Monstruo sagrado
Un gran superviviente. Ser, nada m¨¢s que a los 60 a?os, superviviente de una manera de hacer teatro significa. que las cosas van muy de prisa en este arte, en la velocidad de su cambio. Vittorio Gassman se mantiene dentro del teatro de lenguaje, de palabra, y dice que "el teatro pertenece al actor y no al director de escena": habr¨ªa que a?adir que es el teatro de protagonista, de gran figura. En tiempos se llamaba a estos actores monstruos sagrados, pero Gassman es un monstruo dom¨¦stico, aproximado al p¨²blico, no enf¨¢tico, sino simp¨¢tico. Con una biograf¨ªa de amor al teatro, probablemente en muchas ocasiones menos remunerador para ¨¦l que el cine; teatro que ha llevado con una carpa a los lugares donde habitualmente no entraba, que sostiene con una escuela propia -La Bottega, de Florencia-, donde se ense?a -dice ¨¦l- libertad, algunos principios y mucho de locura".Toda la segunda parte del recital que da en Madrid es como un homenaje al teatro, una reflexi¨®n sobre el actor. Tiene el punto di partida, y algunas referencias, en un famoso acto de Chejov que en Espa?a se ha dado con varios nombres; el original es El canto del cisne: un viejo actor -68 a?os- que se ha dormido -junto a la botella- en el teatro y vac¨ªo.
'Informe para una academia de Kafka; 'El hombre de la flor en la boca', de Pirandello; 'Las picard¨ªas del teatro', de Codignola
Int¨¦rprete: Vittorio Gassman (ayudado por Nino Prester y, Maite Mart¨ªn Moro). Estreno, Teatro Monumental (III Festival Internacional de Teatro de Madrid), 13 de abril de 1983.
Engarza en ¨¦l Gassman algunos grandes fragmentos de Shakespeare -Otelo, Hamlet, Ricardo III- de forma que salta f¨¢cilmente del personaje de Chejov a la actuaci¨®n de un gran actor y de ¨¦sta al coloquio acerca de su concepto del teatro.
La primera parte est¨¢ compuesta por dos breves piezas, tambi¨¦n muy repetidas: el Informe para una academia, de Kafka, y El hombre de la flor en la boca, de Pirandello. Del Informe queda aqu¨ª siempre el recuerdo de la interpretaci¨®n magistral de Jos¨¦ Luis G¨®mez. Gassman lo hace apoy¨¢ndose mucho m¨¢s -es su escuela- en el texto, en la palabra, que en la m¨ªmica y en la expresi¨®n corporal.
Mediterr¨¢neo, comunicativo, pero nunca exagerado, da a los textos todo su valor; a veces, m¨¢s del que tienen intr¨ªnsecamente. L¨¢stima de micr¨®fono que se lleva consigo una gran parte de la voz y sus inflexiones, y se las lleva a un altavoz que, naturalmente, quita profundidad y relieve a la interpretaci¨®n. Debe ser una necesidad, pero deja una sensaci¨®n de frustraci¨®n. Un artista de la voz no puede tener intermediarios electr¨®nicos. Y es una contradicci¨®n con lo que ¨¦l mismo defiende.
Como corresponde a un monstruo sagrado, el entusiasmo y el calor del p¨²blico fueron crecientes hasta el final -que coron¨® con un bello poema de Alberti, recitado en italiano y en castellano-, como una prueba de que Gassman a¨²n tiene raz¨®n y que un actor solo en un escenario basta para crear el teatro.
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