Todos contentos con el empate de Atocha
Unos minutos de ¨ªmpetu, una intervenci¨®n salvadora de Arconada y un bal¨®n estrellado en el poste salvaron a la Real de la derrota. El empate frente a un equipo f¨ªsica y t¨¦cnicamente superior fue un resultado meritorio. El conjunto donostiarra mantuvo su digna imagen europea de esta temporada al resistir los empates del cicl¨®n hanse¨¢tico. El p¨²blico, que supo ser justo, despidi¨® a los germanos con una gran ovaci¨®n. Los jugadores tambi¨¦n se felicitaron rec¨ªprocamente. Todos contentos.A la media hora de juego el silencio se apoder¨® de Atocha, a los treinta minutos comenz¨® a contagiarse el sentimiento de que la suerte estaba echada. En el minuto 45 la insatisfacci¨®n entre los germanos era notoria. Hab¨ªan hecho m¨¦ritos suficientes para resolver el partido y todav¨ªa estaban con el empate a cero.
Bast¨® media hora para convencerse de que el encanto de la Copa de Europa se hab¨ªa roto. S¨®lo pod¨ªa confiarse ya en el golpe de suerte o en el espor¨¢dico momento de inspiraci¨®n. Sucedi¨® que el Hamburgo tom¨® posesi¨®n de? terreno y dio la imprensi¨®n de que jugaba con m¨¢s de once hombres. Efectivamente, aunque en su disposici¨®n t¨¢ctica ¨²nicamente ten¨ªa delante a Bastrup y Hrubesch, en los contra golpes llegaba con toda facilidad hasta con.cuatro hombres m¨¢s y entre ellos el lateral izquierdo Wehemeyer, al que esperaba casi siempre Diego, que ten¨ªa adem¨¢s la obligaci¨®n de vigilar a Rolff. El Hamburgo por contra defendi¨® siempre con ocho y su superior dad en la retaguardia era absolu ta porque la Real ¨²nicamente lle gaba con Bakero, Uralde y L¨® pez Ufarte. Larra?aga, Zamora y Zubillaga se quedaban tan rezagados que los delanteros no te n¨ªan el apoyo suficiente para llevar a cabo la penetraci¨®n.
La Real jug¨® con un nerviosis mo ilimitado. Probablemente en la caseta cundi¨® el p¨¢nico antes de salir a jugar. S¨®lo esta circunstancia podr¨ªa servir de eximente a su dubitativa actuaci¨®n. Los alemanes controlaron m¨¢s y mejor el bal¨®n. Los donostiarras lo llevaron tan vivo en los pies que las m¨¢s de las veces acabaron entreg¨¢ndoselo al contrario. El fallo en la entrega imposibilit¨® cualquier acci¨®n brillante.
Mientras la Real compuso un tejido lleno de hilachas, el Hamburgo fue un pa?o compacto y resistente. El entrenador realista prescindi¨® de un lateral izquierdo para que Zubillaga se colocara en la media junto a Magath a fin de equilibrar el potencial humano en la l¨ªnea creadora, pero la argucia result¨® ineficaz porque a los hanse¨¢ticos les sobr¨® fuerzas, rapidez en los desplazamientos y colocaci¨®n.
La reaparici¨®n de Zamora no result¨® lo satisfactoria que hubiera sido de desear y las ausencias de Kortabarr¨ªa y Satr¨²stegui volvieron a ser el recurso para pensar en la historia que pudo haber sido y no fue. Las torpezas de algunos jugadores contribuyeron a agrandar la diferencia que existe entre ambos conjuntos.
Pensar que la Real podr¨ªa resolver una eliminatoria como esta sobre la base de los golpes geniales de un L¨®pez Ufarte al que aguardaban Kaltz, Jakos y Hierenymus era cieramente una utop¨ªa. S¨®lo el genio, las ansias de victoria recobradas minutos despu¨¦s del mazazo del gol de Rolff, posibilitaron el tanto del empate, pero esa igualdad desde el punto de vista germano fue una iron¨ªa del destino.
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