Cultura valenciana: un movimiento rom¨¢ntico
El romanticismo se caracteriza, seg¨²n Navas Ruiz, por el gusto hacia lo local y por el af¨¢n de diversificaci¨®n de lo regional, que se oponen as¨ª a un pretendido universalismo humano sin matices diferenciadores. En el romanticismo se revalorizan ideas, actitudes y ¨¦pocas antes desde?adas. El romanticismo busca los or¨ªgenes, las ra¨ªces de nuestras lenguas, los soportes de nuestra caricatura actual. Romanticismo es melancol¨ªa del pasado, nostalgia y dolor por lo lejano, b¨²squeda de or¨ªgenes y de explicaciones en el permanente retorno de la historia. Romanticismo es reencuentro con una patria perdida y recuperaci¨®n de nuestra lengua ancestral.Este sentimiento rom¨¢ntico encuentra expresi¨®n en im¨¢genes literarias, en met¨¢foras, emblemas y s¨ªmbolos, en intentos de fuga al pasado, en intentos de regresar al hogar materno, en leyendas de lejan¨ªa... El escritor rom¨¢ntico, desterrado en su propia patria, ha buscado siempre entre las ruinas de la historia las quimeras educativas. Se trata de desencantar la cultura petrificada...
Pero han sido siempre intentos vanos, regresos in¨²tiles, renacimientos anecd¨®ticos. Los pragm¨¢ticos, los pol¨ªticos de la polis, las multitudes urbanas, han contestado siempre con la sonrisa. ?Para qu¨¦ seguir con los recuerdos, para qu¨¦ sirven las enso?aciones?
Ahora, sin embargo, por primera vez estamos asistiendo a una etapa hist¨®rica esperanzadora. Un nuevo movimiento se est¨¢ produciendo en la cultura valenciana. Los valencianos, en nuestro af¨¢n regresivo y reduccionista, en nuestro desvar¨ªo rom¨¢ntico, en nuestra locura rom¨¢ntica, estamos buscando -al igual que nuestros abuelos griegos- una vinculaci¨®n que nos lleve hacia ese t¨®pico que ciertos soci¨®logos extraviados han dado en llamar "nuestras se?as de identidad". Estamos buscando una escuela que sea capaz de desprender de nuestros ojos esas escamas centenarias y que sea capaz de ayudamos a descubrir nuestra alma colectiva, nuestra cultura y nuestra espiritualidad, nuestro logos.
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Pedro Santonja es profesor del instituto de Villajoyosa.
Cultura valenciana: un movimiento romantico
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Pero en la b¨²squeda de estas ra¨ªces no siempre se ha empleado bien el discurso filos¨®fico. La ambig¨¹edad del mito, que es relato y no soluci¨®n de problemas, ha sido siempre lugar com¨²n en esta dial¨¦ctica sofistica de pol¨ªticos y de chamanes aficionados a la interpretaci¨®n. Hasta ahora, el pol¨ªtico valenciano, por su condici¨®n de n¨®mada, no se ha identificado nunca con los ciudadanos y aldeanos a los que representaba. Su meta no era permanecer junto al huerto familiar, junto a los bueyes paternos. El pol¨ªtico valenciano era antihoraciano, y s¨®lo era bienaventurado cuando estaba alejado de los negocios del campo, camino de la Corte.
El pol¨ªtico valenciano, aficionado a peregrinaciones y al culto sepulcral, prefer¨ªa el monasterio de El Escorial al monasterio de Poblet, la tizona del Cid o la sandalia de santa Teresa a la cimera de Jaime el Conquistador. Sus ansias de caminante meset¨¢rico iban dirigidas hacia el ¨¢gora o senado de los ancianos.
Nuestros pol¨ªticos pertenec¨ªan a esa casta de valencianos nuevos que busca en la polis el lugar abonado para sus trapicheos y comercios. El valenciano viejo, el valenciano a secas, permanec¨ªa en la aldea culta con su individualismo a cuestas, con su cultura heredada gravitando sobre ¨¦l, con su ese sonora y con su ese sorda, con su exaltaci¨®n p¨ªtica, con su experiencia m¨ªstica y mist¨¦rica, con su lengua sempiterna, al margen de dictaduras y transiciones...
La lengua se fue dispersando al faltarle el apoyo de una literatura normalizadora. Los castellanismos se incorporaron a nuestra lengua vern¨¢cula, desplazando vocablos que s¨®lo, con sabor de arca¨ªsmos, escuch¨¢bamos a nuestros abuelos.
Pero ahora parece que asistimos a un interesante momento hist¨®rico. Florecen las publicaciones literarias y las editoriales empiezan a hacer un enorme esfuerzo, La lengua materna se est¨¢ estudiando en los institutos y existen proyectos ambiciosos (radio, televisi¨®n, peri¨®dicos ... ). Esperemos que esta nueva conciencia de pueblo, de comunidad diferenciada, cale en lo m¨¢s hondo de nuestros pol¨ªticos. Esperemos que todo el pueblo valenciano, al margen de elecciones y de sufragios, participe en la recuperaci¨®n de nuestra cultura. Y esperemos que sea la Universidad, y no los aficionados a la ling¨¹¨ªstica, la que nos indique el camino a seguir para llegar a esta normalizaci¨®n de nuestra lengua.
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