Nueva respuesta de Jacobo Mu?oz
Comprendo que Oswaldo Market desee ser el ¨²nico catedr¨¢tico de Historia de la Filosof¨ªa del mundo, dado que no tiene otra se?a de identidad filos¨®fica con que alimentar su ego fichteano. Pero que su evidente crispaci¨®n le lleve a calumniar y difamar mi actividad acad¨¦mica y cierre los ojos a la legislaci¨®n vigente en los t¨¦rminos en que lo hace en su policiaca misiva del pasado d¨ªa 6 indica que aqu¨¦lla -notablemente acentuada desde el pasado oto?o- est¨¢ produci¨¦ndole un deterioro psicol¨®gico alarmante.Market -que pertenece al grupo residual de viejos catedr¨¢ticos absentistas que completan su dedicaci¨®n exclusiva con cursos que no dan- me acusa, por ejemplo, de haber abandonado mis clases durante los meses de octubre y noviembre de 1982, fechas en que tuve que formar parte de un tribunal de oposiciones presidido por Carlos Paris. 0 afirma que estoy expedientado por el rector, cosa de todo punto falsa. Me remito al decanato de mi facultad y al rector de la Complutense -los verdaderos agredidos por Market-, as¨ª como a mis alumnos y colaboradores.
Lo que Market no cuenta es que desde que obtuve la plaza que hoy ocupo -tras unas oposiciones, parte de cuyo tribunal fue sometido ya a presiones de las que le supongo al menos enterado- ha hecho cuanto ha estado en su mano, atribuy¨¦ndose una autoridad de la que carece y apoy¨¢ndose en el vac¨ªo legal existente, para dificultar el normal desarrollo de mi trabajo. Y as¨ª convoca ex¨¢menes de mis
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asignaturas en fechas diferentes a las de mis propias convocatorias para poder acusarme de incomparencia; intenta una y otra vez, sin conseguirlo, como en su d¨ªa hizo con Jos¨¦ Luis Abell¨¢n, que se me abra expediente sin raz¨®n para ello; urge a la decana de mi facultad a secundar sus turbias maniobras represivas en t¨¦rminos irreproductibles; intenta privarme de la docencia que legalmente me corresponde; me acusa por escrito de faltas graves que no he cometido; dificulta la lectura de tesis de licenciatura que dirijo; veta a los profesores que tienen o han tenido relaci¨®n profesional conmigo para tribunales, como acaba de hacer con Emilio Lled¨®; intenta condicionar mis programas, como si la libertad de c¨¢tedra todav¨ªa no estuviera reconocida; trata de chalanes a los profesores y estudiantes que piden una renovaci¨®n del plan de estudios... En fin, me remito al voluminoso expediente que el decanato de mi facultad posee sobre sus abusos y tergiversaciones.
Y en cuanto a mi supuesta patente de corso, comprendo que Market perciba as¨ª, dada su concepci¨®n de la Universidad -formada, en lo esencial, en su largo per¨ªodo de mandarinato en el Portugal de Oliveira Salazar-, lo que no es sino la defensa de mis derechos contra sus ataques, que desde 1979 vienen haciendo las autoridades de que ambos dependemos. Por lo dem¨¢s, no le creo en condiciones de rendir dividendo alguno. Por mi parte, puede seguir haci¨¦ndose tan elegante marketing a mi costa el tiempo que guste o le dejen. Doy por terminada mi participaci¨®n en esta edificante correspondencia. /
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