Personajes femeninos, metonimia de la escritora
El 31 de diciembre de 1937 Luis Burbano, desde las p¨¢ginas de un peri¨®dico catal¨¢n, escrib¨ªa un art¨ªculo sobre Meircedes Rodoreda (Mercedes y no Merc¨¨) ganadora, por su obra, Aloma, del premio Crexells 1937, otorgado por la Generalitat.Burbano dedicaba pr¨¢cticamente la mitad de su art¨ªculo a glosar la belleza de la escritora: "s¨ª, indudablemente es bonita. Pero de una belleza suave, poco llamativa, de una belleza que atrae sin acabar de definirse, que se proyecta sin alardes, que produce una sensaci¨®n amable sin reclamar admiraciones". Luego, tras una r¨¢pida enumeraci¨®n de su producci¨®n, "muy de mujer" afirmaba que Aloma era, seg¨²n "sabio diagn¨®stico del jurado del Crexells" su mejor novela y cerraba con una advertencia a los admiradores: "Mercedes Rodoreda est¨¢ casada y tiene un hijito de ocho a?os".
Por suerte, Merc¨¨ Rodoreda ha contado a lo largo de su carrera de novelista con otros cr¨ªticos de la categor¨ªa de Joaquim Molas o Carme Arnau que se han dedicado, con indudable acierto, a analizar su obra. Sin embargo, el art¨ªculo de Luis Burbano, cuyo tono hubiera sido totalmente distinto si hubiera tratado la obra de un hombre, es sintom¨¢tico, por un lado, de una actitud marcadamente sexista, por otro, de un inter¨¦s, que duda cabe, por la vida de la escritora Merc¨¨ Rodoreda, que nos sorprendi¨® a todos declarando el a?o pasado en televisi¨®n, sin ninguna iron¨ªa, que la mujer desciende de una costilla del var¨®n porque as¨ª lo asegura la Biblia, intent¨® celosamente ocultar su vida, neg¨¢ndose siempre a contar sus intimidades. Tal vez por que, en cierto modo, hace p¨²blica confesi¨®n de todas ellas, a tra v¨¦s de sus libros. Sus personajes femeninos, puestos en pie de manera magistral, no son sino pura metonimia, prolongaci¨®n de s¨ª misma.
Aloma, Colometa, Teresa Goday de Valldaura, aunadas nos muestran diversos aspectos de su vida. No obstante, Merc¨¨ Rodoreda evita pudorosamente desnudarse ante su p¨²blico. Deja, eso s¨ª, que el lector pueda entrever tras lo visillos de la ventana, a trav¨¦s de una rendija de la puerta, la habitaci¨®n donde transcurren los hechos, e incluso le incita a que se acerque y observe, sin tocar, por supuesto, la suavidad de los encajes del deshabille de la se?ora Valldaura, la protagonista de Mirall trencat. De este modo Merc¨¨ Rodoreda convierte a sus lectores en c¨®mplices.
Casi sin darnos cuenta nos adentra en su universo de ficci¨®n, perfectamente construido, y nos aboca a su concepci¨®n del mundo. Tal vez una de las claves de su ¨¦xito haya que buscarla ah¨ª.
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