V¨¢zquez Montalb¨¢n habla de gastronom¨ªa en la presentaci¨®n de su ¨²ltima novela
La ocurrencia, por parte de la Editorial Planeta, de situar la acci¨®n de la presentaci¨®n madrile?a de Los p¨¢jaros de Bangkok, celebrada anteayer, en un ex¨®tico restaurante puso a los asistentes en la tesitura de pedirle constantemente a Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n que se definiera en relaci¨®n con los manjares a degustar. Ello desvi¨® un tanto el coloquio que sigui¨® a la comida del tema trazado al inicio por Fernando Savater en torno a la legitimidad del ¨¦xito de venta, pero no consigui¨® poner a prueba la paciencia del padre de Pepe Carvalho.
Todos nos sentamos en tomo a nuestras respectivas mesas con el sentimiento de cobayas en trance de otorgar toda nuestra confianza a V¨¢zquez Montalb¨¢n, porque cualquiera se la niega despu¨¦s de haber le¨ªdo sus minuciosas recetas tailandesas, sensatamente mezcladas, por ejemplo, con la reconfortante recomendaci¨®n de consumir alb¨®ndigas en el bar Egipto de Barcelona. Sin embargo, nuestra fe empez¨® a sufrir serias embestidas cuando supimos, por boca del propio autor, que ¨¦l se hab¨ªa limitado a solicitar un restaurante "lo m¨¢s ex¨®tico posible".Savater se refiri¨® a aquellas palabras de Gide en las que dec¨ªa: "Ay de aquel escritor que no pueda ser resumido en una sola frase, porque nunca ser¨¢ entendido". Dijo que al autor de Los p¨¢jaros de Bangkok no se le pod¨ªa resumir pero que, en definitiva, Gide estaba hablando de Dostoievski, lo que no deja de ser un consuelo para Manolo V¨¢zquez. A?adi¨® que, por su pluralidad de actividades, el homenajeado est¨¢ condenado a sufrir la envidia de sus compatriotas, "porque en este pa¨ªs los vers¨¢tiles despiertan animadversi¨®n; la gente critica a quienes hacen bien muchas cosas, y, a menudo, los que critican no saben hacer bien ni una sola". Habl¨® tambi¨¦n del sentido peyorativo que aqu¨ª se le da al best seller, y acab¨® citando a Umberto Eco y su valoraci¨®n del costo del best seller, lo que constituy¨® uno de los momentos m¨¢s divertidos del acto.
Habl¨® de "ese antih¨¦roe entra?able, esc¨¦ptico y hedonista que es Pepe Carvalho, que tiene una cierta moral, aunque no coincida con la moral de la sociedad. Yo dir¨ªa que la caracter¨ªstica particular de este detective es su desconcierto. Es un personaje desconcertado, no en lo profesional, que ah¨ª se las arregla muy bien, sino en cuanto al final de las cosas, al ¨²ltimo porqu¨¦. Es un hombre que acaba por darse cuenta, con asombro, de que la realidad nunca concuerda".
Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n le escuchaba con el adem¨¢n reconcentrado de un colegial, los brazos cruzados sobre la mesa y los ojos clavados en la pelusa de los antebrazos. Cuando le toc¨® el turno, habl¨® as¨ª: "Voy a decir muy poco porque he cometido el error de elegir muy bien a los dos presentadores de mi libro. Yo he escogido a Gimferrer (en Barcelona) y Savater (en Madrid) no tanto para que hablen por m¨ª como para obligarles a leer Los p¨¢jaros de Bangkok, porque creo que el escritor debe tener el privilegio de poder elegir a sus lectores, ejercido a trav¨¦s de la elecci¨®n de sus presentadores".
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