Una escena pol¨ªtica dominada por los Ceaucescu
El 20 de marzo, en un programa de televisi¨®n, un amplio coro de ni?os pioneros entonaba un c¨¢ntico en honor de Ruman¨ªa y de su l¨ªder Nicolae Ceaucescu. El recital termin¨® con sendas poes¨ªas dedicadas al conducator del pa¨ªs y a su esposa Elena, que ocupa el segundo lugar en la jerarqu¨ªa del r¨¦gimen y que mantiene un riguroso control sobre el mundo de la cultura y en la organizaci¨®n del partido.El culto a la personalidad es una constante en la vida pol¨ªtica rumana, aunque es necesario admitir un sentimiento favorable de la poblaci¨®n hacia Ceaucescu, reconocido por los propios occidentales que viven en Ruman¨ªa. Este sentimiento procede del liecho de que no haya tropas extranjeras -sovi¨¦ticas- en el territorio nacional y de que el Gobierno haya adoptado determinadas medidas pr¨¢cticas de alejamiento del Pacto de Varsovia, tales como la escasa concurrencia a las maniobras militares conjuntas.
Sin embargo, la presi¨®n pol¨ªtica se ha acentuado en los ¨²ltimos meses, coincidiendo con el empeoramiento de la crisis econ¨®mica.
El descontento popular se manifiestan t¨ªmidamente en las largas y lentas colas. Las explosiones de ira social contra las autoridades -como el asesinato el a?o pasado de un dirigente comunista en Gheorghiu- se convierten en rumores, a consecuencia del silencio oficial. De esta manera, el dirigente sindical Georghe Alboiu declar¨® que, en 1977 y 1981, no se "produjeron huelgas obreras, sino ciertos problemas originados por una falta de discusi¨®n".
Rumania no es Polonia, porque la presi¨®n policial siempre fue mayor en el pa¨ªs balc¨¢nico y hay un estricto control social. Las posibilidades de organizar una oposici¨®n resultan casi nulas. Es lo que ocurri¨® con el Sindicato Libre de Trabajadores Rumanos (SLOMR) -la Solidaridad rumana- Alboiu tuvo que corregir la primera respuesta sobre el tema, cuando dijo que "eso no existe". Ante la insistencia, contest¨®: "Bueno, los obreros rumanos no saben nada del SLOMR".
El control sobre el partido
Tanto el Partido Comunista Rumano (PCR) como los sindicatos est¨¢n firmemente sujetos por el poder de Ceaucescu. Lo que se denomina rotaci¨®n de cuadros en el seno del PCR obedece -seg¨²n Fejes Gyula, miembro del comit¨¦ central del PCR- "a los aspectos espec¨ªficos de nuestra sociedad. Somos un pa¨ªs en desarrollo, con un partido ¨²nico que necesita perfeccionar a sus cuadros. La rotaci¨®n aumenta la experiencia pol¨ªt¨ªca y social".Hay una negativa absoluta, por parte de Gyula, a identificar rotaci¨®n de cuadros con depuraci¨®n. Pero en el mismo sistema est¨¢ impresa la arbitrariedad, porque el cambio de puesto se establece analizando cada caso concreto y no hay norma legal que establezca el porqu¨¦, c¨®mo y cu¨¢ndo debe llevarse a cabo la rotaci¨®n.
Tal vez haya dos temas especialmente tab¨²es en la pol¨ªtica rumana: el faccionalismo en el partido y el poder de la familia Ceaucescu. Desde Gyulas hasta el ex embajador rumano ante la CSCE Valent¨ªn Lipati, pasando por periodistas oficiales, hay un reconocimiento de que "en el partido no hay tendencias".
Sin embargo, el misterioso tema de un posible compl¨® militar el pasado mes de enero -desmentido rotundamente en Bucarest y acogido con escepticismo en medios. occidentales- puso sobre el tapete el tema de las facciones en el seno del PCR. Lipati fue categ¨®rico al declarar que en Rumania "no hay un clan de los militares que juegue un papel pol¨ªtico, ni siquiera como corrector. Mucho menos se puede hablar de bonapartismo".
Para diplom¨¢ticos y periodistas del Oeste no cabe la menor duda de que existe un grupo prosovi¨¦tico, favorecido con la llegada de Yuri Andropov al poder. El l¨ªder sovi¨¦tico no tiene muchas simpat¨ªas por el sistema rumano. Una fuente diplom¨¢tica occidental coment¨® que desde la reuni¨®n de Praga, en enero pasado, en que Bucarest mantuvo un tono de cr¨ªtica; la URSS y sus aliados no ocultaron su desconfianza para con Ceaucescu.
El l¨ªder rumano tiene, a ambos lados, dos fuerzas que podr¨ªan ocasionarle problemas en el futuro: el Ej¨¦rcito y el aparato del partido. El primero tiene el ejemplo de Jaruzelski, en caso de que la situaci¨®n econ¨®mica en Ruman¨ªa se volviese catastr¨®fica, y el segundo podr¨ªa inquietarse si se hicieran reformas profundas.
Para nadie pas¨® desapercibido el hecho de que Ceaucescu se dirigiera, a principios del pasado mes de marzo, a todos los mandos militares del pa¨ªs -por primera vez en muchos a?os- para alertarles de que es necesaria la politizaci¨®n conforme al esquema ideol¨®gico del partido. Por el contrario, en la Conferencia Nacional del PCR, unas semanas antes, explic¨® claramente a los cuadros que "el Estado est¨¢ por encima del partido". El Estado lo encarna el tovarul Nicolae Ceaucescu, cuyos discursos ocupan lugar preferente en las librer¨ªas. Le sigue su esposa, y se puede encontrar todo un rastro familiar en altos puestos del poder. Ante este tema, el de un nepotismo evidente, el silencio y las evasivas es la respuesta habitual.
Los contactos con los occidentales est¨¢n limitados y, naturalmente vigilados. A finales del pasado a?o se promulg¨® una ley de seguridad del Estado que establece obst¨¢culos para que funcionarios de la Administraci¨®n rumana puedan filtrar noticias -no secretos de Estado- a sus colegas occidentales.
Pero es el tema de las tasas de emigraci¨®n el que ha provocado recientemente mayor esc¨¢ndalo, con la sanci¨®n norteamericana de retirar a Ruman¨ªa la cla¨²sula de naci¨®n favorecida. La medida, seg¨²n versiones no oficiales, eman¨® directamente de Ceaucescu.
Seg¨²n la nueva legislaci¨®n, cada ciudadano que desee emigrar de Ruman¨ªa deber¨¢ pagar en divisas occidentales el coste de su educaci¨®n media y superior. La declaraci¨®n oficial en el Ministerio de Asuntos Exteriores es que se trata de un "asunto interno" y que el tema del pago en divisas no es problema "porque los ciudadanos pueden tener cuentas corrientes en el banco Exterior".
Las tasas de emigraci¨®n para un doctor en Medicina o un ingeniero oscilan entre 17.000 y 20.000 d¨®lares -cifras no oficiales-. Con sueldos entre 2.000 y 3.000 leis mensuales (un le¨ªs equivale a unas 11 pesetas y un d¨®lar a unos 12 leis) y pudiendo cambiar en el mercado negro, descontando cierta cantidad para manuntenci¨®n, un rumano tardar¨ªa 21 a?os en conseguir los d¨®lares requeridos, y naturalmente se le pedir¨ªa explicaci¨®n de esas divisas, porque las cuentas del banco Exterior s¨®lo est¨¢n abiertas para quienes consiguen ingresos trabajando en el extranjero con permiso oficial (obreros en pa¨ªses ¨¢rabes, por ejemplo). ?C¨®mo justificar los d¨®lares cuando no has emigrado, porque es eso precisamente lo que deseas?.
El 'ni?o travieso' del Pacto
La pol¨ªtica internacional, con relativa independencia de los dictados de Mosc¨², es la gran baza que juega Ceaucescu. La fama rumana de ni?o travieso del Pacto de Varsovia tiene bastante justificaci¨®n, aunque se haya atemperado ante el tema polaco y afgano."Ocurra lo que ocurra en la inmediata escena internacional, Ruman¨ªa mantendr¨¢ sus gastos militares congelados hasta 1986", declar¨® Lipati, "y es impensable que el tema provoque alg¨²n tipo de represalia de parte de nuestros aliados".
Al margen de la falta de espontaneidad de las manifestaciones que organiza el poder en pro del desarme, el hecho cierto es que la sociedad ve con buenos ojos la congelaci¨®n de gastos militares.
Este papel de ni?o travieso no es del agrado de los nuevos dirigentes de Mosc¨², seg¨²n algunas versiones, corroboradas en cierta manera por el recelo de los medios rumanos consultados. Es l¨®gica la inquietud del Kremlin ante la posibilidad de una repetici¨®n del fen¨®meno polaco, producto de la deficiencia econ¨®mica y la, a veces, arbitraria gesti¨®n pol¨ªtica.
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