Gibraltar, sin restricciones

Los rumores de que las defensas de Gibraltar han sido reforzadas contra una posible invasi¨®n estilo Malvinas han sido categ¨®ricamente negados por el Ministerio de Defensa despu¨¦s de que la flota brit¨¢nica, que atrac¨® all¨ª la pasada semana, se prepara para salir tras una inc¨®moda semana para la Roca. ( ... )En el cargo desde hace apenas cuatro meses, el nervioso (pero lejos de indeciso) Gobierno socialista de Felipe Gonz¨¢lez, el primero de ese color en Espa?a en m¨¢s de cuarenta a?os, se enfrenta a su primera prueba de popularidad nacional en las elecciones locales del 9 de mayo. No ha tenido a¨²n tiempo de poner en orden la maltrecha econom¨ªa, pero se ha embarcado en un programa de prudente, pero de aut¨¦ntica reforma, a despecho del establishment en general y del arrogante estamento militar en particular. Es, por consiguiente, comprensible que sienta la necesidad de demostrar unas impecables credenciales nacionalistas y patri¨®ticas para probar que los socialistas espa?oles son espa?oles antes que socialistas. Una de las formas evidentes de hacerlo es pedir la devoluci¨®n de Gibraltar; otra es rechazar cualquier sugerencia de que los enclaves de Espa?a en Ceuta y Melilla, en el norte de ?frica, deben ser devueltos. Ello parece una paradoja de la postura diplom¨¢tica espa?ola, pero es absolutamente l¨®gico desde el punto de vista de su concepto del honor nacional.

El peligro para el Reino Unido radica en calificar todo el alboroto como histrionismo y s¨®lo eso. Espa?a acaricia el sue?o de acaudillar una especie de Commonwealth hisp¨¢nica que vaya desde Puerto Rico hasta la Patagonia. ( ... ) Madrid se ve¨ªa, pues, obligado a levantar la voz por la presencia del Invincible, m¨¢s a¨²n, por la presencia del pr¨ªncipe Andr¨¦s. ( ... ) Ahora bien, Gonz¨¢lez hizo un gesto limitado, al acceder al puesto en diciembre, al abrir la frontera para el paso peatonal, en tanto que el Reino Unido no ha correspondido con un gesto propio.

La funci¨®n del Reino Unido en el incumplido acuerdo de Lisboa es hablar sobre el futuro de Gibraltar sin ninguna restricci¨®n. Dichas conversaciones no significan nada para Espa?a, a menos que se incluya en el orden del d¨ªa la soberan¨ªa sobre la Roca. El honroso aprieto en que se encuentra el Reino Unido deriva de la obligaci¨®n que tioe de respetar los derechos de los gibraltare?os, cuyas expenencias sufridas a manos de Franco contribuyen a explicar una lealtad a toda prueba a cuanto sea brit¨¢nico, que -no hace falta decirlo- va mucho m¨¢s all¨¢ que una proclividad hacia una acci¨®n laboral contraproducente. Lo mejor que puede hacer Espa?a es que, inmediata y permanentemente, la frontera sea irrelevante para que, a medio plazo, los gibraltare?os lleguen a darse cuenta de que no tienen nada que perder. ( ... )

19 de abril