Violadores
Los violadores, estupradores y raptores tienen suerte. Hasta ahora sus v¨ªctimas pod¨ªan perdonarles el delito, con lo cual los violentos, estupristas y raptantes regresaban tan ricamente a sus labores sin cumplir ning¨²n castigo. Y ahora la reforma del C¨®digo Pena? recoge el tema, puntualizando tan s¨®lo que dicho perd¨®n "no extingue la acci¨®n penal", una frase que no s¨¦ muy bien qu¨¦ significa: a los perdonados, ?se les va a rebajar la condena, o a casar con la violada, o a conmutar la pena por tres en¨¦rgicos capones de advertencia? Y, si el perd¨®n no va a influir en la sentencia, ?para qu¨¦ diantres citarlo?.Se trata de una curiosa excepci¨®n dentro del C¨®digo, porque en ning¨²n otro crimen se contempla el magn¨¢nimo perd¨®n del agraviado. Habr¨ªa que ver la cuchufleta judicial que se armar¨ªa si un presidente de Banco, es un decir, intentase perdonar al ladr¨®n que le ha robado 100 millones; dijera lo que dijese el improbable banquero, los tribunales condenar¨ªan ejemplarmente al acusado, porque el robo es considerado un delito social, perverso y castigable en cualquier caso. Los violadillas, estupredadores y raptarios, en cambio, han sido puestos alegremente en libertad durante a?os. Bastaba con amedrentar un poco m¨¢s a la v¨ªctima o con comprarle el perd¨®n a ella y, sobretodo, a sus parientes. Porque hay familias que, puestas a vender el virgo de la ni?a, no encuentran gran diferencia entre venderlo por la v¨ªa conyugal o por una v¨ªa m¨¢s violenta.
Al incluir la palabra perd¨®n, se insin¨²a que hay mujeres a las que les da cierto gustirrin¨ªn el ser violadas: es el salvaje ¨¦xtasis de ser desgarrada en un solar. Como si la violaci¨®n no fuera un delito en s¨ª, una aberraci¨®n objetivable, sino que dependiera de c¨®mo se lo tome la atacada: all¨¢ ella con sus interiores y sus bajos (bajos sobre los que, por cierto, todo el mundo parece con derecho a opinar cuando se trata del tema de aborto). Este perd¨®n, ¨²nico en el C¨®digo, patentiza que tiene m¨¢s reprobaci¨®n social el robo por tir¨®n de un bolso que el robo de tu propia vagina por un b¨¢rbaro. Los delitos contra la propiedad privada son un¨¢nimemente condenados. Pero el cuerpo de la mujer no es considerado como suyo y ni siquiera, por lo que se ve, como privado.
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