Las exigencias de Marruecos plantean profundas diferencias con Espa?a sobre la renegociaci¨®n en materia de pesca
El Gobierno marroqu¨ª se ha declarado asombrado de que Espa?a haya pedido el mantenimiento del estado actual en materia. de pesca como respuesta a las exigencias que plante¨® la parte marroqu¨ª durante la visita a Rabat, los d¨ªas 18 y 19 de febrero, de los ministros Enrique Bar¨®n y Carlos Romero. En una nota transmitida al Gobierno espa?ol en los ¨²ltimos d¨ªas, el Gobierno marroqu¨ª afirma que entiende que los dos ministros se comprometieron a aceptar la autolimitaci¨®n del esfuerzo pesquero que solicitaba Marruecos, y que entiende que esta autolimitaci¨®n es imprescindible seg¨²n los estudios biol¨®gicos realizados por organismos marroqu¨ªes.La nota, que fue transmitida como resultado de la visita a Marruecos del presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, considerada ¨¦sta como pol¨ªticamente positiva en Espa?a, afirma que Marruecos se estima completamente soberano para limitar el esfuerzo pesquero espa?ol y para imponer a Espa?a las limitaciones a la pesca que por razones de seguridad entienda necesarias. Asimismo, el Gobierno marroqu¨ª critica al espa?ol porque en su respuesta, dada unas semanas antes del viaje de Felipe Gonz¨¢lez a Rabat, y cuyo contenido hab¨ªa dado lugar a la anulaci¨®n del viaje que deb¨ªan efectuar a Madrid, el 17 de marzo, varios ministros econ¨®micos marroqu¨ªes, Espa?a no determina las contrapartidas financieras que entiende debe prestar a cambio de la pesca.
Este ¨²ltimo extremo ha sido explicado por la parte espa?ola como tonsecuencia por la decisi¨®n marroqu¨ª de exigir una dr¨¢stica autolimitaci¨®n del esfuerzo pesquero, que a los ministros Bar¨®n y Romero se les dijo que deb¨ªa ser del 70% del actual. Espa?a ha preferido esperar que Marruecos determine con exactitud en cu¨¢nto desea que los pesqueros espa?oles limiten su esfuerzo, antes, l¨®gicamente, de precisar cu¨¢nto se va a pagar por ello.
Estas condiciones marroqu¨ªes, que reiteran la dureza de las expuestas a Romero y Bar¨®n para un contrato global de pesca y cooperaci¨®n con vistas al a?o 2000, incluso en un tono algo m¨¢s beligerante, parece que devuelven las negociaciones hispano-marroqu¨ªes para ese tra¨ªdo y llevado acuerdo global a largo plazo a su punto de partida, es decir, a un virtual de desacuerdo total.
Se trata, sin ninguna duda, de condiciones realmente dr¨¢sticas. que no hab¨ªan entrado en consideraci¨®n durante las negociaciones con el anterior Gobierno de Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico (UCD), cuyos proyectos; originales son los que deb¨ªa haber heredado el Gobierno socialista.
La sorpresa marroqu¨ª, no obstante, pone en evidencia, una vez m¨¢s el catastr¨®fico rendimiento de los ministros Bar¨®n y Romero durante su estancia en Rabat, debido probablemente a su poco h¨¢bito de negociar con los marroqu¨ªes, pese a sus proclamaciones de principio en aquel entonces, que son las que dan pie ahora a Marruecos para considerarse asombrado.
No es la primera vez
En cualquier caso, esta no es la primera vez que ocurre algo parecido, y ya S¨¢nchez Ter¨¢n, en su momento ministro de Transportes, se hab¨ªa permitido admitir en una negociaci¨®n el principio del tr¨¢nsito de los agrios marroqu¨ªes por Espa?a, a sabiendas de que su Gobierno no lo respaldar¨ªa. Esta es, naturalmente, otra de las reivindicaciones que ahora los marroqu¨ªes consideran irrenunciables y de la cual hacen una especie de prueba de la buena voluntad del Gobierno espa?ol de cooperar con ellos. En cualquier caso, lo cierto es que los marroqu¨ªes no parecieron tan entusiasmados con los resultados de la visita de Felipe Gonz¨¢lez como demostraron estarlo la Prensa y los medios oficiales espa?oles.
En las p¨¢ginas semanales en espa?ol del diario L'Opinion, hechas por algunos hispan¨®fonos que se consideran los especialistas en las relaciones hispano-marroqu¨ªes, se afirmaba el d¨ªa 3 de abril: "Hay que se?alar que, a pesar del flujo de visitas de delegaciones en direcci¨®n Madrid-Rabat o viceversa, no se ha llegado a nada concreto. A pesar de la llamada firma de acuerdos en varios campos, en realidad y en la pr¨¢ctica existe una ausencia de cooperaci¨®n espa?ola con Marruecos. Cuando alguien viene de la Pen¨ªnsula a Marruecos, viene a buscar pescadito. Pescadito que, por supuesto, paga a c¨¦ntimos, naturalmente en pesetas".
Es indudable que ante una negociaci¨®n importante como esta todos los Gobiernos del mundo intentan argumentar lo mejor posible para obtener las mejores condiciones posibles. En ese sentido deben interpretarse las declaraciones del primer ministro marroqu¨ª, Maati Buabid, en el bar del hotel Hilton de Rabat, a un grupo de periodistas espa?oles, cuando dijo que si Espa?a no se apresuraba, otros pa¨ªses, como Estados Unidos, estaban muy interesados en cooperar en la pesca con Marruecos.
Se refer¨ªa el primer ministro a unas jornadas de pesca norteamericano-marroqu¨ªes, organizadas en Rabat muy oportunamente poco antes de la llegada de los ministros espa?oles. En realidad, los resultados de las mismas, a las que un centenar de empresas norteamericanas vinieron a Marruecos con intenci¨®n de vender y se fueron sorprendidas de la estrechez del mercado marroqu¨ª, tuvieron pocos resultados positivos para Marruecos.
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