Espa?a y su pol¨ªtica exterior

A casi cinco meses de su toma de posesi¨®n, hay ya indicios y realidades que permiten responder a una de las preguntas claves de la pol¨ªtica espa?ola desde el cambio de r¨¦gimen, en 1976, y que qued¨® difusa y vaporosa tras las sucesivas expenencias de Gobiernos centristas: ?d¨®nde estamos en pol¨ªtica exterior?Estamos en todas partes sin ser estables en ninguna, dice y repite la oposici¨®n. Intentamos introducir, como potencia mediana democr¨¢tica y pac¨ªfica, otros puntos de vista para moderar el papel de las grandes potencias en un mundo peligrosamente bipolar, acaba de formular en M¨¦xico el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Mor¨¢n. El ministro viene as¨ª a justificar una pol¨ªtica exterior que en cinco meses no ha superado la fase de tanteos y di¨¢logos.

La realidad es que no se sabe exactamente d¨®nde est¨¢ Espa?a en su pol¨ªtica exterior. Era l¨®gico dar un primer plazo prudencial al Gobierno hasta que fijara una l¨ªnea coherente y seguida a raja tabla. M¨¢s a¨²n cuando, ciertamente, la herencia recibida por el Gobierno socialista en este aspecto brillaba por su ambig¨¹edad, exceptuando los primeros pasos dados por el Gobierno Calvo Sotelo de integraci¨®n en la OTAN. Es m¨¢s: en el resto de la pol¨ªtica exterior es donde el nuevo Gobierno ten¨ªa y tiene uno de los mejores tests para apli,car el objetivo de Felipe Gonz¨¢lez de "que Espa?a funcione". La realidad hay que aceptarla, sin embargo, tal como es: en pol¨ªtica exterior, Espa?a no funciona.

Parece inexcusable comenzar con el tema m¨¢s fuerte y ahora candente: el de Gibraltar. A ¨¦l aludi¨® expl¨ªcitamente el que ser¨ªa pre sidente del Gobierno socialista en su mensaje al pa¨ªs en la noche electoral del 28 de octubre. Una de las primeras decisiones del Gobierno socialista fue la apertura de la verja de Gibraltar. Acto realista, tras la ineficacia de la decena de a?os en que permaneci¨® cerrada, siempre que en correspondencia se advirtiera una evoluci¨®n en la postura brit¨¢nica. En su visita a Londres, el ministro Fernando Mor¨¢n volvi¨® con las manos vac¨ªas, lo que no fue obst¨¢culo para que, como si todo transcurriera en el mejor de los mundos, el Gobierno espa?ol se dignara invitar a la primera ministra brit¨¢nica a Madrid. Ahora, la semana pasada, s¨®lo las protestas verbales han cabido ante el env¨ªo brit¨¢nico de la Royal Navy a Gibraltar. No es que la propuesta del jefe de la oposici¨®n, enviar tambi¨¦n a la Marina espa?ola a Gibraltar, sea realmente un dechado de pol¨ªtica eficaz, sino irrealista, pero, l¨®gicamente, hab¨ªa que esperar m¨¢s de un Gobierno que se ve de nuevo humillado y despreciado por la persistente postura brit¨¢nica.

18 de abril