Publicada en castellano la novela 'La chica del tambor', de John Le Carr¨¦
Espionaje y terrorismo, en la ¨²ltima obra del escritor brit¨¢nico
Un atentado contra el agregado laboral israel¨ª en Bonn confirma las sospechas de los servicios de inteligencia jud¨ªos: un aut¨¦ntico cerebro, un hombre m¨¢s preparado e inteligente que el com¨²n de los terroristas, est¨¢ detr¨¢s del trabajo: la caza de Khalil, el palestino, comienza. ?ste es el inicio de la ¨²ltima novela del escritor brit¨¢nico John Le Carr¨¦, La chica del tambor, que hoy aparece en las librer¨ªas espa?olas.
John Le Carr¨¦ imagina una complicada trama: para llegar a Khalil es necesario hacer creer que su hermano Salim ha mantenido, antes de morir, una apasionada historia de amor con una joven inglesa. Los servicios secretos israel¨ªes se afanar¨¢n para encontrar la candidata id¨®nea, convencerla para que juegue ese papel de enamorada revolucionaria, y aleccionarla para que su historia, inventada desde la a hasta la z, puesto que nunca ha conocido a Salim, tenga visos de credibilidad ante los ojos expertos del jefe palestino.Los personajes, como casi todos los de Le Carr¨¦, son una extra?a mezcla de frialdad, fanatismo, humanidad y crueldad. B¨¢sicamente, la novela se mueve en torno a cuatro hombres y una mujer.
Kurtz, alias Schulmmann, Marty... Agente israel¨ª encargado de la operaci¨®n. Jam¨¢s se presenta con nombre y apellido: "S¨®lo un nombre, sin rango ni t¨ªtulo acad¨¦mico, secci¨®n u ocupaci¨®n". "Quiz¨¢ ha visto tantas cosas que la piedad ha muerto en ¨¦l", piensa Alexis, el alem¨¢n que recuerda a Smiley. Sabemos que Kurtz no es sabra (palestino nacido en Israel) y que no tiene la "elitista formaci¨®n de los kubutzins o de la universidad hebrea". Habla varias lenguas, jam¨¢s contesta con precisi¨®n y su frialdad da dolor de est¨®mago.
Joseph, alias Peter, Jos¨¦... Agente israel¨ª encargado de seducir a Charlie, la joven inglesa, y de hacerla amar al mismo tiempo a un ser que no conoce, el hermano de Khalil. Cuando interpreta para Charlie el papel de Salim, enamorado y revolucionario, Charlie nunca sabe qui¨¦n habla. "Los sionistas mataron a mi abuelo. Obligaron a mi padre a presenciar la ejecuci¨®n'. ?Es eso verdad? Desde luego. Pero Charlie no pudo saber qui¨¦n le hab¨ªa contestado, si Joseph o Salim".
Su ¨²nico gesto cuando su jefe lleva a Charlie hacia la destrucci¨®n ser¨¢ taparse la cara con las manos en se?al de agotamiento. Sin embargo, Litvak, su compa?ero pero no amigo, le reprocha que tarda demasiado en aleccionar a la joven. "?Sabes por qu¨¦? -dice Litvak a Kurtz-, porque ya no le gusta matar". "Eres un hijo de perra -le grita Charlie- Sois todos definitivamente hijos de perra, pero t¨² eres el m¨¢s grande de todos ellos, porque conoces los dos lados".
Vodka y mujeres
Salim, alias Yanuka, Michael... Le gustan el vodka y las mujeres; quiere a su hermana F¨¢tima y a su hermano Khalil; ha visto la destrucci¨®n de su familia y trabaja para la red terrorista. S¨®lo mediante el enga?o, demasiado sofis ticado para que pueda intuirlo, lograr¨¢n los israel¨ªes obtener de ¨¦l suficiente informaci¨®n para crear su romance con Charlie. Ella le ver¨¢ -s¨®lo una vez, antes de que los agentes israel¨ªes le maten fr¨ªamente, para que pueda conocer sus manos, su figura, su forma de escribir. "Charlie, esto puede ser un poco emotivo. Si te sientes enferma recuerda s¨®lo que ha matado a muchos inocentes. Todo el mundo tiene un rostro humano, y este muchacho no es una excepci¨®n. Lo importante es que no le hables", le dir¨¢ Kurtz. "Era guapo, tan guapo como Joseph le hab¨ªa explicado, incluso m¨¢s a¨²n".Charlie: veintis¨¦is a?os; pelirroja, ojos azules, actriz, brit¨¢nica. "No es la m¨¢s guapa de las mujeres, pero su atractivo sexual es radiante. Insegura y fant¨¢stica, se ha inventado una historia sobre su padre y su maldita madre, que Kurtz desmontar¨¢ cuidadosamente. Se ha fabricado tambi¨¦n una imagen de apasionada revolucionaria, oponente al apartheid, militante pacifista, sufista, manifestante antinuclear y "hasta que volvi¨® a fumar, campeona de las campa?as para prohibir el tabaco en los teatros y locales p¨²blicos".
Terrorismo
Khalil: perdi¨® una mano contra los israel¨ªes. Su padre, un palestino culto que cre¨ªa en Gran Breta?a y que no quiso abandonar su villa natal, Hebr¨®n, le oblig¨® a aprender el hebreo cuando era un ni?o y a conocer la cultura jud¨ªa. Cuando ha perdido todo, pone su talento e inteligencia al servicio del terrorismo contra los israel¨ªes en Europa."?Sabes lo que me dijo el otro d¨ªa un amigo, Charlie? Me dijo: '?Cu¨¢nto tiempo vamos a continuar con este trabajo? Nadie nos ayuda, nadie nos lo agradece. Hacemos grandes discursos, enviamos buenos oradores a las Naciones Unidas, y si esperamos otros cincuenta a?os quiz¨¢ nuestros nietos, si est¨¢n vivos, lograr¨¢n un poquito de justicia'. Se interrumpi¨® y le mostr¨® los cinco dedos de su mano buena. Ahora nos matan nuestros hermanos ¨¢rabes, nos matan los sionistas, nos matan los falangistas, y aquellos de nosotros que consiguen vivir van a la di¨¢spora, como los armenios, como los jud¨ªos. Hizo un gesto astuto. Pero s¨ª hacemos algumas bombas, que matan unas pocas personas, s¨®lo por dos minutos de historia...".
Le Carr¨¦, diplom¨¢tico brit¨¢nico retirado, no salva tampoco a su pa¨ªs. Cuando todo est¨¦ perdido, Khalil se volver¨¢ a Charlie para decirle: "Eres el mismo ingl¨¦s que vendi¨® a mi pueblo".
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