna de las dos direcciones pol¨ªticas". El ambiente social no es tan moderado. Los h¨²ngaros sonrieron con gusto cuando hace semanas una publicaci¨®n oficial difundi¨® una caricatura de Ceaucescu relativa a su nepotismo. En Bucarest, un libro de historia con todos los predicamentos oficiales rescat¨® los viejos fantasmas del imperialismo h¨²ngaro.
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