Sondeo mortal
Nada mejor que una campa?a electoral para constatar el declive irremediable de lo pol¨ªtico: todas estas liturgias que empapelan los muros, atronan las ondas, corrompen la oratoria y enriquecen a los fabricantes de imagen, no son m¨¢s que rituales de muerte. Son los funerales de la pol¨ªtica grande.No muere la pol¨ªtica de exceso revolucionario, tal y como imagin¨¢bamos hace ahora veinte mayos. Ni mucho menos ocurre el crep¨²sculo ideol¨®gico por defecto democr¨¢tico, seg¨²n pronunciaban militarmente los fan¨¢ticos del pronunciamiento militar. Muere el discurso pol¨ªtico de normalidad hist¨®rica, de feliz estabilidad democr¨¢tica, por el uso regular del sufragio universal. Fallece de monoton¨ªa estad¨ªstica, a golpe de sondeo.
Dicen los que de estas cosas entienden que ya no estamos en la era del desencanto porque ese agobiante vocablo fue suprimido del lenguaje pol¨ªtico a partir de aquella noche. Digo yo que el actual silencio helado sobre aquella palabra explicalotodo no es precisamente s¨ªntoma de su decadencia, sino de su esplendor an¨®nimo.
Hubo tambi¨¦n quienes afirmaron que la liquidaci¨®n del centralismo de lo pol¨ªtico fue consecuencia del nacimiento del Estado-espect¨¢culo. Pero tampoco veo yo por las avenidas electorales demasiados fastos, pasi¨®n de muchedumbres, grandiosas representaciones espectaculares, brillos del star-system ideol¨®gico.
Para que haya espect¨¢culo es necesaria la incertidumbre. Pero los actuales dispositivos del juego electoral parecen endiabladamente tramados para eliminar cualquier suspense. La misi¨®n del candidato ya no consiste en persuadir, ni siquiera en hacer propaganda, sino en adaptar milim¨¦tricamente su cuerpo y discurso a la imagen resultante de las encuestas, los sondeos, los test, los concienzudos estudios de mercado. Primero se averigua lo que quieren las masas por medio de rigurosos, casi infalibles procedimientos estad¨ªsticos, y despu¨¦s se fabrican los candidatos a imagen y semejanza de las necesidades encuestadas. No votamos para decidir o elegir, s¨®lo para verificar la exactitud de los sondeos. Muere la pol¨ªtica de asesinato estad¨ªstico.
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